Los bombardeos de Bashar al Assad destruyen los siete hospitales que quedaban útiles en Alepo

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Un hombre carga con un herido por las calles de Alepo, tras los bombardeos del régimen de Assad. (AFP)

Alepo es la ciudad mártir, y sus habitantes prácticamente muertos vivientes desde que hace casi seis años comenzó la guerra civil en Siria. Una revolución democrática pacífica que tornó en un enfrentamiento sangriento entre las huestes del régimen dictatorial de Bashar al Assad y los terroristas radicalizados de distintas facciones, sobre todo, los del autodenominado Estado Islámico y los del Frente Al Nusra –marca de Al Qaeda en el país–. Este sábado, los bombardeos han acabado con los últimos hospitales que funcionaban en la ciudad.

La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice, ha exigido el cese inmediato de los ataques aéreos de las fuerzas del Gobierno sirio sobre los hospitales del este de la ciudad de Alepo, bajo control rebelde, después de que la Organización Mundial de la Salud confirmara que las siete instalaciones médicas de la zona –entre ellas un hospital infantil–han quedado inutilizadas.

«Estados Unidos condena en los términos más enérgicos estos horribles ataques contra las infraestructuras médicas y los trabajadores humanitarios», ha hecho saber Rice a través de un comunicado.

«No hay excusa que valga para estas acciones horrendas y Estados Unidos exige una vez más el cese inmediato de los bombardeos», ha hecho saber Rice, quien ha pedido a Rusia –aliada del régimen sirio– que actúe inmediatamente para «desactivar la violencia y facilitar el acceso a la ayuda humanitaria».

«Un día oscuro»

Al menos 49 personas han muerto en el este de la ciudad durante las últimas 48 horas por los bombardeos efectuados por las fuerzas aéreas sirias contra las posiciones rebeldes en esta zona, según activistas y testigos de la cadena panárabe Al Yazira.

De acuerdo con la organización Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Londres y fuentes en el interior del país, los ataques aéreos del Ejército sirio –sumados a los disparos de la artillería que rodea el este de la ciudad– han alcanzado al menos 18 barrios.

La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado que este sábado se ha convertido en un «día oscuro» para el este de la ciudad siria. El centro pediátrico ha resultado atacado hasta en dos ocasiones desde el comienzo, el pasado martes, de la última ola de bombardeos. «Tres plantas han sido destruidas y está fuera de servicio», ha denunciado la ONG.

«La intensidad de los bombardeos ha infligido un daño enorme en los pocos hospitales que todavía funcionaban», ha lamentado la coordinadora de emergencias de MSF, Teresa Sancristoval. «Los ataques han destruido hospitales, generadores eléctricos, salas de emergencia y han obligado a paralizar todas las actividades», ha añadido.

«No se trata sólo», ha proseguido Sancristoval, «de que MSF condene los ataques indiscriminados contra civiles. Es que es un ataque contra el derecho Humanitario».

«Quiero transmitir un mensaje sencillo que no sé cómo decir más claro: basta de bombardear hospitales», ha sentenciado la cooperante, mientras MSF cifra en, al menos, una treintena los ataques individuales contra instalaciones médicas de la ciudad desde el comienzo de los enfrentamientos, en julio.

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