El diputado venezolano Wilmer Azuaje denuncia torturas desde el Helicoide, la cárcel de presos políticos

Wilmer Azuaje
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La salvaje dictadura de Nicolás Maduro no tiene límites en su represión a la oposición democrática. el diputado por Barinas Wilmer Azuaje lleva más de 100 días detenido como preso político en la prisión en la que el régimen bolivariano ha convertido el famoso edificio del Helicoide, en Caracas.

A pesar de que las manifestaciones diarias de cientos de miles de venezolanos han cesado —como decía María Corina Machado en una entrevista con OKDIARIO, están «a la expectativa»— tras el autogolpe de la ilegal Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el chavismo continúa su operación para acabar con todo lo que suene a democracia.

Wilmer Azuaje
El Helicoide iba a ser un centro comercial y de exposiciones, construido en los años 50, y hoy es un centro de detención del servicio secreto venezolano.

El Helicoide fue un proyecto revolucionario en los años 50 de la próspera Venezuela cuando el petróleo empezó a inyectar dólares en las arcas del país. Tras el fin de la dictadura en 1958, el edificio quedó a medio construir, los comercios que ya habían abierto cerraron por la depresión económica y la empresa promotora quebró. Nadie se hizo cargo del inmueble hasta que el Gobierno se hizo con él, y hoy es el centro de torturas del Sebin (Servicio Bolivariano de Inteligencia).

Azuaje ha logrado compartir un vídeo a través de la cuenta de Twitter de su esposa, Kelly García, en el que explica cómo está siendo sometido a tratos vejatorios violentos en las celdas. «Por esta razón no me permitían ver a mi esposo. Wilmer Azuaje en el Helicoide torturando y violando todos sus derechos humanos. Ayúdame a difundir RT», escribía su mujer en el tuit.

El diputado opositor aparece esposado a un barrote y sentado, con vendas en la muñeca que tapan los cortes profundos que ha sufrido y pide ayuda a «los organismos internacionales».

«Soy diputado por el estado de Barinas», recuerda el líder demócrata, mientras pide a «la OEA, a la ONU» que le ayuden en su única petición: «Recuperar mi libertad».

Azuaje recuerda que está encerrado sin saber las razones judiciales que lo podrían haber llevado a ese agujero: «Nunca he sido imputado, nunca he estado en un tribunal». Y es que lleva más de tres meses encerrado: «Son ciento y pico días secuestrado», lamenta mirando a cámara con expresión de cansancio, «y la ley establece que en 48 debo ser presentado [ante un juez]».

Después muestra cómo está amarrado a los barrotes, con una esposa en la muñeca derecha y un cinturón en el pie derecho, lo que le obliga a estar sentado en el suelo «aquí, sin poder moverme».

Concluye la grabación con el diputado desesperado llevándose las manos a la cabeza: «Pido ya respuesta internacional… antes fue con una cadena y ahora con una esposa».

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