Santos firma su pacto con las FARC en Bogotá mientras la capital se llena de manifestantes por el NO

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Juan Manuel Santos y el terrorista Timochenko se abrazan tras la firma del acuerdo.

Bogotá se ha empezado a llenar de manifestantes contrarios al nuevo acuerdo del Gobierno de Juan Manuel Santos con las autodenominadas Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (FARC). A las 10.00 horas de la mañana de este jueves (16.00 hora peninsular española), el ex presidente Álvaro Uribe había convocado a los colombianos para rechazar el pacto remendado en mes y medio, en el que los portavoces del NO no han encontrado «avances sustanciales en los temas más importantes para la democracia».

Y una hora más tarde, los representantes del Ejecutivo y los líderes narcoterroristas habían sido convocados para la firma definitiva de un acuerdo que, anunciado por Santos en un discurso a la nación el pasado martes, «no debe someterse a los violentos que lo rechazan», unas palabras que han dolido en el Centro democrático (CD), el partido de Uribe, al que se vuelve a poner a los pies de los caballos ante la opinión pública internacional.

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Santos estampa su firma junto a la del terrorista Timochenko, este 24 de noviembre en Bogota.

El acto protocolario de la firma está muy lejos de la pompa institucional que acompañó el pasado 26 de septiembre la firma del primer acuerdo. En aquella ocasión, en Cartagena de Indias, se convocó a la comunidad internacional, y acudieron mandatarios de numerosos países del cono sur, además del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y el rey emérito Juan Carlos. Ahora, el Gobierno y los narcoguerrilleros se reúnen en un pequeño auditorio de Bogotá, el Teatro Colón.

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Los líderes terroristas de las FARC, en el escenario del Teatro Colón de Bogotá, para la firma del acuerdo.

La firma en Cartagena de Indias, ante 2.500 invitados, se realizó una semana antes de que los colombianos estuvieran convocados a las urnas para votar en plebiscito su apoyo o rechazo al pacto. La victoria inesperada del NO descolocó a Santos quien, desde entonces, ha jugado a dos barajas sentándose con Uribe y los partidarios del NO, con los que decía negociar un gran «Pacto nacional para la Paz» mientras mantenía negociaciones secretas en La Habana con el líder terrorista Timochenko para sellar este nuevo texto.

«Con la firma del Acuerdo Final, la esperanza de paz cobra vida. Será como una obra de autoconstrucción en la que debemos trabajar todos», escribió este jueves el jefe negociador de la guerrilla, Iván Márquez, en su cuenta en Twitter.

Precisamente, la división de la sociedad colombiana se centra este jueves en la plaza de Bolívar de la capital bogotana. Allí, a las 10.00 horas estaban convocados los seguidores del NO y allí, unas horas antes se instalaban pantallas gigantes para seguir el acto protocolario de la firma del nuevo acuerdo desde el Teatro Colón.

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La plaza Bolívar de Bogotá, con pantallas gigantes para seguir la firma del acuerdo Santos-FARC.

Una vez que se halla firmado el texto por Santos y Timochenko, éste será llevado al Congreso, donde deberá ser refrendado. Se espera que esto ocurra en una semana, nada más, y que se soslaye así la opinión de los colombianos expresada en el plebiscito del 2 de octubre. Y es que la idea de santos es sacar «como sea» el acuerdo y empezar a implementarlo «cuanto antes» ya que teme que «el frágil alto el fuego» que él mismo prorrogó hasta el 31 de diciembre una vez el primer pacto fue desechado por los votantes.

En estas últimas semanas, han muerto dos terroristas de las FARC en un enfrentamiento con las fuerzas militares colombianas, y además ha habido varios incidentes en las comunidades de las montañas, donde se ha desalojado a gobernadores o se les ha amenazado. L a tensión rampa por la sociedad colombiana y no parece que el acuerdo firmado vaya a obrar la magia que pretende el presidente y flamante Nobel de la Paz.

El presidente del Senado, Mauricio Lizcano, explicó este miércoles a la prensa que el próximo martes comenzará la discusión del pacto de paz en ambas cámaras, «en un debate tranquilo, abierto, con televisión, de cara al país, donde no sólo van a participar congresistas» sino también víctimas y políticos con posiciones contrarias.

La oposición se mantiene

Pero la oposición del NO sigue firme en sus quejas. La misma decisión de refrendar el acuerdo en el Congreso, tomada el martes por las FARC y el Gobierno, ha sido rechazada de plano por el ex presidente y actual senador Álvaro Uribe y por el también ex mandatario Andrés Pastrana.

Para el Centro Democrático, la negación de un nuevo plebiscito es un «golpe a la democracia». El uribismo insiste en introducir más cambios al pacto, además de los ya operados, como el inventario de bienes que las FARC deberán entregar para reparar víctimas o el reporte detallado sobre su participación en el narcotráfico. Además de, por supuesto y en esencia, la elegibilidad política de los líderes terroristas.

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