El Parlamento Europeo recuerda a Reino Unido sus «líneas rojas» en el Brexit aprobadas por inmensa mayoría

trabajadores desplazados
Parlamento Europeo. (Foto: AFP)

El Parlamento Europeo aprobó el pasado 5 de abril, y por una inmensa mayoría de 516 votos a favor y 133 en contra, una resolución marcando las «líneas rojas» para dar su visto bueno al acuerdo que Reino Unido y la Unión Europea alcancen para sustanciar el divorcio aprobado en referéndum en junio de 2016.

Es más, este mismo domingo, un día antes de que se diera el pistoletazo de salida a las negociaciones entre los representantes de Londres —liderados por el ministro para el Brexit, David Davis— y los de Bruselas —a cuyo mando está el francés Michel Barnier—, la Eurocámara ha recordado sus condiciones y, sobre todo, que serán los representantes electos de los ciudadanos europeos los que deban aceptar o no en última instancia lo que se acuerde.

Así, la cuenta de Twitter del Europarlamento ha apuntado en todos los idiomas oficiales que «las negociaciones del Brexit arrancan mañana `por este lunes]. El parlamento debe dar su visto bueno. Descubre sus líneas rojas».

Las condiciones clave que marcó aquella votación abrumadora de la Eurocámara son las siguientes:

1.Los derechos de los ciudadanos deben ser lo primero

Aquí, algunos de los más beligerantes están siendo diputados españoles. Una de ellos es la independiente por el grupo de los Liberales y Demócratas (ALDE), Beatriz Becerra, quien ha viajado recientemente a Londres para mantener reuniones con ciudadanos europeos que se han organizado en plataformas y necesitan quién los escuche en las instituciones. Otro, el mismo vicepresidente del Parlamento Europeo Ramón Luis Valcárcel, cuyos informes e intervenciones ante el plenario de la Cámara son claros y explícitos a este respecto.

2. Las negociaciones deben llevarse a cabo con buena fe y total transparencia

La Eurocámara y su presidente, Antonio Tajani, han sido meridianos a este respecto. Esta es la primera legislatura en que el Parlamento Europeo tiene un mandato de control efectivo sobre las iniciativas legislativas de la Comisión. Es más, el presidente de la misma, Jean-Claude Juncker, emana del mandato de los representantes de los ciudadanos. Así, la Eurocámara exige estar informada, ella y los votantes, en todo momento de cómo van las negociaciones y qué puntos se abordan.

3. No puede haber una conexión entre cuestiones de seguridad y la futura relación económica

Este punto es claramente una reacción a la amenaza velada de la primera ministra británica, Theresa May, el día en que firmó la carta en la que invocaba el artículo 50 de los tratados europeos para dar por iniciado el proceso del Brexit. Entonces, la inquilina del número 10 de Downing Street advirtió que «un Brexit duro debilitaría la cooperación en materia de seguridad». Los recientes atentados de Londres y Mánchester probablemente hayan hecho ver a May que su advertencia era un error, como marcó el Europarlamento en su resolución.

4. El proceso de paz con Irlanda del Norte debe continuar. Se debe evitar el restablecimiento de una frontera física con Irlanda

Este punto cobra especial interés tras el fracaso electoral de May en os comicios adelantados del pasado 8 de junio. La primera ministra confiaba en reforzar su liderazgo y renovar una gran mayoría parlamentaria para afrontar con más tiempo y legitimidad las negociaciones con la UE. Sin embargo, ahora se ha visto abocada a contar con los escaños del partido unionista de Irlanda del Norte (DUP), y esto puede condicionar no sólo el proceso de paz en el Úlster, sino su política interna y la propia negociación del Brexit.

5. El Reino Unido debe cumplir con todas las obligaciones que ha comprometido, incluidas las relacionadas con el presupuesto

Es lo que se ha llamado «la factura». Londres siempre ha tenido un estatus especial desde su integración en la UE en 1973. Nunca ha terminado de incorporarse a algunas instituciones y ha gozado de algunas exenciones, como el llamado «cheque británico», que era un descuento en las aportaciones de Reino Unido a las arcas presupuestarias de Bruselas. La «factura» pendiente de esas obligaciones comprometidas ha sido fijada en unos 60.000 millones de euros. Reino Unido ya ha advertido de que su cálculo es muy inferior: no piensa hacer frente a más de 15.000 millones.

6. Las bases de la futura relación Reino Unido-UE sólo podrán discutirse una vez que se hayan hecho progresos sustanciales en las conversaciones de salida

Este punto, de hecho, es una flexibilización de la postura inicial del club de los 27. Cuando el referéndum del Brexit dio sus resultados, Bruselas apuntó que no se negociaría a la vez el divorcio y la relación posterior. Es más, que Londres no podría siquiera hablar con terceros países de futuras alianzas mientras permaneciera en la UE, es decir, hasta firmar la salida. Y que entretanto, antes se fijarían las cuestiones inherentes a la separación, para no contaminarlas con los deseos británicos de seguir contando con las ventajas del mercado único al tiempo que imponía una restricción de movimientos y derechos a los ciudadanos procedentes de la Unión.

7. No habrá mercado único a la carta: pertenecer al mercado único conlleva permitir la libre circulación de bienes, capital, servicios y personas

La campaña a favor del Brexit, por parte de sus defensores, se basó en un argumento xenófobo y, según los expertos, incierto: «Reino Unido no puede soportar una presión migratoria procedente de la UE como la de los últimos años». El saldo migratorio actual es de una media de 300.000 personas más al año en suelo británico. Pero lo que nadie apunta es que estas personas trabajan y cotizan. La prueba es que la tasa de paro del país es menor al 5%, es decir, técnicamente pleno empleo. Así, el Parlamento Europeo quiere dejarle claro a Londres que las ventajas de estar en la UE o de llegar a un acuerdo de libre comercio con los 27 exigirán contrapartidas. No a la ley del embudo.

8. No puede haber negociaciones separadas con países de la UE o con terceros países

Este punto, ya anticipado más arriba, tiene también un objetivo más interno que ante Londres. Los 27 se comprometen entre sí a no hacerse trampas al solitario y no buscar una relación privilegiada con un Reino Unido fuera de la Unión. Esto rompería el principio de confianza mutua en un momento especialmente delicado para las instituciones europeas y podría acabar con el proyecto mismo de la UE.

9. El Parlamento europeo deberá aprobar cualquier acuerdo relativo a la retirada del Reino unido de la UE

Éste es el punto final, en el que el Parlamento Europeo se reivindica como defensor de los derechos de los ciudadanos de la UE. Aclara al resto de instituciones, la Comisión —que gobierna y colegisla— y el Consejo —que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno— que quien está realmente legitimado para aceptar o rechazar un cambio en las condiciones de vida de los habitantes de Europa es quien ha sido elegido por éstos.

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