El diálogo depende de los «gestos» que haga el gobierno de Maduro con la oposición venezolana

Opositores al régimen de Nicolás Maduro durante la concentración 'Toma de Caracas' promovida por los partidos contrarios al mandato de Maduro. AFP
Opositores al régimen de Nicolás Maduro durante la concentración 'Toma de Caracas' promovida por los partidos contrarios al mandato de Maduro. AFP

La oposición venezolana advirtió este lunes que la continuidad del diálogo depende de los «gestos» que haga el gobierno, y aseguró que, pese a sus divisiones, mantiene su ofensiva para sacar al presidente Nicolás Maduro del poder.

«El diálogo es para exigirle al gobierno que cumpla la Constitución y que de una vez por todas acepta la posición de la mayoría, la salida electoral», advirtió el excandidato presidencial opositor Henrique Capriles.

Delegados de ambas partes acordaron la madrugada del lunes una agenda de conversaciones, tras una reunión que inició la noche del domingo bajo auspicio del Vaticano, Unasur y una comisión de ex gobernantes encabezada por el español José Luis Rodríguez Zapatero.

«De gestos concretos del gobierno dependerá que este diálogo tenga o no continuidad. Que se haya abierto no quiere decir que se va a paralizar la lucha», advirtió el secretario ejecutivo de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Jesús Torrealba.

El gobierno hizo un gesto este lunes, al liberar a cinco opositores presos, aunque ninguno de alto perfil. La oposición afirma que los «presos políticos» son un centenar en Venezuela.

El dirigente opositor Carlos Ocariz informó en que Carlos Melo, Andrés Moreno y Marco Trejo quedaron en libertad. Después, Torrealba añadió los nombres de Coromoto Rodríguez y Andrés León a los liberados.

Las elecciones anticipadas o reactivación del referendo revocatorio -cuya suspensión hace 11 días agravó la crisis- y la excarcelación de opositores son las demandas principales de la MUD a un gobierno que sostiene que no hay presos políticos y que no se va a «dejar tumbar».

Elías Jaua, uno de los negociadores del gobierno, aseguró que «el gobierno ni pone ni suelta presos», sino la justicia, y responsabilizó a la MUD de que «el referendo esté suspendido» por hacer «fraude» en el proceso.

Las partes volverán a reunirse el 11 de noviembre en Caracas, pero antes trabajarán en mesas separadas sobre temas como respeto al estado de derecho; justicia, derechos humanos; crisis económica y social; y el espinoso asunto electoral.

«Si no hay un resultado tangible esto no va para ningún lado. No somos partidarios de un diálogo prolongado y sin resultados. Eso sería traicionar al pueblo», agregó Capriles.

Divisiones

Para el consultora Eurasia Group (con sede en Nueva York), el gobierno asiste al diálogo con dos objetivos: «dividir a la oposición y ganar tiempo».

Las grietas quedaron al descubierto. Uno de los principales partidos de la MUD, Voluntad Popular, del encarcelado Leopoldo López, y otras 14 agrupaciones de la coalición se marginaron del diálogo.

«Nuestro gran temor es que el diálogo solo oxigene al gobierno», dijo el coordinador de Voluntad Popular, Freddy Guevara.

Los seguidores de la MUD están reclamando a sus líderes firmeza para destituir a Maduro, en medio de una devastada economía, inseguridad e inflación disparada. Según la firma Venebarómetro, el presidente tiene una impopularidad del 76,4% y 67,8% apoya revocar su mandato, que termina en enero de 2019.

«Para crear confianza en el diálogo tenemos muy poco tiempo, la magnitud de la crisis toca todo el cuerpo, aquí no hay hueso sano, el desespero en la calle es altísimo», aseveró el sociólogo político Francisco Coello.

 El ofrensiva se mantiene

Pese a las pláticas, la MUD seguirá su ofensiva en el Parlamento y en la calle. «La agenda se mantiene, nada de eso se ha cambiado», afirmó Capriles.

La mayoría opositora parlamentaria -declarada en desacato por la justicia- evaluará el martes la responsabilidad política de Maduro en la crisis y lo acusan de incumplir sus funciones, en una sesión a la que fue llamado el martes.

«Tengo la absoluta seguridad de que esas amenazas de juicios no constitucionales, no contemplados en nuestras leyes, sencillamente quedarán en el pasado», aseveró Maduro, quien dijo no estar dispuesto para «prestarme para ningún tipo de falsos juicios o intentos de golpe de Estado».

Torrealba anunció que podría «reformularse» una marcha prevista para el jueves hacia el palacio de Miraflores. Capriles reafirmó que se mantiene.

«La marcha no está autorizada, no puede llegar a Miraflores», aseguró Jaua. Como contrapartida, el oficialismo realizará a partir del martes una serie de movilizaciones.

«A Maduro no le creo»

Maduro aseguró este lunes que el diálogo «arrancó bien». Pero la desconfianza es grande.

El conflicto de poderes, que estalló tras ganar la oposición los comicios legislativos del 6 de diciembre de 2015, ha traído unas 30 decisiones del parlamento anuladas por la justicia, marchas y contramarchas y una incendiaria retórica de insultos y amenazas mutuos.

Los buenos oficios del Vaticano son entonces clave. «Es urgente que haya un árbitro confiable porque la pelea es extremadamente desigual, con referí es peligrosa, sin referí es suicida», dijo Torrealba.

«La oposición invitó al Vaticano, porque aquí nadie quiere que la solución en el país sea a plomo. Yo le doy el beneficio de la duda a la Iglesia, no a Maduro, yo a él no le creo», manifestó Capriles.

En este clima de desconfianza, el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, Thomas Shannon, se reunió con Maduro. «Sus expresiones fueron muy positivas sobre el inicio del diálogo», afirmó el presidente.

 

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