Las mujeres norcoreanas sufren la «brutalidad extrema» y la misoginia del régimen

Una niña de Corea del Norte, donde las mujeres sufren la violencia de un Estado misógino.
Una niña de Corea del Norte, donde las mujeres sufren la violencia de un Estado misógino.

Las mujeres figuran entre las principales víctimas de la «brutalidad extrema» ejercida por el régimen de Corea del Norte, descrito como un «Estado misógino» en un informe publicado este jueves por la ONG Korea Future Initiative, que ha hablado con más de 40 norcoreanas que han huido de su país.

El privilegio que siguen ostentado los hombres, la violencia y la exclusión de todos los ámbitos siguen marcando a las mujeres norcoreanas, sujetas a todo tipo de riesgos tanto dentro como fuera de casa. Su utilización como objetos sexuales sigue siendo evidente en vista de los testimonios recabados por la organización, con sede en Londres.

La violencia sexual sigue estando a la orden del día y las desertoras consultadas han denunciado las violaciones en el seno de la pareja como el tipo de abusos más frecuente. También persisten la trata de mujeres como esclavas sexuales y los abusos a manos de las fuerzas del Estado.

«La violencia sexual perjudica la salud física y psicológica tanto de forma inmediata como a largo plazo, aumenta el riesgo de nuevos problemas de salud, perjudica su autoestima y lastra sus comportamientos sociales», denuncia la ONG, que alerta de que estos efectos «acompañan» a las supervivientes fuera de Corea del Norte porque reciben un tratamiento «inadecuado».

El estudio también pone de manifiesto la «iniciación sexual forzosa» de la que son víctimas niñas menores de 15 años y que son frecuentes en instituciones públicas educativas y de detención. El escaso conocimiento de las víctimas sobre el alcance de estos abusos y el miedo a represalias favorece la impunidad de los responsables, lamenta Korea Future Initiative.

El autor del informe, James Burt, ha subrayado que «el Gobierno de Corea del Norte tiene un problema con las mujeres y las niñas». «Una misoginia apenas disimulada impregna todo lo que toca el Gobierno y permite a los responsables encontrar refugio en sus instituciones y sus convenciones patriarcales», ha denunciado.

En el caso del país asiático, «es difícil calcular la magnitud del problema», en la medida en que el régimen de Kim Jong Un ni facilita datos ni permite que los recaben organizaciones externas. Los testimonios de las desertoras arrojan un poco de luz a estas «realidades oscuras», ha explicado Burt, que ha puesto en las manos de los altos cargos «la sangre de millones de vidas inocentes».

El investigador también ha recriminado a la comunidad internacional su «silencio» en relación al sufrimiento que atraviesan las mujeres y las niñas en Corea del Norte. En este sentido, ha echado en falta que la cuestión de los Derechos Humanos figure en la reanudación de los contactos políticos entre Seúl y Pyongyang.

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