Obama compromete 28.000 millones de dólares de inversión militar en Israel en la próxima década

Netanyahu-Obama
Netanyahu y Obama en la Casa Blanca en noviembre de 2015. (Foto: AFP)

No se pueden ni ver. Para el americano, el israelí es como mínimo un imprudente; para el israelí, el americano es al menos un insensato. La relación entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados unidos, Barack Obama es mala. Uno no se fía del otro y viceversa mucho menos. Pero ambos países son aliados estratégicos muchísimo más allá de los virajes tácticos de las políticas coyunturales en la zona y de lo que marquen los intereses económicos década a década. Tanto que, pese al desprecio mutuo con el que se abrazan las pocas veces que se citan y las algunas más que coinciden, Obama y Netanyahu acaban de ratificar un nuevo Memorándum de Entendimiento Militar (MOE) entre ambos países para 10 años más.

Se llame como se llame, lo que ese papel quiere decir es que Washington volverá a invertir 38.000 millones de dólares en tecnología militar en la única democracia de Oriente Próximo para protegerla de sus enemigos… que son todos sus vecinos. Y un enemigo en Oriente Próximo no es un país con el que compites, sino con el que guerreas. Y te matas.

Salvo que lo contengas con una disuasión que depende del amigo americano y de su carísima tecnología armamentística. Así, el presidente Obama ha ratificado este miércoles el «inquebrantable» compromiso de EEUU con la seguridad de Israel. «Como he dicho reiteradamente, el compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Israel es inquebrantable», ha dicho Obama en un comunicado, recordando que, desde que existe el Estado israelí, el país norteamericano ha sido «su mejor amigo y socio».

Netanyahu no perdona a Obama el aval que le dio el verano de 2015 a Irán cuando, en el mes de julio, las potencias occidentales llegaron a un acuerdo para detener el programa nuclear de Teherán. «Irán sigue patrocinando el terrorismo, el acuerdo no les disuade, sino que les estimula para seguir incumpliendo las leyes internacionales», asegura Bibi –como es conocido en su país el premier israelí– cada vez que se le quiere escuchar. «Además, es nuestro enemigo desde que no acepta el derecho a nuestro Estado a existir».

El compromiso inquebrantable

Pero Obama ha destacado que «durante los últimos ocho años su Administración lo ha demostrado una y otra vez con hechos y palabras». Desde su llegada  la Casa Blanca en 2009, la Administración Obama ha entregado 23.600 millones de dólares en concepto de Financiación Militar Extranjera y otros 3.400 para el escudo antimisiles. Esta tecnología defensiva ha sido clave en las últimas guerras con los terroristas islamistas de Hamas en Gaza, cuyos cohetes eran interceptados en su inmensa mayoría antes de llegaran a hacer impacto en suelo israelí.

El nuevo MOE sumará otros 38.000 millones de dólares a lo largo de la próxima década, de los cuales 5.000 se destinarán exclusivamente al sistema de defensa aérea. «Constituye la mayor aportación individual en asistencia militar de la historia de Estados Unidos», ha subrayado.

Obama ha dicho que tanto él como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confían en que «este MOE suponga una contribución significativa para la seguridad de Israel en lo que sigue siendo un entorno peligroso». El líder estadounidense ha aprovechado para indicar que, por las mismas razones de seguridad, sigue «presionando por la solución de los dos estados al prolongado conflicto entre israelíes y palestinos, a pesar de las preocupantes tendencias que socavan este objetivo».

«La única forma de que Israel perdure como un Estado judío, democrático y próspero es mediante la realización de una Palestina independiente y viable», ha sostenido, abogando por que ambas comunidades puedan vivir «como vecinos en paz y seguridad».

Duras negociaciones

El actual MOE, que expirará a final de 2018, ha supuesto una ayuda total de 30.000 millones de dólares a lo largo de una década, que se han materializado en entregas anuales de 3.000 millones, a las que el Congreso ha sumado otros 500.000 dólares cada año.

Sin embargo, el pacto alcanzado está por debajo de la ambición del primer ministro israelí, que pretendía obtener 45.000 millones de dólares, a una media anual de 4.500 millones, de acuerdo con el diario local Haaretz. La estrategia de presión filtrando una cifra hinchada –a ver si se cobraba la deuda de lo de Irán– no surtió efecto finalmente.

Las negociaciones sobre el nuevo MOE comenzaron en noviembre de 2015. Obama quería haber empezado seis meses antes pero Netanyahu se resistió, precisamente, hasta ver que el acuerdo nuclear entre las seis potencias mundiales e Irán era inevitable.

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