El cerebro de los atentados fue expulsado de Bélgica cuando pretendía ser imán

Ripoll
El imán de Ripoll viajó a Bélgica.
Manuel Cerdán

El marroquí Abdelbaki Es Satty, el cerebro del atentado de Barcelona muerto en la explosión del chalé de Alcanar, fue expulsado de Bélgica a comienzo de 2016 cuando pretendió convertirse en imán en la ciudad de Vilvoorde y las autoridades belgas descubrieron que tenía antecedentes penales por tráfico de drogas.

El imán salafista regresó a Ripoll y empezó a maquinar un atentado de gran magnitud en Cataluña. La Consejería de Interior catalana no ha desvelado si, tras la expulsión de Bélgica, fue informada de los movimientos de Es Satty en una de las ciudades belgas, junto con el barrio Molenbeek de Bruselas, que más yihadistas ha proporcionado a la causa del Daesh. Se trata de los conocidos como foreign fighter, jóvenes musulmanes europeos que se alistaron en el ejército del ISIS para combatir en Siria e Irak.

El salafista marroquí volvió a su hogar catalán, cerca del monasterio de Ripoll, y continuó adoctrinando a su célula terrorista integrada por jóvenes marroquíes que vivían desde niños en España o, incluso, habían nacido en Cataluña.

Una fuente de la investigación manifestó a OKDIARIO que una de las claves para cerrar el ciclo de los responsables del atentado, incluido los autores ideológicos, pasa por las entradas y salidas de España del imán de Ripoll y de sus últimos viajes a Marruecos, Bélgica y Francia.

Los antecedentes de Es Satty eran tan descarados que sorprende que nadie se diera cuenta de su peligro. Durante el tiempo que permaneció en la cárcel de Castellón por un delito de tráfico de hachís, el imán de Ripoll conoció a uno de los condenados del atentado del 11-M. El imán terrorista trabó amistad con Rachid Agliff, conocido como ‘El Conejo’, uno de los yihadistas condenados a 13 años de cárcel por el atentado de Atocha. El imán era el encargado de organizar el rezo entre los musulmanes de la prisión.

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