Traperos y delincuentes de los 70 se juntan en ‘Quinqui stars’: «En la España de hoy, todos somos quinquis»

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Un fotograma de la película 'Quinqui Stars'.
Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
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El director Juan Vicente Córdoba mezcla en su película ‘Quinqui stars’, que se estrena este viernes 30 de noviembre, a traperos de la escena actual con aquellos delincuentes de finales de los 70 que se convirtieron en una suerte de ‘héroes callejeros’ para una generación y protagonizaron algunas de las cintas más recordadas de la época.

«En realidad, en España a día de hoy todos somos quinquis, porque ha llegado un momento en el que hay una aceptación del hurto: esa forma de ser pícaro, de trapichear con lo legal o ilegal, de poder llevártelo en negro…al final nos implica a todos», ha señalado en una entrevista con Europa Press el realizador.

‘Quinqui stars’ junta el formato ficción con el documental a través de la figura del trapero El Coletas, quien sirve de guía para conocer a otros músicos dentro de este género como Blondie, Bea Pelea o el grupo IRA. A su vez, la cinta recupera a algunos de los personajes de películas de Carlos Saura o Eloy de la Iglesia, como José Sacristán o Daniel Guzmán.

«Yo ya venía de mi anterior trabajo en el que me cuestionaba el futuro de nuevas generaciones, esa necesidad de tener dinero contante y sonante pero a la vez trabajos precarios. Además, empecé a ver ciertos paralelismos con lo que ocurre ahora y lo poco que en ciertos temas ha avanzado la sociedad española», ha señalado.

En este sentido es donde aparece el cine quinqui, con sus personajes como El Torete o El Vaquilla, un «género propio español» que con el paso del tiempo fue ganando prestigio. «Hay un lenguaje, una geografía, una forma de vestir e incluso de atracar con la recortada, que configuraron un estilo propio», ha añadido.

En ‘Interviú’ o ‘Fotogramas’

El propio cineasta reconoce su «fascinación» por este tipo de cine, que conoció durante su adolescencia en el madrileño barrio de Vallecas en sesiones dobles. «Hay una denuncia social de un modo de vida y de las problemáticas que llevaban a los jóvenes a delinquir y salir a la calle», ha defendido.

Esos protagonistas de lo ‘quinqui’, que ni eran conscientes de formar parte de este género, terminaron convirtiéndose en «héroes de barrio y estrellas que aparecen en revistas como ‘Fotogramas’ e ‘Interviú’», si bien fue algo efímero.

Y ahí es donde Córdoba ve conexiones con los traperos actuales, a los que considera «nuevos quinquis». «Son rutilantes estrellas que cogen cualquier trabajo precario y, a través de la música, intentan salir del fango y poder soñar con ser estrellas», ha explicado el director, quien reconoce haber rodado una ficción «en la que casi el 70% es una reconstrucción de sus vidas».

A diferencia del cine quinqui, en el trap cobran protagonismo las mujeres, algo que el cineasta también ha querido reflejar. «Solo recuerdo una película, ‘Deprisa, deprisa’, en la que Berta Socuellámos está dentro del grupo que ‘da palos’, el quinqui fue muy masculino. Pero el trap es distinto, ahora las mujeres toman la voz porque la sociedad es diferente», ha añadido.

Asimismo, Córdoba ve otros paralelismos con la sociedad actual, situación que ya denuncia el propia Sacristán en la película. «A mí me gusta utilizar la palabra ‘quinqui’ como una forma de ser, no para un colectivo. Da igual que sea un chico de barrio el que delinca o un político o incluso el músico que roba a otro un ‘sampler’», ha concluido.

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