La foto de los bomberos de Portugal descansando 25 minutos tras una noche extenuante contra el fuego

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Los bomberos voluntarios de Tondela (Portugal) descansan 25 minutos ates de retomar la lucha contra el fuego en Portugal. (Pedro Bras / FB)

Pedro Bras es un bombero voluntario de Tondela (Portugal). Y este lunes, después de una extenuante noche de lucha contra el fuego que arrasa la región de Leiria, a pocos kilómetros de Coimbra, compartió en su Facebook una serie de fotos con sus compañeros: «Después de una noche y un día de combate en el incendio forestal de Gois, también tuvimos derecho a 25 minutos en la orilla del río, aunque cubiertos por el humo…»

La imagen, que se ha hecho viral, muestra una realidad durísima: un grupo de luchadores contra el fuego destrozados, intentando descansar un rato sobre el césped junto al río que cruza el pueblo. El cielo se adivina gris y la imagen está velada por la atmósfera de cenizas que todo lo llenan en estos días. El fuego ya ha acabado con miles de hectáreas, ha arrasado decenas de aldeas y los muertos confirmados se cuentan en 64.

Pero todos temen que sea peor…

Son más de 1.000 los bomberos que siguen trabajando este martes para tratar de controlar el gigantesco incendio forestal en el centro de Portugal, que también ha herido a 135 personas.

Tras un fin de semana en el que se alcanzaron los 40ºC en varias regiones, las temperaturas bajaron ligeramente pero el fuego, declarado el sábado por la tarde en Pedrogao Grande, seguía propagándose hacia las regiones vecinas de Castelo Branco y Coimbra.

 

Según la protección civil, el 70% del incendio está ya controlado, pero reporteros de la AFP comprobaron que la noche del lunes las llamas todavía arrasaban las colinas boscosas de Pedrogao Grande, donde comenzó el incendio el sábado.

Los medios movilizados seguían siendo prácticamente los mismos, con más de 1.150 bomberos y 700 vehículos, además de 11 aviones. «El riesgo de incendio es máximo» en el centro, avisó Protección Civil.

«Portugal llora por Pedrogao Grande» o «En memoria de las víctimas» titulaba la prensa. «¿Cómo ha podido ocurrir esto?», se preguntaba el Jornal de Noticias. «¿Por qué?», interpelaba Publico.

«Nuestro dolor es inmenso, como nuestra solidaridad con las familias de la tragedia», declaró el domingo por la noche el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, todavía conmocionado por el siniestro más mortífero de la historia reciente de Portugal. «Tenemos una sensación de injusticia, pues la tragedia ha afectado a esos portugueses de los que se habla poco, de una zona rural aislada», añadió.

Las autoridades no descartan encontrar otras víctimas en los pueblos devorados por las llamas.

En las colinas situadas entre las localidades de Podrogao Grande, Figueiro dos Vinhos y Castanheira de Pera, que 24 horas antes del fuego estaban tapizadas de eucaliptos y pinos, la devastación era total en las áreas quemadas.

«El fin del mundo»

Según las autoridades, gran parte de las víctimas murieron en sus vehículos al verse rodeados por las llamas cuando circulaban por la nacional 236 que enlaza Figueiro dos Vinhos con Castanheira de Pera el pasado sábado.

«Era verdaderamente un infierno. Creí que había llegado el fin del mundo. Creí que no iba a salir viva», contó a la televisión portuguesa Maria de Fatima Nunes, que fue rescatada.

Se descubrieron cuerpos en viviendas situadas en zonas aisladas. Al menos tres pueblos cercanos a Pedrogao Grande fueron evacuados.

La mayoría de las víctimas identificadas «murieron en su casa, que no habían dejado a tiempo», subrayó el primer ministro, Antonio Costa, instando a la población a respetar las órdenes de evacuación.

«Si dejo mi casa, todo arderá, pues no tenemos a nadie que nos ayude», declaró Fernando Pais, un agricultor de 50 años que vivía con su mujer y su hijo en Trespostos, una aldea próxima al pueblo de Campelo. La familia Pais no quiso abandonar su vivienda y desde hace más de 24 horas lucha sola contra las llamas con una simple manguera.

«Conocía a varias víctimas. Una de mis colegas perdió a su madre y a su hija de cuatro años porque no logró sacarlas de la parte trasera del coche», dijo Isabel Ferreira, de 62 años, habitante de una localidad de la zona.

Refuerzos europeos

La policía judicial «pudo determinar que una tormenta seca causó el incendio», descartando la pista criminal, tras haber hallado un árbol alcanzado por un rayo.

Cuatro aviones contraincendios tipo Canadair españoles y otros tres franceses llegaron el domingo para ayudar a los bomberos portugueses. Al día siguiente, se recibieron otros dos aviones españoles y dos italianos, así como refuerzos terrestres, en el marco del mecanismo europeo de protección civil, activado a petición de Lisboa.

Por su parte, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, prometió a Lisboa «toda la ayuda necesaria» para combatir el fuego.

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