LOS CARADURAS DEL INDEPENDENTISMO (II)

El chollo de las subvenciones de la Generalitat, el pesebre nacionalista y los derechos televisivos del Barça

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Vilarrubí presenta una camiseta con los ex presidentes Rosell y Mas. (Foto: Agencias)
Manuel Cerdán

La trama oculta del golpe independentista reivindica la ruptura de Cataluña con España mientras nutre sus cuentas corrientes con dinero público del Estado, de empresas del IBEX 35, de los presupuestos de la televisión autonómica TV3 y de los derechos televisivos del Barça S.A.

Se trata de un grupo de hombres de negocios catalanes, que mueven los hilos desde las sombras pero que se forran a la luz del mercado financiero. Se manifiestan como secesionistas pero los beneficios les llegan desde la meseta. Algunos de ellos, que se presentan como los cerebros del proceso, se han enfrentado a procesos judiciales por corrupción y, aunque reniegan de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo, paradójicamente, han sido investigados por tribunales catalanes.

Uno de estos prohombres del independentismo que se mueve en el terreno de la contradicción es el empresario Carlos Vilarrubí, que dimitió de la Vicepresidente del Barça porque Bartomeu se negó a suspender el partido de La Liga contra Las Palmas en la jornada del referéndum ilegal del 1-O.

Vilarrubí es otro de los tachados como caraduras del secesionismo porque siempre ha vivido de la hacienda pública o de las empresas españolas del Ibex35. El joven chófer que se agarró como una lapa a Jordi Pujol Soley en su primera campaña electoral, recorriendo todos los pueblos de Cataluña al volante de un Seat 127, se convirtió en millonario bajo el paraguas del nacionalismo y la protección del molt honorable.

El president con el tiempo le devolvió con creces el favor colocándolo en Grand Tibidabo, Telefónica, Antena 3, Tipel o La Seda de Barcelona, de las que sacó buena tajada sin que lo frenara su ideología independentista.

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Carles Villarrubí a su llegada a la Audiencia Nacional. (Foto: Paco Toledo)

Después, según las investigaciones judiciales, las empresas de Vilarrubí inyectaron más de medio millón de euros a las sociedades del Jordi Pujol Ferrusola. Según los informes de la UDEF, el dinero le llegaba al primogénito de los Pujol siendo socio de Jordi Puig Godes, hermano del ex consejero de Artur Mas, Felip Puig. Como en otros muchísimos casos, la bandera del independentismo hacía de cordón umbilical entre sus cuentas bancarias. Unos se enriquecían a través del 3%, otros por medio de suculentas mordidas.

Vilarrubí, casado con Sol Daurella Comadrán, presidenta de Coca Cola European Partners, accionista del Santander y una de las mujeres más ricas de España, fue consejero delegado de Trébol Condal en los años 80, una de las sociedades controladas por Javier de la Rosa con quien se peleó y sigue profesándole un odio visceral. Sin embargo, la marca de la chispa de la vida, quizás la más global del planeta, no lo frenó en su voracidad nacionalista.

Pero si a Vilarrubí, mientras era vicepresidente del Barça, lo separaron de Roures la guerra del fútbol, los derechos televisivos y el espionaje industrial financiado por Rossell, finalmente, los unió el independentismo y el magnate George Soros. Ambos forman parte del círculo de influencia del filántropo americano de ascendencia judía, cada vez más asentado en Cataluña a través de sus inversiones y su organización Open Society Foundation.

Vilarrubí formó parte del Consejo Consultivo montado por Diplocat para promocionar a Cataluña mundialmente, y Diplocat, controlada por Romeva, es una de las entidades de la Generalitat patrocinada por Open Society Foundation. No hay que olvidar que el millonarios judío acaba de transferir a su ong internacional 18.000 millones de dólares, convirtiéndola en la segunda más potente del mundo tras la de Bill Gates.

Diplocat, controlada por Romeva, es una entidad de la Generalitat patrocinada por Soros

Las relaciones de Vilarrubí con el gobierno catalán, desde la presidencia de Pujol, ha sido siempre privilegiada. Como hombre de la familia más poderosa de Cataluña fue director de Juego y de la Corporación Catalana de Radio y Televisión de la que dependen Cataluña Radio y TV3, antes de que Roures pegara el pelotazo de su vida.

El poder de Vilarrubí llegó hasta los fogones. Aunque la cifra parece insignificante para un millonario como él, en 2016, la Generalitat concedió una subvención de 7.000 euros a la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición en concepto de “fomento a las academias”. Además, le concedió el rango de corporación de derecho público.

En la Academia, presidida por él, compartía mantel y cubierto, entre otros, con Maciá Alavedra -ex consejero de Pujol y visto para sentencia por el caso Pretoria-, Artur Carulla -el propietario independentista de Gallina Blanca-, Albert Sumarroca -vástago de la familia catalana implicada en casos de corrupción- y Artur Suqué Puig -ex gestor de Casinos de Cataluña y de Luditec, sociedades que según las investigaciones judiciales financiaban a Convergencia-, entre otros.

La Academia Catalana de Gastronomía, según comentario de uno de sus miembros a OKDIARIO, se parecía más a una sala de vistas de la Audiencia Nacional que a un club gastronómico.

Vilarrubí así mismo forma parte de la fundación separatista CATmón, que presentaba como sus principales aliados a Israel, Estados Unidos y Alemania, algo que no se ha consolidado tras el golpe del 1-O. Además, su actividad secesionista provocó su salida de la Banca Rothschild de la que era vicepresidente en España.

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Roures y Rosell.

El caso de las relaciones de Roures con el Barça han sido un filón para el magnate de los medios audiovisuales. Además del pelotazo de los derechos televisivos del club catalán, consiguió un contrato por cinco años a cambio de 165 millones de euros para fijar el logo de Qatar en su camiseta. Roures es amigo del emir catarí Hamad bin Khalifa Al Than hasta el punto que Mediapro se encargó de la producción del Mundial de Sudáfrica para la cadena Al Jazeera de Qatar.

Sin embargo, el buen rollo de Roures con algunos directivos independentistas del Barça no impidió que su socio en BeIN y presidente del París Sant Germain, el catarí Nasser Al-Khelaifi, le robara a Neymar al Barcelona por 222 millones de euros.

Las empresas de Roures y su amigo el jeque catarí tienen tanto en común que ambas están siendo investigadas por el pago de mordidas para la obtención de derechos televisivos. Mediapro se enfrenta a un proceso en los tribunales de Nueva York y BeIN a una investigación en París.

Pero Roures, en julio de 2015, en una entrevista a Voz Pópuli, denunciaba la corrupción de otros en el mundo del fútbol: “Se ha descubierto tanta mierda que no sabemos hasta dónde llega”. Al mismo tiempo, declaraba sin ruborizarse: “Ya lo dijo Marx hace casi 200 años: el mundo, si no se remedia, se dirige a que los ricos cada vez sean más ricos y los pobres cada vez más pobres. Y esa es la realidad hoy en día”.

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