Holanda vota este miércoles con el xenófobo Wilders como favorito en las encuestas

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Geert Wilders. (Foto: AFP)

Los holandeses están llamados este miércoles a las urnas en unas elecciones parlamentarias que han atraído más atención de lo normal a nivel internacional. La Unión Europea afronta la primera de sus pruebas de fuego en un año 2017 lleno de desafíos, con el Brexit, los comicios franceses y alemanes… la crisis con Turquía y su amenaza de «inundar Europa de refugiados» y el discurso xenófobo que este asunto provoca. Precisamente, un nacionalista radical, Geert Wilders encabeza el partido que puede convertirse en la fuerza más votada de Holanda y en las que la inmigración ha sido el gran tema.

El líder del Partido por la Libertad (PVV), al que muchos comparan con el presidente estadounidense Donald Trump, pero que lleva en política más de dos décadas, llevaba meses liderando todas las encuestas pero en los últimos días parece haber perdido fuelle y, de cumplirse los pronósticos, quedaría en segundo lugar.

Aunque Wilders consiguiera que su partido fuera el más votado, el fragmentado Parlamento holandés —donde los escaños de reparten de forma proporcional en una circunscripción única—, ninguno de los partidos que podrían sustentar una hipotética coalición de Gobierno está dispuesto a apoyarle.

El Parlamento holandés cuenta con 150 escaños, por lo que para formar gobierno haría falta el respaldo de al menos 76 diputados. En estas elecciones, los expertos vaticinan que podrían hacer falta entre cuatro y cinco formaciones para lograr la mayoría suficiente.

Así las cosas, el primer ministro saliente, Mark Rutte, y su partido, los liberales del VVD, parecen a priori los mejor situados para liderar el futuro Ejecutivo, de acuerdo con últimos los sondeos en los que parecen superar al PVV de Wilders y que les sitúan como la principal fuerza con un 17% de los votos y entre 24 y 28 escaños.

La crisis con Turquía

No obstante, está por ver las consecuencias que el contencioso diplomático de los últimos días con Turquía pueda tener en el resultado de las elecciones. La firmeza mostrada por el Gobierno de Rutte ante los planes de ministros turcos de ofrecer mítines en el país en apoyo a la reforma de la Constitución que se someterá a referéndum en abril en Turquía ha sido bien acogida por los holandeses, lo que podría terminar beneficiando en último término a Wilders.

El líder del PVV ha sustentado su campaña en su lucha contra la inmigración, así como en su rechazo rotundo al islam y a los musulmanes. Ante los acontecimientos del fin de semana, cuando se impidió al ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, aterrizar en el país y a la titular de Familia llegar al Consulado turco en Róterdam, Wilders podría atraer un mayor respaldo de votantes que hasta ahora estaban indecisos.

Sin embargo, si en algo coinciden los expertos, es que el gran logro de Wilders en los últimos años desde que irrumpió a golpe de polémicas en la política nacional —tras su paso por el VVD— ha sido el que los grandes partidos tradicionales hayan endurecido su tono y sus políticas respecto a la inmigración, después de que Países Bajos ha sido históricamente considerado un país de acogida y tolerancia.

Por otra parte, como viene siendo la tendencia en otros países europeos, los partidos que solían dominar la escena política del país siguen cediendo terreno en medio de la creciente fragmentación del electorado ante la proliferación de nuevos partidos que defienden intereses muy específicos.

En el caso de Países Bajos, por ejemplo, el partido 50PLUS defiende los intereses de los jubilados y también está el partido Niet Stemmers (No votantes) que busca atraer a aquéllos que no piensan en votar con la promesa de que si consiguen representación no votarán en el Parlamento.

Retroceso de los grandes partidos

Así, los tres grandes partidos, el VVD, los cristiano demócratas CDA y los laboristas PvdA, que en los años 80 acaparaban el 80% de los votos, han visto como su porción de la tarta caía hasta el 60% en 2002 y en la actualidad se situaría en torno al 40%.

