Maduro firma el decreto de su segundo autogolpe: convoca la fraudulenta Asamblea Constituyente

Maduro
Nicolás Maduro saluda a sus seguidores en la marcha chavista.

El dictador venezolano Nicolás Maduro ha firmado este martes la normativa que ha ideado su régimen para elegir a los miembros de ese proyecto de Asamblea Nacional Constituyente, con la que asegura que alcanzará «la paz» en Venezuela, durante un acto del chavismo.

«Procedo a firmar las bases comiciales de la Constituyente», dijo Maduro ante miles de partidarios, congregados ante el Palacio Presidencial de Miraflores en Caracas.

La oposición ha salido en tromba a rechazar desde el primer día esta idea de saltarse la Constitución, ya de por sí «bolivariana». Así, el goberandor del estadod e Miranda, Henrique Capriles, ha tuiteado: «¡Los venezolanos no aceptamos fraude constituyente madurista! ¡Su decreto es inconstitucional y por tanto nulo! ¡Sigamos defendiendo CRBV [la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela]!».

El régimen chavista busca con este nuevo invento, eliminar toda la estructura institucional emanada de la Constitución promulgada durante el Gobierno de su predecesor, Hugo Chávez. Así lograría quitarse de encima la única institución que no controla Maduro: la Asamblea Nacional.

El legislativo está en manos de una mayoría cualificada de la oposición, reunida en la coalición Mesa de Unidad Democrática (MUD), que amalgama a una veintena de partidos de diferente signo pero comprometidos con la lucha por las libertades y los derechos de los venezolanos por la caída de un régimen tiránico.

Desde enero de 2016, tras las elecciones del diciembre anterior, la Asamblea tiene dos tercios de diputados de la MUD. Esa mayoría cualificada le permitía dictar leyes orgánicas e incluso obligar al presidente a cambiar legislación o a liberar a los presos políticos. Ninguna de esas iniciativas fueron aceptadas por Maduro, saltándose las atribuciones de la Asamblea.

Finalmente, el pasado 30 de marzo, el Tribunal Supremo, cuyos jueces están elegidos a dedo por el propio dictador, usurpó los poderes del legislativo en lo que los dirigentes de Maduro calificaron de «autogolpe de Estado». Desde entonces, las calles de Venezuela se han llenado cada día de millones de ciudadanos reivindicando la convocatoria de elecciones presidenciales, la libertad de los presos políticos, el reconocimiento de la Asamblea y la apertura de un canal humanitario.

La respuesta de Maduro —que tuvo que echar atrás esa sentencia por la oposición interna de un régimen que se desmorona y la presión internacional— ha sido represión, más de 50 muertos, cientos de heridos y miles de detenidos a los que está llevando ante tribunales militares. Y, finalmente, la convocatoria fraudulenta de una Asamblea Constituyente en la que él mismo elegirá a la mitad de sus componentes.

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