Nicolás Maduro prepara su autodefensa anunciando un Ejército con más poder en Venezuela

Venezuela
Nicolás Maduro, junto a miembros del ejército venezolano. (AFP)

Habrá quien piense que es la preparación de una especie de autogolpe, o quien crea que es un llamamiento desesperado a los poderes fácticos de las armas para salvar su propio pellejo. El discurso del dictador venezolano, Nicolás Maduro, con motivo del día de la independencia de Venezuela ha sido una soflama en favor de los militares del país, reclamando más poder para el Ejército, una de las patas del chavismo, fiel a su fundador y mucho más reticente al heredero del régimen totalitario bolivariano. Maduro ha llamado este martes a aumentar el poder militar en Venezuela, mientras se tambalea su estrategia para frenar el referéndum revocatorio impulsado por la oposición democrática y sube la tensión social en un país que sufre la escasez de alimentos y medicinas y unas instituciones paralizadas por la corrupción.

Con 165.000 efectivos, 25.000 en reserva y otros miles de la llamada milicia popular, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ya tiene un vasto poder político y económico. Se la considera un estado dentro del Estado, con privilegios e impunidad, y en los últimos años fue dotada de armamento ruso y chino.

Sin embargo, Maduro ha defendido la necesidad de «un poder militar cada vez más grande» para librar lo que él llama una «guerra no convencional» en Venezuela. La que el ‘hijo de Chávez’ denuncia como un boicot a la economía para derrocarlo, del cual culpa a la oposición –incluidos los empresarios– y a sectores de Estados Unidos, a los cuales no identifica.

«El poder militar tiene que seguir incrementándose», ha subrayado Maduro tras el habitual desfile de la FANB en el Paseo Los Próceres, en el oeste de Caracas.

En esa línea, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, señaló en un comunicado que la FANB está cristalizando la orden presidencial «para la organización, expansión y despliegue de las fuerzas especiales contra el paramilitarismo, las bandas criminales y la guerra no convencional».

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El dictador venezolano Nicolás Maduro, junto a las tropas en La Guaira. (Reuters)

Maduro trata de apoyarse en el poder de los uniformes para apuntalarse en la Presidencia. Acosado desde el exterior, con la reciente invocación de la Carta Democrática de la OEA para sancionarlo por las «deficiencias democráticas» de su Gobierno, cercado por la Asamblea Nacional que controla con mayoría cualificada la Mesa de Unidad Democrática –una alianza de diferentes partidos opositores– y hundido como gestor entre la carestía de productos y la rampante inflación, el dictador bolivariano se parapeta en los militares para evitar su caída. De una treintena de ministros, 10 son miembros del Ejército, a lo que se suma el manejo castrense de empresas en sectores clave como el petróleo.

Venezuela vive en la escasez de 80% de los alimentos básicos y medicinas, en tanto registra la inflación más alta del mundo, que llegó a 180,9% en 2015 y que el FMI proyecta en 720% para 2016.

Exhibiendo armamento y vehículos blindados, miles de efectivos de los cuerpos militares han marchado frente al gobernante, enfrentado a una ofensiva de la oposición para deponerlo mediante un referéndum revocatorio.

Simultáneamente, aviones de combate Sukhoi y F16, helicópteros y aeronaves de transporte de tropas surcaron los cielos de la capital en una mañana nublada.

Contra la oposición

Al tiempo que pedía aumentar el poderío militar, Maduro arremetió contra Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, quien acusa al alto mando de sustentar a un Gobierno que viola la Constitución y de ponerse por encima de los civiles. «No te metas con los soldados, no te metas con los sargentos, no te metas con los capitanes. Métete conmigo, que soy el comandante en jefe de esta Fuerza Armada. ¡Cobarde!», increpó el mandatario a Ramos Allup.

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Henry Ramos Allup. (Foto: AFP)

Además de criticar a los jefes militares, el legislador alertó en los últimos días que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tiene lista una sentencia para frenar el referéndum. Según Ramos Allup, en «cualquier momento» el TSJ», al que llama bufete jurídico del gobierno, «ordenará volver a recoger las firmas necesarias para activar la consulta.

«Que el TSJ pretenda pisotear el esfuerzo que hizo el venezolano […] es echarle gasolina a la candela», ha advertido este martes el líder opositor Henrique Capriles.

Las maniobras contra el revocatorio

El pasado 13 de junio, Maduro presentó ante el TSJ una demanda por fraude en la recolección de las rúbricas. En tanto, dirigentes chavistas han interpuesto denuncias ante la Fiscalía por usurpación de identidad en ese trámite.

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exige al Consejo Nacional Electoral (CNE) que la consulta se celebre este año y, si Maduro pierde, convocar a elecciones. Y es que si el referendo tiene lugar después del 10 de enero de 2017, Maduro podrá designar a su sucesor.

El CNE deberá anunciar el 26 de julio si la MUD logró validar 200.000 firmas para pedir el revocatorio, que según Maduro es imposible realizar en 2016.

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Asamblea Nacional de Venezuela. (Foto: AFP)

Rompiendo con la tradición, el presidente dejó de asistir a la sesión especial que cada año realiza la Asamblea con motivo de la fiesta nacional. «A los diputados nos respaldan los votos del pueblo, y al régimen lo respaldan las bayonetas», expresó Ramos Allup, para quien esta situación demuestra que en Venezuela «hay una grave alteración del orden democrático».

El jefe legislativo sostuvo que, «así se tape los oídos», Maduro «tendrá que escuchar lo que es un clamor de Venezuela» en cuanto a un cambio de gobierno.

Capriles ha multiplicado sus llamados a los militares a decidirse si están del lado de la Constitución o del «madurismo», mientras que Ramos Allup asegura que un sector castrense conspira contra el gobierno.

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