Pese a que no fue oficial, parece evidente que el juego se retrasó. Evitar el crunch en Horizon Forbidden West fue el motivo.
Hoy en día parece que trabajar en la industria del videojuego es sinónimo de crunch. Afortunadamente, poco a poco vamos viendo cómo esta lacra va desapareciendo gracias a la polémica que inició Rockstar con el desarrollo de Red Dead Redemption 2. Parece que el retraso no oficial de la secuela de Aloy fue para evitar el crunch en Horizon Forbidden West.
La noticia nos llega gracias a una entrevista realizada al director del juego en el diario online holandés Nu. En ella, Mathijs de Jonge comenta que el juego sufrió un retraso hasta 2022 para evitar entrar en periodos de crunch, algo que no tolera el estudio.
El término crunch viene a referenciara a la práctica de algunas empresas de forzar a sus trabajadores a trabajar más horas de las contratadas, a veces a expensas de la vida personal de éstas, para conseguir llegar y cumplir fechas de vencimiento. Esta práctica, como hemos dicho, cada vez parece más desechada en el mundo de los videojuegos.
Y es que parece claro que Horizon Forbidden West fue retrasado unos meses, ya que PlayStation no tuvo lanzamietos de peso en la segunda mitad del año 2021, y todo apunta a que ese hueco lo iba a llenar Horizon Forbidden West.
De Jonge apunta a que en Guerrilla son conscientes de las desventajas que supone entrar en crunch y planifican el desarrollo del juego para evitar esto, pese a que dejan libertad al trabajador para trabajar cuando quieran. Apunta también a que muchos retrasos de videojuegos se deben a tácticas para evitar el crunch de última hora, y que Horizon Forbidden West pudo haber salida a finales del año pasado a expensas de echar horas extras con su desarrollo, algo que no permitió.