Castro achaca a la «guerra económica» contra Venezuela el ahondamiento de la crisis en Cuba

Cuba
El dictador cubano Raúl Castro se dirige a la Asamblea Nacional. (Reuters)

Si hace año y medio los cubanos se las prometían muy felices ante el «deshielo» iniciado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el dictador de Cuba, Raúl Castro, los frutos de esa apertura no se ven por ningún lado. Al menos, los frutos económicos. Y, al menos, para los cubanos. La economía de la isla sólo ha crecido un 1% en la primera mitad de este año, mucho menos de lo que preveía la dictadura castrista y de lo que anticipaban los expertos ante lo que se denominaba el modelo chino en Cuba: apertura económica bajo el mandato político totalitario del partido comunista.

¿Quién asiste a quién? La dictadura comunista depauperada desde la llegada de los Castro al poder o la hundida Venezuela desde que en 1998 se alzó con el poder Hugo Chávez, a quien sucedió su delfín, Nicolás Maduro. La asociación de ambos regímenes no lleva a más que a reunir dos economías desasistidas y aisladas del sistema mundial de intercambios. Y, si alguna vez esto funcionó, está dejando de hacerlo.

El presidente Raúl Castro ha reclamado a los cubanos que se «aprieten el cinturón», ya que lo que el castrochavimo ha bautizado como la «guerra económica contra Venezuela» le está suponiendo un lastre a la economía cubana. El hermano de Fidel ha pedido a los cubanos «reducir gastos de todo tipo» ante las dificultades financieras por la disminución en la entrega de petróleo venezolano y la caída de ingresos por exportaciones, aunque ha querido alejar el fantasma de una crisis como las de los años 90, tras la caída del bloque comunista en Europa.

Así, Castro se ha atrevido a pedir ante el Parlamento a los empobrecidos súbditos de su dictadura «fomentar una cultura del ahorro y de aprovechamiento eficiente de los recursos disponibles».

Desde hace una semana empresas estatales cubanas recibieron órdenes ejecutivas de reducir un 50% sus gastos de combustible y electricidad, lo que avivó el temor del retorno a la crisis de los años 90 con prolongados apagones y la parálisis del transporte y la industria.

«No negamos que pueden presentarse afectaciones, incluso mayores que las actuales, pero estamos preparados y en mejores condiciones que entonces para revertirlas», dijo Castro al rechazar «especulaciones y augurios de un inminente colapso de nuestra economía».

En ese sentido, dijo que se registró un crecimiento de 1% en el primer semestre del año, la mitad de lo previsto, debido a la caída de los ingresos por exportaciones, que marcaron los menores precios del níquel, el incumplimiento de la producción y venta de azúcar, y de otros ingresos previstos.

El economista cubano Juan Triana estima que la baja de los precios del níquel, de 14.393 dólares la tonelada en 2015 a 8.500 dólares este año, provocará pérdidas a Cuba por unos 330 millones de dólares.

En el caso del azúcar, el incumplimiento de la meta de producción, significa que Cuba no venderá unas 360.000 toneladas, equivalentes a 136 millones de dólares, señaló Triana en un reciente artículo que publicó en el portal digital Oncuba.

Castro ha destacad que tres meses después de la orden ejecutiva de Barack Obama que permitió el uso del dólar a Cuba en sus transacciones internacionales, «lo cierto es que no se ha logrado todavía efectuar pagos ni depósitos en efectivo en esa moneda.»

 

El rebote de la crisis venezolana

Una de las principales causas del frenazo económico en este semestre fue la disminución en las entregas de petróleo desde Venezuela, principal aliado político y económico de la isla. Cuba recibía unos 85.000 barriles diarios de petróleo a bajo precio de Venezuela, con facilidades de pago, cantidad que representa casi un 60% de su consumo, y que experimentó una «determinada contracción» en el primer semestre debido a la crisis de ese país, dijo Castro, sin precisar cifras. «Lógicamente ello ha ocasionado tensiones adicionales en el funcionamiento de la economía cubana», añadió.

Pero Cuba también sufre por la caída de remesas procedentes de los servicios médicos y educacionales que prestan más de 30.000 cubanos en Venezuela, la mayoría médicos, los que también han sido afectados.

No obstante, «proseguiremos prestando a Venezuela, al máximo de nuestras posibilidades, la colaboración acordada para contribuir a sostener los logros alcanzados en los servicios sociales».

Castro aseguró que a pesar de las dificultades financieras, «se ha logrado mantener el cumplimiento de los compromisos asumidos en los procesos de reordenamiento de las deudas con acreedores extranjeros». Reconoció, no obstante, algunos atrasos en esos pagos. «Deseo agradecer a nuestras contrapartes por su confianza y comprensión de la situación transitoria en que nos encontramos», dijo.

El gobierno de Raúl Castro, en el poder desde 2006, emprendió un lento proceso de reformas económicas que han abierto un leve espacio a la iniciativa privada, aunque el Estado sigue controlando más del 80% de la economía.

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