La decana de la Corte suprema de EEUU mantiene su guerra con Trump, quien insinuó que está senil

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Donald Trump. (Foto: AFP)

La decana de la Corte Suprema, Ruth Bader Ginsburg, ha reaccionado al último insulto de Donald Trump, quien no respeta ninguna institución que se él crea que se interpone en el camino de sus ambiciones. Lo que ocurre es que si en la vida privada, Trump ha sido un implacable tiburón de las empresas inmobiliarias, la comunicación y las finanzas, en esta ocasión se postula a presidente de Estados Unidos. Y eso significa que los ‘cadáveres’ que deje en su camino pueden poner en solfa la estructura democrática del país más poderoso de la tierra. Este miércoles, el candidato republicano a la Casa Blanca sugirió que la magistrada, de 83 años, está senil al tuitear que «ha perdido la cabeza», simplemente porque Ginsburg lo había criticado días atrás. Ahora la juez más prestigiosa del país ha lamentado con elegancia las «desacertadas» declaraciones de Trump.

En todo caso, Ginsburg ha admitido que no debía haber opinado sobre el que puede ser el próximo presidente de EEUU si gana las elecciones el próximo 8 de noviembre. «Después de pensarlo, mis recientes observaciones en respuesta a preguntas de la prensa fueron poco aconsejables y lamento haberlas hecho», dijo Ginsburg en una declaración emitida por el tribunal. «Los jueces deben evitar los comentarios sobre un candidato para un cargo público. En el futuro,  más prudente».

No es costumbre que un juez del Supremo exprese sus preferencias políticas. Es más, está mal visto. Pero también es una realidad que es el propio carácter del candidato del Partido Republicano, un outsider por el que nadie apostaba seriamente pero que ha ganado la nominación a base de desprestigiar a todos sus rivales y al representante de cualquier estamento –prensa, policía, judicatura, finanzas, política…– que lo criticara, el que ha provocado a la magistrada.

“Es un impostor”, declaró Ginsburg a la cadena CNN aludiendo a Trump. “No tiene coherencia. Dice siempre lo que le pasa por la cabeza. Es realmente un egocéntrico“, se descargó la juez Ginsburg. Incluso bromeó con que podría trasladarse a Nueva Zelanda si fuera elegido presidente.

 

Ginsburg fue nombrado para el Tribunal Supremo en 1993 por el marido de la candidata demócrata y rival de Trump en las elecciones, el presidente Bill Clinton.

Ginsburg ha sido criticada por los medios por haber criticado públicamente a un candidato político. Un editorial del prestigioso diario The New York Times la exhortó  a «alejarse de la podredumbre y los insultos de la política».

También congresistas republicanos salieron a afear las declaraciones de Ginsburg, aunque es destacable que tampoco hicieron declaraciones en defensa de su supuesto líder. Así, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, calificó los comentarios de Ginsburg «totalmente inadecuados», mientras que el presidente del Comité Judicial del Senado Chuck Grassley dijo que ella «debería permanecer fuera de este debate».

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