España no confirma su representante en la firma del acuerdo con las FARC en Colombia

Ni los pensadores, periodistas o políticos más partidarios de los acuerdos están a favor de que Mariano Rajoy tome el avión a Cartagena de Indias para aplaudir los acuerdos entre la narcoguerrilla de las FARC y el Gobierno colombiano. Salvo el presidente, Juan Manuel Santos, por puro interés en concitar a la mayor cantidad de mandatarios internacionales, claro. En todo caso, será imposible que el presidente del Gobierno en funciones esté en la ceremonia solemne, ya que se celebrará sólo un día después de las elecciones autonómicas vascas y gallegas del 25 de septiembre. Entonces, ¿a quién mandará España? A falta de menos de 10 días, aún no se sabe. ¿Y algún otro Gobierno europeo? Nadie ha confirmado, sólo la alta representante Federica Mogherini, en nombre de la UE. ¿Ni el Vaticano? Peor, de la Santa Sede sólo se sabe que el Papa se ha negado a ser utilizado como garante de nada…

Decíamos que ni los más partidarios quieren allí a Rajoy y esto hay que explicarlo. El propio presidente español ha visto aliviado cómo los comicios regionales le apuntalaban una excusa creíble para no hacer algo contrario a los principios que defiende el Partido Popular: negociar con terroristas.

Muy lejos está la realidad colombiana de la española, por supuesto, pero el abanderado del NO en el plebiscito colombiano del próximo 2 de octubre –sólo una semana después de la firma del acuerdo– es Álvaro Uribe, uno de los líderes que más han inspirado las políticas de seguridad del partido actualmente en la Moncloa y aliado natural del PP en España.

Son innumerables las fotos de ambos líderes juntos, los discursos de apoyo cruzados, las visitas oficiales y extraoficiales. De ahí que no se hayan visto declaraciones explícitas de Rajoy aplaudiendo el contenido de los acuerdos de Juan Manuel Santos con las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sino simples celebraciones de la paz en términos generales de su ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Así que ésa es la razón por la que ni Rajoy querría poder ir a Cartagena de Indias, ni allí lo querrían ver sus aliados ni, por supuesto, sus rivales. «No se lo merece, sus políticas inmovilistas son lo contrario de las de Santos», ha sido el argumentario esgrimido para generar una curiosa unanimidad en ambos extremos del espectro ideológico.

El eventual viaje del Rey Felipe a Colombia parece muy poco probable, dada la controversia que suscita el contenido de los acuerdos.

La tensión es palpable también en Sudamérica, con una lista de asistentes con clamorosas ausencias y que reúne al dictador cubano Raúl Castro y a su homólogo venezolano Nicolás Maduro, a la presidenta chilena Michelle Bachelet y a los de México, Enrique Peña Nieto; Guatemala, Jimmy Morales; Honduras, Juan Orlando Hernández; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; Panamá, Juan Carlos Varela; Costa Rica, Luis Guillermo Solís; Ecuador, Rafael Correa; Perú, Pedro Pablo Kuczynski; Paraguay, Horacio Cartes, y República Dominicana, Danilo Medina.

También acudirá el secretario general dela ONU, Ban Ki-moon, y los presidentes del Banco Mundial y del FMI. Pero entonces, ¿por qué no viaja a Colombia ningún presidente europeo? ¿Por qué no han confirmado su asistencia ni el argentino Macri, de ideología conservadora, ni el brasileño Temer, de corte más centrista, presidentes de los dos países más grandes del cono sur?

El Vaticano renuente

Es más, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, confirmó el pasado jueves los nombres de los mandatarios confirmados que acudirán a Cartagena… e incluyó al secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin. Finalmente, el director de la Ofincia de Prensa del Vaticano ha confirmado su presencia sólo una semana antes del acto, lo que en relaciones internacionales se interpreta como un modo elegante de mostrar descontento.

Y es que hace menos de un mes, el Vaticano ya rechazó con diplomática firmeza la imprudente proposición pública del Gobierno Santos para que el papa Francisco se involucrara directamente en el proceso, siendo uno de los electores de representantes del tribunal especial que se creará para que los narco terroristas rediman sus crímenes. Y es que una cosa es que el Pontífice se «felicite» por el fin de la violencia de la narcoguerrilla y otra que se deje utilizar en un proceso todavía demasiado inmaduro.

Esa inmadurez es un hecho si se observan las encuestas que estos días publican los medios colombianos. En una sola semana, el NO ha avanzado 10 puntos en la intención de voto de los colombianos, pasando del 28% al 38% de apoyos, según el sondeo publicado este viernes por el diario El Tiempo. Mientras, el SÍ perdía los mismos 10 puntos retrocediendo desde el 65% hasta el 55%. De hecho el NO gana en tres de las seis regiones de Colombia.

Las reticencias de los electores no significan que haya tantísimos colombianos contrarios a la paz, sino «a esta paz», como insisten en aclarar constantemente los líderes del Centro Democrático, el partido del ex presidente Álvaro Uribe. El hoy senador, de hecho, ha firmado una carta conjunta con su predecesor en el Palacio de Nariño, Andrés Pastrana, defendiendo la papeleta negativa para el plebiscito del 2 de octubre, y criticando la inversión del proceso: el boato ceremonial antes que el refrendo popular  aun acuerdo polémico.

Ambos ex presidentes califican, por eso, la firma solemne como «un acto de campaña política» a favor del acuerdo de Santos con los terroristas.

«La participación de gobiernos y de autoridades civiles y eclesiásticas extranjeras […] incide directamente sobre el ejercicio de la voluntad popular y la pureza del proceso democrático en el actual certamen electoral», razón por la que ruegan «muy respetuosamente a los jefes de Estado y de gobiernos extranjeros y a sus delegados, así como a personalidades extranjeras y organismos multilaterales» que no acudan a Cartagena de Indias, porque esto sería tanto como apoyar «tácita o explícitamente» el acuerdo que ellos legítimamente rechazan con «el grupo terrorista y narcotraficante FARC en las próximas elecciones».