Para estas elecciones concurren un total de 28 partidos y las estimaciones son que hasta 14 conseguirán alguno de los 150 escaños —sólo necesitan hacerse con el 0,67% del voto para ello— en liza, incluidos ocho que podrían lograr más de 10 parlamentarios.

En virtud del sistema holandés, el nuevo Parlamento deberá designar a un ‘informador’, tradicionalmente un veterano político, para que explore las posibles coaliciones en función de los resultados con los líderes de los partidos. Por regla general, el ‘informador’ designa al líder del partido más votado como ‘formador’ encargado de la formación de Gobierno.

Sin embargo, no existe ninguna norma que estipule que el líder del partido más votado —que hipotéticamente podría ser Wilders— tenga que ser quien se encargue de formar Gobierno y de hecho ya ha pasado antes. Los laboristas del PvdA se han visto privados de ello en hasta tres ocasiones, incluida una en la que obtuvieron más de un tercio de los votos.

Wilders, el enemigo a batir

Así las cosas, e independientemente de que las principales fuerzas hayan descartado aliarse con Wilders, éste sigue siendo el enemigo a batir, como lo demuestran las declaraciones de este lunes del primer ministro Rutte. «Lo hemos visto con el Brexit, lo hemos visto con Trump, cuando pensamos que no ocurriría la noche antes. Existe una posibilidad real de que nos despertemos el 16 de marzo y el partido de Wilders sea el más votado», previno.

Por su parte, Wilders ha apelado a los holandeses a no dejarse engañar por los partidos tradicionales y su reciente tono más duro hacia la inmigración. «Muchos partidos están gritando ahora eslóganes como los del PVV, pero tras las elecciones no les escucharéis más», previno en declaraciones al diario De Telegraaf.

Wilders quiere el ‘Nexit’, salir de la UE

Otro de los temas de la campaña es la eventual salida de Países Bajos de la UE, el llamado ‘Nexit’. Wilders es partidario de seguir los pasos de Reino Unido y abandonar el bloque, y no está solo en esta cruzada, ya que el partido Foro para la Democracia defiende convocar referendos sobre la pertenencia a la eurozona, la libertad de movimientos o la pertenencia a la UE.

Frente a ello, Rutte y el resto de grandes partidos son partidarios de la permanencia, y así se lo hizo ver el primer ministro en su debate con el líder del PVV el lunes. «Usted quiere un Nexit, usted quiere sacar a Países Bajos de Europa», le reprochó el primer ministro a Wilders, quien aprovechó para recordar al líder del VVD que dejó el partido en 2004 por su desacuerdo con la perspectiva de que Turquía pueda llegar a ser algún día miembro de la UE.

Cristiano demócratas y ecologistas

Aunque el foco de atención ha estado centrado en Wilders y Rutte, hay otros actores que podrían resultar claves a la postre. Uno de ellos es el líder del CDA, Sybrand Buma, cuyo partido es la tercera fuerza en intención de voto, con un 13% y llega en situación ascendente.

«Cada día nos hacemos más fuertes y la opción de que seamos el partido más votado el día de las elecciones es muy real y nadie se la espera», ha sostenido en declaraciones a Reuters Buma, cuyo partido se da prácticamente por seguro que entrará en la próxima coalición de Gobierno, independientemente de quién gane.

Otro de los políticos a tener en cuenta de cara al día después es el líder de Izquierda Verde, Jesse Klaver. Este joven de 30 años e hijo de un marroquí y una madre con antepasados indonesios podría lograr en torno al 11% de los votos, quedando como la quinta fuerza.

Con un mensaje más incluyente y aprovechándose de las redes sociales, Klaver es el líder más joven de un partido en Países Bajos. «En Países Bajos, tenemos que mostrar que el populismo puede ser parado y que hay una alternativa y esa alternativa somos nosotros», defendió en un reciente acto de campaña.

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