La mediación de Zapatero ante el dictador ha sido clave en la liberación de López

Leopoldo López
José Luis Rodríguez Zapatero con el dictador venezolano, Nicolás Maduro.

Pocos confiaban en su labor, ni siquiera los propios opositores democráticos venezolanos, que lo llegaron a acusar de ser el «portavoz» de Nicolás Maduro. Pero la mediación de José Luis Rodríguez Zapatero ante el dictador chavista, Nicolás Maduro, ha sido clave para la liberación de Leopoldo López, el preso político más famoso del mundo.

Según fuentes socialistas consultadas por OKDIARIO, esta mañana se ha cumplido finalmente lo que ellos sí esperaban. «Ha sido muy difícil y con mucha negociación silenciosa», revelan las citadas fuentes. «Y la primera persona a la que ha llamado Lilian Tintori según ha entrado Leopoldo por la puerta ha sido al presidente Rodríguez Zapatero».

Desde hace un año, Zapatero, junto con los ex presidentes panameño Martín Torrijos y dominicano Leonel Fernández, fueron encargados por la Unión de Naciones Suarmericanas (UNASUR) para participar como mediadores en un intento de negociación entre la tiranía bolivariana y la oposición democrática, representada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

Leopoldo López
Leopoldo López ha sido excarcelado tras más de tres años en la prisión militar de Ramo Verde.

La MUD integra a todos los partidos comprometidos con la democracia, y su candidatura unitaria arrasó en las elecciones legislativas del 6 de diciembre de 2015. Al punto de que lograron una mayoría cualificada de dos tercios. Esto convirtió a la Asamblea Nacional en la única institución que no sólo no estaba en manos de Maduro, sino que se oponía frontalmente a su dictadura.

Los primeros movimientos de esa Asamablea, constituida en enero de 2016, fueron aprobar una ley de amnistía para los presos políticos y promover un referéndum revocatorio contra Nicolás Maduro por «abandono de cargo y desvío de la senda constitucional». La ley no fue refrendada por el presidente, por lo que no surtió efecto y el revocatorio fue abortado por las bravas cuando se estaban cumpliendo todos los preceptos constitucionales para sacarlo adelante.

Las encuestas ya daban por entonces una desaprobación a Maduro de más del 80% por lo que el dictador no se quiso arriesgar. Comenzaba así un acoso directo al Parlamento. De modo que UNASUR, la asociación de países latinoamericanos más cercana a los postulados bolivarianos, propuso una mediación, que fue refrendada por el Vaticano. El prestigio de los ex presidentes y la participación de Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, hizo el resto.

División en la oposición

Parte de la oposición aceptó la mediación. Pero el partido de López, Voluntad Popular (VP), mostró sus prevenciones desde el inicio. Era otoño de 2016 y las conversaciones nunca avanzaban. López —desde la cárcel con vídeos u tuits dictados— y su esposa, Lilian Tintori —con giras internacionales—, advertían públicamente de la «trampa» que era ese diálogo sin objetivos concretos ni «voluntad por parte del Gobierno para avanzar».

La MUD estuvo a punto de romperse en diciembre, con posturas encontradas entre los demócratas, los posiblistas que deseaban ir por la vía del diálogo, y los más realistas, como María Corina Machado, líder de Vente Venezuela, que no encontraban una salida al camino emprendido y exigían —en una entrevista concedida a OKDIARIO— el fin de esa mesa de diálogo falsa..

Leopoldo López
José Luis Rodríguez Zapatero y Nicolás Maduro. (Foto: AFP)

Fue la definitiva suspensión del revocatorio y las torturas a las que se sometía periódicamente a Leopoldo López lo que terminó de unir a la oposición. Se acabó el diálogo, al menos públicamente. Y Zapatero empezó a recibir verdaderas invectivas públicas de los dirigentes de la MUD. Incluso, el ex presidente se negaba a calificar públicamente a López como «preso político». Así ocurrió en una entrevista televisada el pasado abril. Sin duda, estaba invirtiendo en diplomacia callada a riesgo de su prestigio personal. Poco después, su coche era acosado por opositores venezolanos exiliados en España, insatisfechos con su labor.

Pero el silencio mandaba.

La propia Lilian Tintori llegó a señalarlo públcamente y en una entrevista con este periódico el pasado mayo. Sin embargo, ella misma ha reconocido su labor discreta al llamarlo, agradecida, este sábado desde su domicilio de Caracas, abrazada a su esposo, por fin fuera de la prisión de Ramo Verde.

Leopoldo López llevaba más de tres años aislado en lo alto de una torre herrumbrosa y abandonada de la cárcel militar. Sometido a torturas continuas, registros nocturnos, aislamientos sobrevenidos de más de un mes, y con sus derechos de defensa negados al prohibírsele la entrada a sus abogados con asiduidad.

Acusado y condenado a más de 14 años de prisión en un juicio manipulado con testigos comprados y con un fiscal que reconoció todas las trampas una vez pudo huir a Estados Unidos, López fue ingresado en prisión en febrero de 2014.

La lucha legal

Los letrados españoles que representan desde Europa a López, el ex presidente Felipe González, el ex ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón y el abogado Javier Cremades, anunciaron a inicios del pasado mes de mayo que se disponían a presentar ante la Audiencia Nacional una demanda contra Nicolás Maduro y su Gobierno por violación de los derechos humanos de sus presos políticos.

Leopoldo López
Javier Cremades, Leopoldo López padre y Alberto Ruiz-Gallardón. (Foto: ADP)

Este sábado ha sido el propio Cremades el que ha confirmado la gran noticia de la salida de López de prisión, explicando que ahora estará sometido a arresto domiciliario. Leopoldo López Gil, padre del opositor venezolano, ha celebrado la salida de su hijo de prisión como un síntoma de «un verdadero cambio de rumbo» para Venezuela.

Y es que el régimen se está hundiendo, después de más de tres meses de manifestaciones diarias en las que cientos de miles de ciudadanos exigen pan y democracia. En estos 100 días de marchas, son casi un centenar ya los asesinados por las fuerzas de seguridad de Maduro y sus colectivos armados ilegalmente. Esta semana, estos chavistas con piedras, palos y armas de fuego, asaltaron la Asamblea Nacional y secuestraron durante ocho horas a los diputados, hiriendo a cinco de ellos.

La fiscal general Luisa Ortega Díaz se ha convertido en un ariete contra el dictador, alineándose con la Constitución, y acusando al Gobierno dictatorial de «terrorismo de Estado», magistrados del Tribunal Superior de Justicia ya han pedido públicamente la convocatoria de elecciones urgentes…  el mismo tribunal cuyos jueces, elegidos a dedo por el propio Maduro usurparon los poderes de la Asamblea Nacional el pasado 30 de marzo.

Este pretendido ‘gesto’ del régimen, liberando a López no es finalmente más que una huida adelante a ver si gana tiempo y consigue calmar los ánimos. Como dice Tintori, «la fuerza del pueblo en la calle dará la victoria». Y poco a poco se va abriendo hueco la libertad.

La confianza de Maduro en el ex jefe del Ejecutivo español y su buena voluntad, las buenas artes del ex presidente español y la emergencia nacional venezolana han hecho el resto. El paso está dado y, si esta semana Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero reconocían públicamente que no hablan mucho de Venezuela «porque no están de acuerdo» en algunos de los puntos de vista, ahora ambos se felicitan por un auténtico éxito que puede ser la antesala de una transición más temprana que tardía.

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