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Motores híbridos, una tecnología que nació en la calle para avanzar en los circuitos

Toyota
La tecnología híbrida nació en la calle en el caso de Toyota, aunque posteriormente el mundo de la competición es donde más y mejor se desarrolla.

Dicen del mundo de las carreras, sea en la categoría que sea, que sirve como banco de pruebas para la tecnología de cara a instalarla posteriormente en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, hay un avance muy importante en la historia de Toyota que vimos antes en el día a día que en los circuitos, los vehículos híbridos.

La marca japonesa regresaba en 2012 a la máxima competición, compitiendo en la máxima categoría del Campeonato del Mundo de Resistencia. El objetivo estaba muy claro desde el primer momento: «Nuestra ambición es probar nuestra tecnología híbrida en la pista para que nos ayude a desarrollar aún mejores coches de calle del futuro. Llevaremos una tecnología probada y fiable a los clientes en el plazo de tiempo más corto posible», declaraba Yoshiaki Kinoshita, Presidente de Toyota Motorsport GmbH, al comenzar esa nueva etapa.

Toyota hibridos
Toyota ha obtenido grandes resultados en las carreras con su tecnología híbrida.

Dos años después, Toyota se proclamaba Campeón Mundial de Pilotos y Constructores en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA. En las celebraciones, Akio Toyoda, Presidente de Toyota Motor Corporation (TMC), incidía en la misma filosofía: “Toyota aprovechará la experiencia en el Campeonato Mundial de Resistencia para ayudar a revolucionar la tecnología híbrida y a fabricar vehículos cada vez mejores que hagan las delicias de conductores de todo el mundo”.

Sin embargo, al contrario de lo habitual, la tecnología híbrida nació en los automóviles de producción y de ahí saltó al mundo de la competición. En ambos casos, Toyota fue su creadora e impulsora: en los coches de calle, con el Prius de 1997; y en la competición, con su deseo de llevar a las carreras la tecnología híbrida, expresado en 2005 y materializado desde 2006. “Seis o siete años antes de lanzar el TS030 HYBRID de Le Mans nos dimos cuenta de que nuestro desarrollo de motores de carreras tenía que ayudar a nuestros coches de calle, de lo contrario nuestro esfuerzo no significaría nada. Por ese motivo decidimos traer nuestra tecnología verde, nuestro sistema híbrido, a las carreras, para hacer que nuestros coches fueran más eficientes”, explica Yoshiaki Kinoshita. “En comparación con el sistema KERS de la Fórmula 1, las carreras de resistencia están más estrechamente relacionadas con los coches de serie. La mitad de la tecnología híbrida de competición procede del departamento de producción híbrida en Japón, que desarrolla parte de los sistemas de competición y recupera el know-how y las tecnologías para usarlos en los coches de calle”.

Desde el punto de vista de recursos humanos, la mitad del equipo de ingenieros especializados en tecnología híbrida del equipo de competición es fija, mientras que la otra mitad rota cada seis meses para llevar al centro de tecnología de Toyota City lo aprendido en las carreras.

Toyota hibridos
A finales de los años 90, los coches híbridos eran una realidad para Toyota.

Aunque las necesidades de un coche de competición y uno de serie son muy distintas, la tecnología híbrida persigue el mismo objetivo en ambos casos: obtener el máximo rendimiento energético. En un coche de carreras servirá para lograr el éxito en la pista; en el de calle, para proporcionar a los clientes vehículos que, sin perder todas sus características de confort, calidad y prestaciones, son más respetuosos con el medio ambiente al reducir sus consumos y emisiones.

En competición, el sistema híbrido solo tiene la pequeña contra de añadir algo de peso y complejidad –técnica, de gestión y de pilotaje- al automóvil, lo demás son todo pros que hacen que la introducción de esta tecnología compense con creces. Para empezar, las carreras son rápidas y constantes sucesiones de aceleraciones y deceleraciones. Es en este entorno –con similitudes al tráfico urbano- donde un automóvil híbrido rinde mejor, pues dispone de muchos momentos de deceleración para recuperar y almacenar una energía que más tarde será empleada en una aceleración. Y la inyección de potencia que aportan los motores eléctricos en un sistema híbrido, sale “gratis” en términos de consumo de combustible, lo que permite diseñar depósitos de gasolina más pequeños y aumentar el número de vueltas en pista entre repostajes. Todo ello, experiencia de la que, al final, todos nos beneficiamos.

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