ROMANCES QUE HICIERON TEMBLAR A LA CORONA

Marta Gayá y Camilla Parker-Bowles, las dos «amantes reales»

Marta Gayá y Camilla Parker-Bowles, las dos «amantes reales»
Camilla Parker-Bowles y Marta Gayá / Gtres
  • Andrea Mori
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Dos mujeres, una historia similar y un destino completamente opuesto. La vida y la trayectoria de Marta Gayá y Camilla Parker-Bowles no han corrido paralelas en el tiempo, mas sus respectivas historias de amor tienen quizás más puntos en común de los que a simple vista pudiese parecer.

El príncipe Carlos y Camila Parker

El príncipe Carlos y Camila Parker en los años 70 / Gtres

Ambas, protagonistas de romances aparentemente secretos de los que, sin embargo, todo el mundo estaba al tanto. Se sabía de ellos, pero no se hablaba. Había  una especie de «pacto» con la prensa para que no trascendiesen los detalles de las relaciones extramaritales del monarca español y el heredero británico. Un pacto que Lady Di rompió una vez se separó de Carlos y que en el caso español, una vez el Rey abdicase la Corona, el nombre de Gayá haya vuelto al presente con más fuerza que nunca.

Marta Gayá

En la actualidad Marta Gayá vive alejada del foco público (LOOK)

El romance entre Carlos y Camilla se remonta mucho más tiempo atrás que el de Don Juan Carlos y la mallorquina. De hecho, Camilla siempre ha sido el gran amor de la vida del hijo de la reina Isabel. Carlos y Camila se conocieron a principios de los años 70, unidos por una de sus grandes pasiones, el polo. Quizá fue la simpatía y el peculiar humor de Camilla lo que llamó la atención del joven Carlos , a quien no dudó en decir, apenas al poco de conocerse: «Mi bisabuela tuvo un affaire con el rey Eduardo VII…creo que ya tenemos mucho en común». Fue el principio de una historia no exenta de polémica que terminó en boda en 2005. Más de tres décadas de secretos, intrigas palaciegas, críticas y una trágica muerte de por medio que, a pesar de todo, no pudieron acabar con la llama del amor. 

La pareja se casó en el año 2005 / Gtres

Aunque era de dominio público y hasta la propia Diana lo había confesado a la prensa, el Príncipe de Gales no oficializaría su relación con Camila hasta un año después de la trágica muerte de su esposa, en noviembre de 1998. Fue en una soirée en Althorp House, la residencia familiar de los Spencer, donde Carlos apareció por primera vez del brazo de Camila. El lugar, sin duda, el menos adecuado posible, pero ya había esperado demasiado. Aún así, tardaría casi 7 años más en casarse con su amor de juventud, en una jornada que para los defensores de Diana supuso una traición a todos los niveles. Hasta la reina Isabel ve ahora con mejores ojos la relación de su hijo con Camilla. La soberana es consciente que el Príncipe ha cumplido, casi al completo, con lo que como heredero se le pedía. Ha proporcionado a la Corona un digno sucesor y ha asegurado la pervivencia de la Monarquía. Las imágenes de la pareja hablan por sí solas…Carlos es un hombre inmensamente feliz. 

Rey Juan Carlos

El rey Juan Carlos en la década de los 90 (Gtres)

Muy distinta fue la situación de Don Juan Carlos con Marta Gayá. Pese a la aparente felicidad que podían plasmar las imágenes de la entonces Familia Real Española, el monarca comenzó una relación extramarital en los años noventa con la mallorquina Marta Gayá. Una mujer ante todo culta y discreta que se convirtió en la mayor confidente del soberano. Todo el mundo en la isla era consciente del idilio, pero se imponía el silencio. Quizá por respeto, por simple costumbre o porque las apariencias están para guardarlas.

Rey Juan Carlos

El príncipe Carlos de Inglaterra y Diana de Gales junto al Rey Juan Carlos en Mallorca / Gtres

Nunca se supo con exactitud cuándo se dio por finalizada la relación amorosa del monarca con la mallorquina, pero sí sabemos que entre ellos se mantuvo una especial amistad. Gayá siempre ha sido discreta en los asuntos que respectan al Emérito y sobre todo, ha estado a su lado cuando él la ha necesitado. No hace mucho, unas cintas revelaban los verdaderos sentimientos de Don Juan Carlos hacia la mallorquina, la confirmación de que mientras estuvieron juntos, el padre de Felipe VI se sintió verdaderamente feliz. A diferencia de Carlos de Inglaterra, él no ha podido dar un golpe en la mesa y luchar por sus deseos. No ha podido o no ha querido. A veces las cosas y el propio destino no nos lo pone tan fácil. Mientras tanto, el Emérito y Gayá, siguen disfrutanto, como antaño, de escapadas en la clandestinidad. 

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