ENTREVISTA A JUAN PABLO ESCOBAR

El hijo de Pablo Escobar: «Me he hecho responsable moral de los crímenes de mi padre»

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Juan Pablo Escobar, durante la entrevista con OKDIARIO.

La primera vez que ves a Juan Pablo Escobar impresiona. El vivo retrato de su padre. Uno de los hombres más poderosos a principios de la década de los 80: Pablo Escobar. Sus ojos penetrantes dicen mucho más de lo que realmente sale de su boca. Parco en palabras pero no vacías. Todo lo contrario. Lo demuestra en su nuevo libro ‘Lo que mi padre nunca me contó’ (Península. Huellas) donde entrevista a las víctimas y verdugos de su padre.

La gran diferencia es que Juan Sebastián Marroquín, su nombre desde 1993, transmite calma y se comprometió con su pueblo a ser un buen ejemplo y a transmitir su historia real para que nunca más se vuelva a repetir: «Me he hecho responsable moral de los crímenes de mi padre».

PREGUNTA.- Juan Sebastián Marroquín vive en Argentina. Sin embargo, se llama Juan Pablo Escobar y nació en Medellín (Colombia). ¿Qué le supuso cambiarse el nombre de su padre e irse a vivir fuera?

RESPUESTA.- El cambio de nombre no fue una renuncia al parentesco. Fue una herramienta que encontramos para recuperar el derecho a la vida, a la educación, a la libertad que no teníamos porque nos perseguían por el apellido. Cuando nos cambiamos, todos los derechos que habíamos perdido comienzan a restituirse de manera inmediata.

P.- Cuando veía las noticias con su padre, con 7 años, él le decía: «Esta bomba la puse yo». ¿Qué le respondía?

R.- Tuve muchas oportunidades de mostrarme abiertamente en contra de mi padre y en vida. No esperé a que se muriera. Me decía que no me olvidase nunca de que la primera bomba la pusieron contra mi hermana, mi madre y contra mí. Yo le respondía que esa circunstancia no me habilitaba para ponerle bombas a nadie, pero mi padre era testarudo. Una persona que no atendía a razones.

«Casi me aplasta el techo donde dormíamos»

P.- Usted era el talón de aquiles de Pablo Escobar, ¿cuál fue el peor momento?

R.- La bomba que nos pusieron el 13 de agosto de 1988. Los diarios, al día siguiente, titularon ‘Medellín despertó como Beirut’. Tenía 11 años y casi me aplasta el techo donde dormíamos. Recuerdo una imagen surrealista: cuando te vas a dormir lo último que ves es el techo de la habitación y lo primero que ves cuando te levantas sigue siendo el techo en su lugar. Ese día era el cielo el que estaba ahí y no el techo. Fue una imagen aterradora.

P.- ¿Ha probado las drogas?

R.– Probé la marihuana a los 28 años. Es decir, 12 años después de que muriera mi padre. Antes, estaban a mi alrededor, volaban como mariposas pero mi papá me educó con amor y las legalizó para cuando me dijo: «El día que quieras probar una, la pruebas aquí conmigo».

«Un superávit de consumidores y un déficit de narcos»

P.- ¿Le interesa a Estados Unidos parar el tema de las drogas?

R.- No, prohibir es un negocio.

P.- Pero después del 11S hubo mayor control… 

R.- El mundo tomó más control de los accesos, de los aeropuertos, de las estaciones, mientras que la droga se ha mantenido inamovible. De hecho, y en mi opinión, hay un superávit de consumidores y un déficit de narcos.

P.- En su libro, realiza una crítica muy dura contra algunas series y documentales sobre su padre por la imagen que proyectan hacia los jóvenes. Asegura que en una ocasión le escribió un joven: “Ayúdame, quiero ser narco».

R.- Es algo que recibo con más frecuencia de lo que imaginarías. Mientras más se conoce la serie ‘Narcos’ (Netflix) más mensajes recibo de jóvenes deseosos de ser narcotraficantes, aduladores de la historia de mi padre. Desconocedores de su historia, porque la verdadera nos enseña todo lo contrario: el respeto por los derechos humanos. Me ocupé de ir a Netflix antes de que filmaran la primera temporada para ofrecerles acceso al archivo familiar, pero parece que ellos saben más de Pablo Escobar que su viuda y sus hijos.

P.- Entonces, ¿el plomo o plata es mentira?

R.- No, eso es una política que inventó mi padre para obligar a determinados funcionarios a hacer lo que era su voluntad.

«Recibo amenazas por no ser como mi padre»

P.- Con la muerte de su padre y en caliente juró vengarse. Algunos pensaron que sería el heredero de su padre en la vía violenta.

R.- Lo dije en caliente y me duró 10 minutos. Luego me retracté comprometiéndome ante el país para hacer el bien. Ahora, la gran paradoja es que recibo amenazas de por qué no me convertí en Pablo Escobar y hasta me tratan de cobarde.

P.- ¿Quién? ¿Tiene miedo?

R.- No voy a hacerle eco porque sería contribuir a una fama que no procede. Yo y el miedo nos hemos encontrado muchas veces y nos tratamos con respeto.

P.- Tanto Estados Unidos como Colombia se ponen la medalla diciendo que fueron ellos quienes mataron a su padre. Sin embargo, usted descubre que no es así. 

R.- Mi padre sabía que su familia era rehén del estado colombiano y la condición era sencilla: o aparecía muerto o nosotros moríamos. Le tocó elegir y se dejó encontrar.

P.- ¿Cómo salvó su vida tras la muerte de Escobar?

R.- Fue un milagro. No hay otra cosa que pueda explicarlo. Fui a una reunión al cartel de Cali donde se supone que me iban a matar y me dejaron salir con vida. Hice el testamento antes y me despedí de los míos. Me encontré con una sorpresa porque estaba mi abuelita atendiendo a los jefes del cartel de Cali, muy amiga de ellos.

P.- ¿Qué herencia les deja Pablo Escobar?

R.- Una herencia de violencia y muchos bienes materiales que terminan en manos de dos grandes enemigos de mi padre: el Estado y los enemigos que lucharon para terminar con la organización de mi padre. Nos quedaron muchos bienes que, ante la ausencia de poder de mi familia, aprovecharon para ponernos una pistola en la cabeza diciéndonos “vamos a negociar”. Como habían sido grandes compinches de mi padre, conocían lo que las autoridades no sabían.

P.- ¿Le han perdonado las víctimas? 

R.- Absolutamente. Todas las que he conocido hasta ahora. Por dos razones: yo no les hice daño y porque me he hecho responsable moral de los crímenes de mi padre. Me corresponda o no, pero lo estoy haciendo. Trato de enmendar todo el daño que les realizó y me sigo esforzando por darle la mayor transparencia a esta historia cuando hay una oscuridad e intencionada utilización del nombre de mi padre.

P.- ¿Cuál ha sido el mito/mentira que más le ha cabreado?

R.- Me has dado la idea para un tercer libro. Hay muchas.

P.- ¿Pero alguna que le haya enojado mucho?

R.- Yo perdí el derecho a enojarme. Ya lo hice una vez 5 segundos y me ha costado 22 años de exilio.

P.- ¿Cómo ve el futuro de Colombia?

R.- Siempre seré optimista y sueño con el día en que los colombianos nos ejercitemos en el perdón y la reconciliación.

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