Shinzo Abe reorganiza su Gobierno en un intento por recuperar una confianza hundida por los escándalos

Shinzo Abe reorganiza su Gobierno en un intento por recuperar una confianza hundida por los escándalos
Shinzo Abe. Foto: GETTYIMAGES

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, reorganizó el jueves su gobierno en un intento de recuperar una confianza hundida por los escándalos, en un momento de decisiones cruciales en materia de seguridad, diplomacia y economía.

El jefe del ejecutivo confió la cartera de Defensa a Itsunori Onodera, una función que ya había ocupado hace algunos años. Onodera sucede a Tomomi Inada, forzada a dimitir tras un caso de ocultación de documentos militares. Fumio Kishida, que no desmereció en Relaciones Exteriores desde finales de 2012, será remplazado por su parte por Taro Kono.

Los dos nuevos ministros, Onodera y Kono, deberán asumir pesados asuntos, empezando por el problema de Corea del Norte, que amenaza a Japón con sus repetidos ensayos de misiles, y las discusiones relativas a China, Estados Unidos y Corea del Sur.

Aunque Abe considera indestructible la alianza nipo-estadounidense, existen diferencias con la administración Trump, especialmente sobre las cuestiones comerciales.

Shinzo Abe se queda sin embargo con sus dos colaboradores más fieles desde su vuelta al poder a finales de 2012: el ministro de Finanzas y viceprimer ministro, Taro Aso, y el portavoz Yoshihide Suga. El ministro de Comercio e Industria, Hiroshige Seko, que dirige esta cartera desde hace un año precisamente, también fue prorrogado.

Evitar los errores

Aunque desde hace casi cinco años el jefe del gobierno haya hecho de la promoción del género femenino uno de los lemas de su política, el nuevo equipo, que cuenta con 19 miembros (sin incluir a Abe), solo integra a dos mujeres, Seiko Noda, en Interior y Yoko Kawakami en Justicia.

Abe realizó una elección limitada, teniendo que actuar midiendo el peso de los diferentes clanes de su Partido Liberal Demócrata (PLD). Y las caras populares que había reclutado no eran necesariamente propensas a responder positivamente, «algunas consideran que no es bueno para ellas integrar un gobierno Abe», explicó a la AFP, antes de la reorganización, Takashi Ryuzaki, exjefe del servicio político de la cadena privada TBS.

Decepcionado por precedentes lamentables, «el primer ministro ha seleccionado más bien personas experimentadas, veteranos, ya que quiere evitar al máximo los errores de lenguaje», comentó un analista político en la cadena NHK.

El hundimiento del ejecutivo en las encuestas de opinión, que se materializó por una gran derrota del PLD en el voto de renovación de la Asamblea de Tokio, deriva no solo en los desaciertos de ministros, sino también en la conducta del propio Abe, señalaron los medios, incluidos los que le eran favorable inicialmente.

‘La economía primero’

Además de las sospechas de favoritismo hacia amigos, el primer ministro, respaldado por una mayoría aplastante en el parlamento, es acusado de haber privilegiado estos últimos tiempos el voto de leyes polémicas que le interesan sobre Defensa o seguridad interior, en vez de mantener su promesa inicial y reiterada de «la economía primero».

Su estrategia «abenomics» (la política económica de Abe) fracasó en su objetivo principal: vencer la deflación y construir las bases de un crecimiento duradero. Es en este aspecto que los humildes ciudadanos esperan especialmente al gobierno.

Según Seiichiro Murakami, parlamentario miembro del PLD pero muy crítico con Shinzo Abe, el primer ministro no ha sabido rodearse de personas conscientes de los problemas económicos y financieros. «El nivel de deuda de Japón sobrepasa el registrado justo después de la Segunda Guerra Mundial, más del 200% del producto interior bruto, hay que preocuparse», insistió a la AFP.

Si esta reestructuración no basta, el jefe del gobierno «podría disolver la asamblea para final de año», para volver a dotarse de una legitimidad como ya lo hizo en el pasado, aprovechando la descomposición de la oposición, considera Ryuzaki.

Según él, las acciones de Abe responden a su objetivo final, que quiere alcanzar hacia 2020: «reformar la constitución japonesa» escrita por los estadounidenses después de la guerra y que desde entonces no se ha modificado.

 

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