Bárcenas y García-Tizón: antes enemigos, ahora amigos

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Arturo García-Tizón, en un acto del Partido Popular. (Foto: PP)

«Luis, estás despedido». Antes de que el Partido Popular pagase el finiquito aquel «en diferido» o a plazos del tesorero Bárcenas, unas tres décadas antes era el secretario general de Alianza Popular, Arturo García-Tizón, el que señalaba la puerta de salida al gerente Bárcenas. Un abogado del estado y un economista que hace 30 años iniciaban una historia de enfrentamientos entre dos ‘enemigos’, entre dos de los hombres que en algún momento han sido poderosos en la sede del partido hegemónico del centro derecha español en democracia. 

Y es que la historia podría haber terminado ahí, pero si en febrero de 1987 Bárcenas salía por la puerta, en enero de 1989 regresaba viendo, con sorna, cómo el que tenía que recoger sus cosas era García-Tizón. Antonio Hernández Mancha dejaba de ser presidente de AP con la vuelta de Manuel Fraga a escena para salvar una formación que se hundía en la hegemonía socialista y, junto al extremeño era purgado el abogado del Estado con sede en Toledo.

Pero cuando en enero de 2009 estallaba el ‘caso Gürtel’, García-Tizón ya había regresado a la política activa. Era presidente del PP en Toledo y diputado de confianza de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, la encargada de enseñarle nuevamente la puerta de salida del partido a Bárcenas. Tardará 15 meses en terminar de irse, y en abril de 2010 renuncia finalmente a sus cargos profesionales en el partido, imputado por el Tribunal Supremo. Aunque en 2011, el juez Pedreira –de nuevo encargado de la causa en el TSJ de Madrid tras la dimisión de Bárcenas como senador– sobresee la causa contra él, que regresa a la Audiencia Nacional.

En 2012, Bárcenas vuelve a ser investigado por la Gürtel y es entonces cuando se lía la madeja, pues entra en escena el supuesto fraude fiscal de su mujer por unas plusvalías en unos cuadros y, finalmente, en enero de 2013 sale a la luz la primera de las supuestas  cuentas secretas de Bárcenas en Suiza, con 22 millones de euros de origen desconocido.

El correo del partido

En todo este tiempo, Arturo García-Tizón ha sido una de las personas que el Partido Popular ha tenido como contacto con Luis Bárcenas. Otros fueron el también ex secretario general Javier Arenas. Y cuando se publican los supuestos sobresueldos de la cúpula del PP en el diario El Mundo el caso empieza a dejar de ser el ‘caso Gürtel’ para convertirse en el ‘caso Bárcenas’.

Las relaciones ya están rotas oficialmente, los dirigentes del PP comienzan a referirse a su ex tesorero como «esa persona» e incluso como «ese presunto delincuente», pues le exigen que explique el origen de su presunta fortuna en Suiza.

En una de sus múltiples comparecencias ante el juez, Luis Bárcenas, ya en prisión preventiva, señala al propio García-Tizón como la persona que inició la financiación ilegal del partido a mediados de los años 80. La acusación le venía como anillo al dedo. Así, mataba dos pájaros de un tiro. Uno, se vengaba casi tres décadas después de García-Tizón por haberle despedido. Y dos, marcaba como inicio de los desmanes contables una etapa en la que él no estaba en el partido.

Lo cierto es que Bárcenas había vuelto a responsabilizarse de las cuentas del partido en 1989, de la mano de Rosendo Naseiro, el tesorero que urdió toda la estructura de financiación de la transición entre la Alianza Popular de Fraga y el Partido Popular de Aznar. Y después vendrían las casi dos décadas de anotaciones, combinaciones de cajas fuertes, sobres de ida y vuelta y notas contables primero como gerente y después como tesorero hasta el estallido del escándalo.

En el último año, los dos viejos enemigos se han vuelto a encontrar. En persona o por vía telemática, Arturo García-Tizón se ha convertido curiosamente en lo más parecido a un amigo que le ha quedado al otrora todopoderoso tesorero en la sede de Génova 13. Y este lunes por la noche, después de meses de negociaciones en la sombra, OKDIARIO desvelaba que Luis Bárcenas retiraba la acusación contra el Partido Popular en el caso de la destrucción de sus ordenadores. Hoy sabemos quién estaba detrás del arreglo, tejiendo una red de confianza. Ahora queda desvelar si hay una contraprestación o, para ser más exactos, falta averiguar cuál es y constatarla, por la vía de los hechos, en los próximos meses. El viejo abogado del Estado y el prometedor economista al que despidió en 1987 están cerrando su círculo.

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