La UDEF cree que el cupón de discapacitados se emplea para blanquear decenas de millones de euros

La UDEF cree que el cupón de discapacitados se emplea para blanquear decenas de millones de euros
Imagen de un cupón de la OID de noviembre.

La Organización Impulsora de Discapacitados (OID) es para la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) una estructura de venta ilegal de un cupón con fines solidarios cuya opacidad estaría permitiendo «otorgar premios a posteriori de la celebración de los sorteos a personas necesitadas de blanquear dinero».

El pasado día 23 diciembre se hacía pública la lista de morosos con Hacienda, y en ella aparece la OID con un deuda con la Agencia Tributaria de 86 millones de euros, cuando el beneficio que le estaría reportando la venta «ilegal» del cupón sería de unos 50 millones de euros al año.

La OID estaría ingresando unos 50 millones al año por la venta de su cupón, pero debe 86 millones a Hacienda

La OID es una entidad que lleva años vendiendo cupones para, supuestamente, beneficiar a los discapacitados —unos 3.000 según cifras de la propia OID— con un trabajo y su completa integración en la sociedad. El problema es que la comercialización se viene realizando desde la más absoluta ilegalidad. Los informes de la UDEF que obran en poder de Okdiario así lo demuestran, y van más allá, señalan la actitud desafiante de los responsables de la organización que «reconocen que carecen de autorización administrativa para el ejercicio de esta actividad, cuestión que, en su opinión, podría constituir una infracción administrativa, pero no conllevaría la sujección de la lotería que organizan a la tasa del juego».

La propia OID se describe como una organización benéfica y sin ánimo de lucro,  pero vende lotería, y no se siente obligada a pagar el impuesto de sociedades ni la tasa del juego.

Pero el mayor peligro que encierra la OID, según la UDEF, no es que no pague ni un solo euro al fisco por la venta del cupón, que puede rondar los 50 millones al año, por sentirse beneficiaria de «una exención tributaria inexistente». La organización podría usar el dinero para otros fines en lugar de destinarlo a la labor social para la que se supone que se recauda. «La importancia de dicha autorización administrativa no es tema baladí, ya que sin esta autorización y falta de control de la administración pueden hacer, a su antojo y en beneficio propio, un sorteo que valiéndose de la sensibilidad social que supone la venta de cupones por disminuidos físicos, psíquicos o sensoriales, les reporta a la OID grandes beneficios, de los que en modo alguno se beneficiarían las personas discapacitadas a las que teóricamente se dirigen estos fondos».

Además, la falta de control sobre la lotería de la OID impide a Hacienda «el conocimiento del número de boletos/cupones que ponen diariamente a la venta, así como el montante de los premios abonados a los agraciados en el sorteo, tanto de premios menores como de grandes premios».

La opacidad con la que opera la OID hace que la UDEF remache sus dos peores acusaciones. La primera tendría que ver con el hecho de que la organización ‘esconda’ quiénes son los beneficiarios de sus premios y eviten así las obligaciones de los ganadores con Hacienda. «Es presumible que esta organización tampoco efectúe una declaración de la relación de personas beneficiarias de los premios otorgados, al menos de los agraciados con importes superiores a los 3.000 euros, lo que imposibilitaría el conocimiento por parte de la Agencia Tributaria de las personas que deberían efectuar en la declaración del IRPF del ejercicio fiscal en el que le ha tocado el premio, la tributación en dicho impuesto por el incremento patrimonial experimentado».

El segundo punto que recalca la UDEF es que, ante la imposibilidad para Hacienda de saber a quién y cuánto dinero le ha tocado, la OID se convierte en un paraíso para personas que quieran realizar operaciones de blanqueo de dinero: «Nada impide que solamente emitan y pongan en circulación un número determinado de boletos y series, y no la totalidad de ellos, lo que podría dar lugar a que de forma desaprensiva esa organización pudiera otorgar premios a posteriori de la celebración de los sorteos a personas necesitadas de blanquear dinero».

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