Maduro convocó a dirigentes de la CUP, Podemos y el entorno de ETA para llamar a Aznar «neofascista y asesino»

CUP-Anna Gabriel-Artur Mas
La portavoz de la CUP, Anna Gabriel, a su llegada a la reunión del Consejo Político (Foto: Efe).

El presidente venezolano Nicolás Maduro fletó su avión personal para que Anna Gabriel (CUP), María José Aguilar (Podemos) y el suegro del número 1 de ETA David Pla pudieran asistir en Caracas a un akelarre chavista en el que se calificó al ex presidente español José María Aznar de «neofascista» y «asesino».

El Gobierno venezolano envió a Madrid un avión de sus fuerzas aéreas (en el que habitualmente viaja Maduro) para que representantes de los partidos antisistema españoles pudieran acudir a un congreso de la llamada Red de Artistas, Intelectuales y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH), en diciembre de 2014.

El Ejecutivo de Maduro había diseñado este congreso como una operación de lavado de imagen del régimen chavista. En su clausura, los asistentes aprobaron una resolución en la que acusan al ex presidente José María Aznar y al ex mandatario de Colombia Álvaro Uribe de «alentar un pensamiento neofascista, enmascarado de liberal y cuya concreción se expresa en guarimbas, guerra sicológica y campañas mediáticas».

Ya el 12 de diciembre, el mismo día que inauguró su congreso de «intelectuales», Nicolás Maduro pronunció un discurso desde el Palacio de Miraflores, en el que calificó de «sangriento asesino» a Aznar y le presentó como el principal culpable de la guerra de Irak, junto al ex presidente norteamericano George Bush.

«Ya no les basta haber destruido Irak», afirmó, «1.200.00 muertos en Irak por culpa de Aznar, el asesino de España, sangriento asesino de España, el expresidente español Aznar. Asesino, le digo, porque él es responsable de la muerte de 1.200.000 iraquís. Porque él promovió la guerra con Bush».

Y de nuevo el 15 de diciembre, horas después de clausurar el congreso, Nicolás Maduro encabezó una manifestación por las calles de Caracas en la que se reafirmó en sus palabras: «No me retracto ni una coma», declaró, «Aznar es un asesino, un heredero del fascismo de Francisco Franco y debe ir a la Corte Penal Internacional». Y a continuación recalcó: «Aznar tiene sus manos manchadas en sangre con la invasión a Iraq, con el golpe de Estado a Venezuela, Aznar es un asesino».

Impulso al «proceso de paz» de ETA

De este modo, con su presencia en Caracas pagada por el Gobierno venezolano, los dirigentes de la CUP Anna Gabriel, de Podemos María José Aguilar y el suegro del último número 1 de ETA se convirtieron en la coartada para que Nicolás Maduro intentara blanquear el régimen chavista y tachara una y otra vez de asesino a José María Aznar, quien ya llevaba diez años retirado de la vida política.

La declaración final del congreso al que asistieron Gabriel, Aguilar y San Vicente también reivindicó «el derecho de autodeterminación de los pueblos en el Estado Español» y expresó su apoyo al llamado «proceso de paz» de la banda terrorista ETA.

Uno de los españoles que acudieron en el avión fletado por el Gobierno venezolano fue precisamente Ignacio Gil de San Vicente,  padre de la etarra Kikitza Gil de San Vicente y suegro del último jefe de la banda, David Pla, tal como reveló la exclusiva difundida el miércoles por Antena 3 Noticias.

En su declaración final, los asistentes rindieron homenaje «al legado del comandante eterno Hugo Chávez» y a Fidel Castro, «cuya resistencia y proyecto socialista no se han doblegado ante Estados Unidos ni en los momentos más dramáticos y difíciles».

Los crímenes de EEUU

A continuación, los «intelectuales» invitados por Nicolás Maduro (entre los que se encontraban dos dirigentes de la CUP y Podemos) denunciaron la «violación de derechos humanos» en Estados Unidos: «el racismo, la represión y brutalidad policiaca, el encarcelamiento de manifestantes, las mafias bancarias, el infame y demencial negocio de la guerra impulsado por su gobierno, el secuestro extraterritorial y la tortura de miles de ciudadanos recluidos en prisiones clandestinas», sin olvidar su «demencial programa de espionaje planetario».

Ni uno solo de los 281 «intelectuales» asistentes al congreso –y desde luego tampoco los españoles Anna Gabriel, María José Aguilar e Ignacio Gil de San Vicente– alzó la voz para denunciar la sistemática violación de los derechos humanos por parte de su anfitrión, el Gobierno de Nicolás Maduro.

El congreso se había iniciado con la presentación del libro «El pensamiento económico de Hugo Chávez», escrito por el español Alfredo Serrano, un economista próximo a Podemos que trabaja como asesor del Gobierno de Venezuela.

En su libro, Serrano elogia el «pensamiento político de Hugo Chávez» que logró sumir en la miseria a uno de los países más ricos del continente americano, con la inestimable ayuda de los miembros de la Fundación CEPS (entre los que se encontraban los líderes de Podemos Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Errejón), que cobraron 4,2 millones de euros por asesorar al Gobierno de Chávez.

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