México investiga un contrato amañado que hizo ganar 9.000 millones a OHL

Villar-Mir
El presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir. (Foto: EFE)

Las autoridades mexicanas investigan a la constructora española OHL por un presunto amaño de un contrato para construir y gestionar una de las autopistas más importantes del país. La constructora que preside Juan Miguel Villar Mir primero eliminó a sus competidores con un informe que desaconsejaba el negocio y, después, se hizo con el contrato, y manipuló las cifras del mismo para lograr compensaciones por valor de 9.200 millones de euros por la gestión de la autopista mexicana.

La estrategia utilizada por OHL para hacerse con el contrato de construcción y gestión del Circuito Exterior Mexiquense, una de las autopistas más importantes del país, está en manos de la justicia mexicana. La constructora española se puso de acuerdo con la administración del país para hacer un informe privado previo al concurso sobre el volumen previsto de tráfico de la autopista. Este trabajo de consultoría se presentó como el informe oficial de la licitación a partir del cual las empresas que optaran a la adjudicación podrían realizar las ofertas. En ningún momento, esas compañías eran conocedoras de que el informe había sido redactado por OHL, una de las constructoras que optaría al contrato público.

La constructora española presentó un documento con una oferta tan a la baja que ningún licitador quiso competir por una autopista que, en principio, apenas sería rentable. Una vez apartados del camino los competidores, OHL ganó el concurso e infló los niveles de circulación previstos con cifras diametralmente opuestas e inalcanzables a las que aparecían en su propio informe previo.

Para redondear la operación, el contrato de construcción y concesión incluyó una cláusula de rentabilidad por la que la empresa sería compensada si finalmente no se alcanzaban los niveles de circulación que la propia OHL había inflado. De esta manera, se aseguró con unas cifras manipuladas conseguir sucesivas prórrogas que compensaran el hecho de que no se alcanzaba el techo de negocio previsto. Estas prórrogas, por 18 años, supondrían unos ingresos de más de 9.200 millones.

Denuncia contra OHL

La denuncia presentada ante el presidente de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores comienza explicando cómo OHL y la administración mexicana planearon realizar el informe previo a la licitación: “El Saascaem —administración mexicana— y OHL decidieron llevar a cabo un estudio profundo de la demanda de dicho sistema y un pronóstico de aforos e ingresos confiables de los mismos que fue encargado a Cal y Mayor y Asociados”.

Primeras páginas de la denuncia contra OHL en México.
Primeras páginas de la denuncia contra OHL en México.

OHL inició los estudios financiero de campo en mayo de 2002, cinco de meses antes de que fueran publicadas las bases de licitación para la concesión del Circuito Exterior Mexiquense. Precisamente, los concursantes tuvieron que realizar sus ofertas sobre este aforo “confiable”. No obstante, nadie les informó que los datos habían sido elaborados por OHL, competidor directo. El documento mostró unas perspectivas tan poco halagüeñas que poco le costó a la constructora española quedarse con el proyecto.

OHL incluyó en las bases del concurso una cláusula muy favorable: “Si el tránsito resultare inferior al previsto, el concesionario tendrá derecho a la ampliación del plazo de la concesión con la finalidad de obtener la inversión efectuada, más el rendimiento pactado”.

Según la denuncia, una vez incluida esta cláusula en el contrato de licitación, OHL cambió el informe a la baja por otro hecho al alza, “con aforos inflados” a los que difícilmente podría llegarse. Así podría obtener sucesivas prórrogas de la concesión.

“De no haberse llevado a cabo la ilegal sustitución de la proyección de aforos vehiculares, el plazo original de la concesión no habría tenido que ser ampliado ni una sola vez pues los aforos reales en el Circuito Mexiquense han sido superiores a los viajes completos equivalentes pronosticados de manera confiable por Cal y Mayor”, reza el escrito del denunciante. OHL, según la denuncia, tras deshacerse de los competidores, firmó unos volúmenes de tráfico tan inflados que se incumplieron sin paliativos y eso le dio pie a pedir indemnizaciones mediante prórrogas.

“El plazo de título de concesión ha sido ilegalmente ampliado en tres ocasiones», explica la acusación. «En conjunto suman 18 años. Los ingresos esperados en esos 18 años, sin considerar inflación, superarían los 179.632 millones de pesos, cantidad que resulta cuatro veces mayor que el saldo de la deuda pública total del estado de México a la fecha”.

Un empleado de OHL reconoce la trampa

La denuncia cuenta con una prueba irrefutable de la complicidad entre autoridades mexicanas y OHL. Un miembro de OHL México, Gabriel Núñez, no tuvo reparo en explicar lo siguiente en un foro: “En 2002, la administración pública detectó la necesidad de crear un segundo cinturón exterior al circuito interior que ya tenían construido y por supuesto no tenían recursos suficientes para construir, sino siquiera para analizar su viabilidad económica y técnica y eso hizo OHL, con sus propios recursos”.

El empleado de Villar Mir reconoce que la constructora hizo el informe para el concurso. Además, fue más lejos: “Después de año y medio aproximadamente de trabajo conjunto con la administración y financiado por OHL se sacó a licitación pública el proyecto y se adjudicó en 2003”. Es decir, OHL estuvo trabajando con la administración mexicana para preparar un concurso que acabó ganando.

directivoOHL

Núñez también reconoce la cláusula de rentabilidad: «La característica importante es que nuestro contrato tenía una cláusula de rentabilidad garantizada y que puede considerarse muy ventajosa para el promotor, pero que también tiene muchas ventajas para la administración pública, ya que en el momento que se alcanza ese nivel de rentabilidad del activo se devuelve a lo que es la actividad pública”.

Los 18 años de prórroga obtenidos por OHL, que llevan aparejados unos ingresos de 9.200 millones de dólares, no hacen de esta obra pública una inversión o activo rentable como para impulsar la devolución a México del lucrativo negocio, a juicio de la empresa española. Como reconoce el propio directivo de OHL México: “Al final sobrevive el que se adapta al terreno y no vale seguir el manual”.

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