El chef Sergi Arola deja 7 millones en deudas al cerrar su restaurante dos estrellas Michelin

Sergi Arola
El chef Sergi Arola en el interior de su restaurante coctelería de la calle Zurbano de Madrid.

El prestigioso chef Sergi Arola ha dejado deudas que suman más de 7 millones de euros –cuyos titulares muy probablemente no podrán cobrar nunca– al cerrar su restaurante coctelería Sergi Arola Gastro de la calle Zurbano de Madrid, que fue reconocido con dos estrellas Michelin.

Arola presentó el pasado mes de abril en un Juzgado de lo Mercantil la solicitud de concurso voluntario de acreedores de Fortarola Restauración SL, la sociedad con la que regentaba el local que abrió en 2008 junto con su entonces esposa, Sara Fort. En el mismo documento, solicita el cierre inmediato del concurso de acreedores por insolvencia, alegando que la sociedad carece por completo de patrimonio y no puede devolver ni un sólo euro de los 7 millones que adeuda a los bancos y proveedores.

Sergi Arola alegó que, al cerrar el restaurante, abandonó en el local todo el equipamiento (incluyendo el mobiliario, la decoración y la maquinaria de la cocina) porque no podía asumir el coste de desinstalarlo y trasladarlo a un almacén. La venta y subasta de los equipos habría servido para saldar al menos una parte de la deuda, una opción que ahora está descartada.

Sin embargo, fuentes consultadas por este diario indican que uno de los acreedores se ha opuesto formalmente a esta petición: reclama al juez que declare que el concurso ha sido «culpable» (lo que abriría la puerta a que el chef tenga que responder de estas deudas con su propio patrimonio personal), al apreciar que existen indicios de un presunto delito de «alzamiento de bienes».

Embargado por la Agencia Tributaria

Según explica en la memoria aportada por Arola al Juzgado, la sociedad invirtió 5 millones de euros en la decoración y obras de acondicionamiento del local, que se prolongaron durante dos años. Esta inversión fue posible gracias a un crédito hipotecario con el Banco Espirito Santo (hoy Novo Banco), ya que la sociedad se constituyó con un capital de tan sólo 3.100 euros.

«Una vez desembolsada la importante inversión inicial, acondicionado el local y seleccionado el personal adecuado para el proyecto, con Sergi Arola al frente de la cocina y su esposa Sara Fort al frente de la sala y de la coctelería, la apertura del restaurante gastronómico fue un rotundo éxito logrando mantener las prestigiosas dos Estrellas Michelin», explica el documento.

Pero aquel mismo año de la apertura, 2008, se iniciaba en España la peor crisis económica de las últimas décadas, por lo que el establecimiento comenzó a tener pronto problemas de tesorería que le impedían hacer frente a los costos financieros y el pago a proveedores. «La alta cocina ha sido de los pocos productos de lujo que se han visto directamente golpeados por la crisis», explica el chef.

De hecho, según la memoria, la sociedad de Arola estuvo «en quiebra técnica ya desde su primer ejercicio». En 2012 registró unas pérdidas de 775.110 euros, que se elevaron hasta 1,2 millones en 2014 y superaron los 1,3 millones en 2015.

En 2013, Hacienda precintó durante varias semanas la bodega y la coctelería del Sergi Arola Gastro debido a una deuda de 148.000 euros con la Agencia Tributaria y de 160.000 euros con la Seguridad Social. A esta «grave crisis de tesorería que impedía mantener los estándares de calidad» se sumaron las discrepancias entre los dos principales socios fundadores: Sergi Arola y Sara Fort hicieron público su divorcio en 2012.

Jurado de MasterChef en Chile

Ya en 2015, el chef anunció públicamente que mantiene una nueva relación sentimental con la actriz y modelo Silvia Fominaya, conocida por su participación en series de televisión como Al salir de clase y El comisario. También Sergi Arola se ha convertido en un rostro conocido al colaborar en programas como Esta cocina es un infierno. Su última intervención televisiva ha sido como  jurado del programa MasterChef en Chile.

El cocinero asegura que, antes de cerrar su restaurante, dedicó el año 2015 a buscar nuevos inversores nacionales e internacionales e intentó reestructurar la deuda bancaria renegociando una operación de leasing inmobiliario. En ambos casos, sin éxito.

Ahora deberá hacer frente a la petición de uno de sus acreedores, que reclama la declaración del concurso de acreedores «culpable», ante la existencia de indicios de un posible delito de alzamiento de bienes por la desaparición de todos los activos de la compañía.

Dado que los propios gestores admiten que la sociedad estaba en quiebra técnica desde el primer ejercicio, alega este acreedor, «la falta de adopción de medidas y la prolongación de la situación de quiebra sólo ha provocado mayor endeudamiento, pérdida de activos y daño a los acreedores». Por tanto, añade, Arola y sus socios «deben responder con su propio patrimonio» de los perjuicios causados.

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