Casado, Rivera, Abascal: pónganse de acuerdo

El trío de la bencina es una antigua película alemana, fíjense, de los años treinta del siglo pasado, en la que se cuenta la historia de 3 amigos, con sus dimes y diretes, unas veces están bien, otras mal, que llega un momento en que están absolutamente arruinados, sin un marcos de los de entonces, y deciden poner una gasolinera a medias. Y al principio va muy bien. Pero hete aquí que un día aparece una clienta, muy guapa, de la que se enamoran los 3 al mismo tiempo. Y ahí empieza la disidencia. Ahí empieza la lucha por el poder de a ver quién conquista a la alemana guapa. ¿Y qué sucede? Que los 3 terminan a palos. No son capaces de reconstruir su amistad.

Esto me viene a cuento con lo que viene sucediendo con El trío de la bencina del centroderecha español. Con Abascal, Rivera y Casado. Son 3 que aspiran al mismo caso: a que la gasolinera, es decir, el poder político, les vaya bien. ¿Saben ustedes que un indocumentado, un insensato como Sánchez, prácticamente les ha comido la merienda en una primera convocatoria electoral? Y ahora hay posibilidad de recuperar la gasolinera. ¿Pero qué está pasado? Con unos dimes y diretes, con unos amagos, con unas amenazas, con un quítate tú para ponerme yo, etc, pues en este momento no es posible que todavía hayan llegado al poder.

Pónganse de acuerdo, porque aquí el rival no es ustedes; es Sánchez, que ya ha dado sus primeros pasos para saber hasta qué punto esta próxima legislatura va a ser una auténtica cruz para todo el centroderecha español, para todos los españoles de bien. Fíjense ustedes cómo ha influido sobre la Abogacía del Estado para quitar el delito de rebelión de los amotinados de hace año y pico.

¿Qué sucederá? Que como los amotinados siguen en el poder de la mano de Sánchez, aquí, en España, no quedará nada por vender, nada por cultivar. El trío de la bencina se la está jugando, por eso les pido, por favor, no sean cómo aquellos émulos del siglo XX, de 1930, que terminaron a palos por el amor de una chica.