La oposición venezolana cancela la marcha de este jueves al Palacio de Maduro

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Miles de opositores al régimen de Nicolás Maduro se manifiestan en la calle mostrando su conformidad en declarar a Maduro en abandono del cargo. AFP

Las presiones del Vaticano para que el diálogo entre la dictadura de Nicolás Maduro y la oposición democrática se sienten a negociar están surtiendo efecto. Así, este martes la Mesa de Unidad Democrática (MUD), coalición que aglutina a todos los partidos opositores al chavismo y que controla la Asamblea Nacional legislativa desde las elecciones del pasado 6 de diciembre, ha desconvocado la marcha prevista para este jueves que debía acabar frente al Palacio de Miraflores, residencia del presidente bolivariano, para forzar la convocatoria del referéndum revocatorio que el pasado mes suspendió el Consejo Nacional Electoral venezolano, ocupado por funcionarios afines al régimen.

Maduro ha aplaudido este martes la decisión de la MUD al tiempo que ha exigido a la coalición opositora dialogar «sin alternativas». El presidente de la Asamblea Nacional, el líder opositor Henry Ramos Allup, había anunciado poco antes la decisión de suspender la movilización hacia la sede del Gobierno y la comparecencia de Maduro ante el Parlamento sobre su responsabilidad política por «abandono del cargo», una suerte de juicio político por haber violentado la Constitución.

El objetivo, según ha explicado Ramos Allup, es facilitar el diálogo que la oposición y el Gobierno comenzaron el 30 de octubre en Isla Margarita para buscar una solución consensuada a la crisis económica y social que sufre Venezuela. «Celebro las declaraciones de Henry Ramos Allup sobre la suspensión de la marcha a Miraflores y el supuesto juicio político», ha dicho Maduro durante el programa de radio que ha inaugurado este martes, ‘La hora de la salsa’, según informa Noticias 24.

Maduro ha valorado que la MUD haya tomado una decisión «sensata», porque «no era una marcha a Miraflores, sino un asalto a Miraflores». «Y, si intentan interpelarme fuera de la Constitución, conmigo no cuenten», ha advertido.

En este sentido, el líder bolivariano ha recalcado a la MUD que debe embarcarse en el diálogo con el Gobierno sin pretender una «alternativa». «Le tiendo mi mano a la MUD», ha asegurado, porque «Venezuela no va a volver a golpes de Estado, a la violencia».

La disidencia venezolana ha dado este paso después de que el Gobierno liberara cinco opositores presos, algo que el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús’ Chúo’ Torrealba, ha valorado como un «gesto importante», pero insuficiente porque hay todavía alrededor de un centenar de «presos políticos», entre ellos el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, aislado desde hace casi dos años en lo alto de una torre abandonada de una prisión militar.

La ministra de Exteriores de Venezuela, Delcy Rodríguez, que se encuentra en Ginebra para el examen periódico del Consejo de Derechos Humanos al país, ha avanzado que estas cinco excarcelaciones son sólo «la primera señal».

Crisis inabarcable

La inabarcable crisis política, económica y social en Venezuela estalló tras las elecciones del pasado 6 de diciembre, que dieron lugar a una cohabitación inédita en la nación caribeña, con la oposición en la Asamblea Nacional y el ‘chavismo’ en el Palacio de Miraflores.

La coalición opositora puso en marcha varias leyes desde el Parlamento –que controla por primera vez en 16 años–, pero fueron vetadas por Maduro, incluida la Ley de Amnistía con la que pretendía liberar al líder opositor Leopoldo López. Por ello, la MUD elaboró una ‘hoja de ruta’ con el objetivo de desahuciar a Maduro de Miraflores. El principal punto de este plan es la celebración de un referéndum para revocar su mandato presidencial antes de que expire oficialmente, en 2019.

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