La crisis en Siria se cuela en la histórica «cumbre informal» entre Trump y Xi Jinping

La crisis en Siria se cuela en la histórica «cumbre informal» entre Trump y Xi Jinping

Siria se coló en la «cumbre informal» entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y su par chino, Xi Jinping, en Mar-a-Lago, Florida, después de que Estados Unidos ordenara un ataque contra el régimen de Bashar al Asad.

Los dirigentes de las dos mayores potencias del mundo retoman este viernes sus conversaciones en la lujosa residencia del mandatario estadounidense y suman la situación siria a un menú que incluye el programa nuclear de Corea del Norte y el comercio entre Estados Unidos y China.

Contra toda previsión, el anuncio del ataque estadounidense contra una base aérea siria ya dominó el jueves los encuentros entre ambos mandatarios.

El propio Trump hizo el anuncio del ataque en Mar-a-Lago, en respuesta a un presunto ataque químico del que Washington responsabilizó a Damasco.

Prudencia china

La reacción de Xi no fue filtrada, pero China se ha alineado a Moscú sobre la situación en Siria, negándose a sancionar al régimen de Asad. Tras el bombardeo, Pekín llamó a la calma y a «evitar un nuevo deterioro de la situación» en Siria.

La portavoz de la cancillería china, Hua Chunying, dijo que «estamos profundamente conmocionados» por el ataque en Jan Shejun, «que condenamos firmemente […] Nos oponemos al uso de armas químicas, por parte de cualquier país, organización o individuo, e independientemente de las circunstancias y el objetivo».

«Lo urgente por el momento es evitar cualquier deterioro de la situación […] esperamos que todas las partes implicadas mantendrán la calma y evitarán cualquier escalada de las tensiones», insistió.

Pekín parece querer demostrar que la cumbre de Xi con Trump se desarrolla con cordialidad: poco después del anuncio del ataque, la agencia china informó que Trump había aceptado una invitación para visitar el gigante asiático este año.

«Ya hemos tenido una larga charla y hasta ahora no he obtenido nada, absolutamente nada, pero estamos construyendo una amistad», declaró Trump a la prensa antes de cenar con el líder chino y sus respectivas esposas, Melania y la ex cantante Peng Liyuan.

Xi se ha mostrado hasta ahora prudente frente a las declaraciones del mandatario estadounidense, quien horas antes de viajar a Florida declaró al canal Fox que su país no ha sido tratado de forma equitativa por China en materia comercial.

Trump también acusó a China de debilidad en su respuesta a la amenaza nuclear que representa Corea del Norte y de «manipular» el yuan, la moneda nacional.

Pero el presidente estadounidense dio el jueves muestras de hacia dónde quiere llevar la relación chino-estadounidense: «Creo que a largo plazo tendremos una relación muy, muy buena».

Temas espinosos

Ambos líderes abordan temas espinosos, como Corea del Norte, que volvió a desafiar a Estados Unidos y a la comunidad internacional el miércoles lanzando su quinto misil en lo que va de año.

Unas horas antes de recibir a Xi, Trump aseguró en una conversación telefónica al primer ministro japonés, Shinzo Abe, que Estados Unidos «continuará reforzando su capacidad militar» frente a «la seria amenaza que sigue representando Corea del Norte».

Desde hace varias semanas, Washington exhorta a Pekín a presionar a su aliado Pyongyang, a quien ofrece un colchón diplomático en Naciones Unidas.

Trump dejó caer la amenaza de una intervención militar unilateral en una entrevista publicada el domingo por el Financial Times, apuntando que está preparado para «solucionar» solo el problema norcoreano si China duda demasiado tiempo.

Pyongyang, que busca desarrollar misiles balísticos intercontinentales capaces de llevar ojivas nucleares y de alcanzar territorio estadounidense, aseguró el jueves que responderá de forma «implacable» a «la menor provocación» de Washington.

Según fuentes diplomáticas chinas, Xi podría ofrecer a Trump reforzar el control de los bancos chinos que trabajan con el régimen de Kim Jong-un. El mandatario chino ya ha paralizado las importaciones de carbón norcoreano, de acuerdo a las sanciones de la ONU.

A cambio, podría pedir al líder estadounidense que renuncie a un importante contrato armamentístico con Taiwán, la isla que Pekín considera como una provincia que debe ser reunificada.

Franqueza

Otro tema candente de las conversaciones es el comercio. Trump quiere abordar el déficit de Estados Unidos con China, que se elevó a 350.000 millones de dólares en 2016. La Casa Blanca ha prometido hablar de forma franca sobre esta cuestión, para «reducir las barreras a la inversión y a los intercambios creados por los chinos», explicó una fuente gubernamental.

China impone un arancel del 25% a las importaciones de vehículos, limita las importaciones de muchos productos agrícolas y cierra el importante sector de servicios a las inversiones extranjeras.

En este contexto, es difícil predecir hacia dónde irán las conversaciones.

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