25 ANIVERSARIO DE BARCELONA 1992

Iñaki Urdangarín: De deportista de élite a condenado al ostracismo

Iñaki Urdangarín
Iñaki Urdangarín en una imagen de archivo / Gtres
  • Andrea Mori
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Han pasado 25 años desde que España brillara en todo su esplendor en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Un cuarto de siglo en el que nuestro país ha experimentado grandes cambios a todos niveles. Muchos fueron los protagonistas de aquel hito deportivo, pero si hay alguien cuya vida ha cambiado radicalmente desde entonces ese es, sin duda, Iñaki Urdangarín.

Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina

Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina en una imagen de archivo / Gtres

En 1992, el joven Iñaki formaba parte del equipo olímpico de balonmano español.  El ex Duque de Palma estaba muy centrado en su faceta deportiva y aunque España no obtuvo ningún título en esta disciplina, el deportista ofreció su mejor versión durante toda la competición. En aquel momento, la vida de Urdangarín era muy diferente y nada hacía presagiar el giro que experimentaría.

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La infanta Cristina se fijó en el guipozcano cuatro años después, durante los Juegos Olímpicos de Atlanta. Fue Doña Cristina quien primero puso sus ojos en Urdangarín y se interesó en conocerle. El suyo fue un romance exprés ya que apenas un año después celebraron una romántica boda en Barcelona, donde fijaron su residencia.

Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina

Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina en una imagen de archivo / Gtres

Unos años más tarde, en 2000, Iñaki se retiraría de manera definitiva del mundo deportivo para centrarse en otras facetas profesionales. Una decisión que tendría importantes consecuencias en su vida.

Pertenecer a la Familia Real supuso un impulso profesional inmenso para el yerno de Don Juan Carlos, quien emprendió varios proyectos como la fundación del Instituto Nóos y se incorporó a algunas de las empresas más importantes de nuestro país en puestos directivos.

Iñaki Urdangarín

Iñaki Urdangarín en una imagen de archivo / Gtres

Durante más de diez años, el cuñado de Felipe VI disfrutó de una vida privilegiada dentro y fuera de nuestras fronteras que se tornó en pesadilla en noviembre de 2011, cuando salió a la luz el escándalo de corrupción del Instituto Nóos. Fue en diciembre de ese mismo año cuando el duque fue oficialmente imputado, lo que le convirtió en el primer miembro de la Familia Real en encontrarse en una situación así. Aunque fue a finales de año cuando se confirmaron todas las sospechas, la Casa Real ya había apartado al marido de la Infanta de la agenda oficial. 

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Pese a las evidencias y las críticas, Doña Cristina no ha dejado de apoyar públicamente y en privado a su marido, desoyendo las recomendaciones de cuantos se acercaban a ella. La hija pequeña del Emérito se convirtió en la mayor valedora de Urdangarín, lo cual le pasó una importante factura. No solo perdió el título de Duquesa de Palma sino que se vio imputada y tuvo que sentarse en el banquillo.  Ni siquiera la distancia – el matrimonio se mudó a Ginebra para alejarse del ojo público – fue suficiente para que la pareja saliera airosa de esta situación.

Iñaki Urdangarín

Iñaki Urdangarín en una imagen de archivo / Gtres

Hoy, seis años después de que salieran a la luz los primeros indicios del escándalo, la Justicia se ha pronunciado. Urdangarín ha sido condenado a 7 años de cárcel que, en principio no va a cumplir. A cambio de no entrar en prisión, el ex Duque ha visto como su vida ha quedado circunscrita a la ciudad suiza de Ginebra. Sin pasaporte ni posibilidad de ir a ningún lado sin permiso del juez, Iñaki vive centrado en sus hijos y en el deporte. Es habitual verle en bicicleta por la ciudad o participar en alguna maratón.

Paradojas de la vida, 25 años después, su mayor pasión y ocupación vuelve a ser el deporte. Eso sí, las circunstancias son opuestas.

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