El superviviente de Alcanar ya habló del imán de Ripoll a los Mossos horas antes del atentado

Chemlal
Mohamed Houli Chemlal, herido grave tras la explosión de Alcanar. (Foto: EFE)

Los Mossos d’Esquadra perdieron horas preciosas que habrían permitido evitar los atentados de Las Ramblas y Cambrils, al ignorar todos los indicios que apuntaban a que la explosión del chalé Alcanar (Tarragona) se había producido durante la preparación de un atentado terrorista.

La explosión que hizo saltar por los aires una casa okupada de Alcanar se produjo en torno a las 11,3o horas de la noche del miércoles 16 de agosto de 2017. Cuando los Mossos llegaron al lugar, ordenaron evacuar al hospital de Tortosa al único superviviente de la detonación, el joven Mohamed Houli Chemlal, nacido en Melilla en 1996 (tenía en ese momento 21 años).

Ya en la mañana del 17 de agosto, dos agentes acudieron al hospital a realizar un interrogatorio rutinario a Chemlal, para conocer las circunstancias de lo ocurrido. En aquel momento, los Mossos no tenían todavía la menor sospecha, a pesar de que entre las ruinas del chalé se habían encontrado más de un centenar de bombonas de butano.

En su declaración, Mohamed Houli Chemlal ofreció una versión edulcorada de los hechos. Explicó que él y sus amigos se alojaban esporádicamente en la casa de Alcanar desde que, dos años antes, descubrieron por Internet que estaba abandonada y era propiedad de un banco.

Intentaban «fabricar petardos»

Explicó que horas antes de la explosión, se encontraba en la casa con dos de sus amigos, Yousef Aalla y Mohamed Hichamy. Aseguró que tenían en la casa 25 bombonas de butano, que habían comprado por Wallapop y llevaban a rellenar a las gasolineras de la zona, para luego venderlas a vecinos del pueblo.

También reconoció que tenían en la casa diez garrafas de productos químicos, que uno de sus amigos había robado de su empresa, y pólvora porque estaban intentando fabricar «un prototipo de petardos».

Por si todos estos datos no eran suficientes para levantar sospechas, Chemlal dio a los Mossos un dato aún más significativo. Relató que la noche antes de la explosión, había dormido en la casa de Alcanar un amigo de Yousef Aalla: un individuo llamado Abdelbaki, que era el imán de Ripoll.

Según consta en la declaración, Chemlal dijo que «no recuerda si el martes o el miércoles, llegó a la casa un amigo de Yousef, Abdelbaki, que era el imán de Ripoll hace tiempo, de la mezquita que hay ante el Consell Comarcal. Que Abdelbaki iba camino de Marruecos y pasó la noche en la casa con ellos. Conducía una furgoneta blanca. Que al día siguiente Abdelbaki continuó su camino [para viajar a Marruecos] y el día 16 por la tarde el declarante y Yousef fueron a vender oro a Vinaroz (Castellón). Compraron un bocata en una carnicería y comieron allí. Por la tarde regresaron a la casa de Alcanar él y Yousef, y ya no recuerda más».

La Policía belga alertó del imán

Horas antes del atentado de Las Ramblas, el único superviviente de la explosión de Alcanar mezcló verdades y mentiras ante los Mossos, pero les dio los datos suficientes para que se dispararan todas las alarmas: almacenaban en la casa (que literalmente había saltado por los aires) pólvora, decenas de bombonas de butano y diez garrafas de productos químicos.

Y sobre todo les había facilitado la identidad del cerebro de la célula yihadista, Abdelbaki Es Satty, «imán de Ripoll». Hay que recordar que España estaba en alerta 4 antiterrorista tras los recientes atentados registrados en toda Europa, los Mossos habían recibido por dos vías distintas (a través del Ministerio de Interior y del Consulado de EEUU en Barcelona) la alerta de los servicios de inteligencia norteamericanos según la cual ese mismo verano se podía producir un gran atentado yihadista en una zona turística de Cataluña. Y la alerta mencionaba expresamente las Ramblas de Barcelona.

Los Mossos tenían en el hospital a un joven árabe, herido cuando intentaba fabricar explosivos (con pólvora y productos químicos) en una casa abandonada, junto a otros jóvenes musulmanes. Y acababa de revelar a la Policía autonómica la identidad del cerebro de la operación, el imán de Ripoll Abdelbaki. Tan sólo un año antes, en 2016, la Policía belga había comunicado a la Comisaría de Información de los Mossos sus sospechas de que Abdelbaki Es Satty, que residía temporalmente en Vilvoorde procedente de España, era un elemento radical.

Pues bien, los Mossos ignoraron todas estas señales. Sólo comenzaron a atar cabos pasadas las cinco de la tarde de aquel 17 de agosto, cuando hallaron el pasaporte de Chemlal en el interior de la furgoneta Fiat Talento de alquiler que Younes Aboyaaqoub utilizó para atropellar a más de un centenar de personas en Las Ramblas. La furgoneta además había sido alquilada utilizando la documentación de Driss Oukabir (residente en Ripoll). Ya era tarde. Sólo entonces, relacionaron la matanza de las Ramblas con la explosión que se había registrado 15 horas antes en Alcanar, cuando un grupo de jóvenes musulmanes manipulaban explosivos junto al imán de Ripoll, que falleció en la detonación.

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