DIRECTOR DEL FESTIVAL ANIMAYO DE ANIMACIÓN, EFECTOS ESPECIALES Y VIDEOJUEGOS

Damián Perea: «La animación es muy poderosa, un muñequito dijo que el euro no subiría y todos le creímos»

Damián Perea, director del festival de cine de animación Animayo.
Damián Perea, director del festival de cine de animación Animayo.
Iñigo Artola
  • Iñigo Artola
  • Portadista. Redactor de cultura, internacional, política, sociedad y lo que haga falta. Devorador insaciable de series y películas.

Damián Perea dirige desde hace trece años el Festival de Cine de Animación Animayo, que se celebra del próximo 2 al 5 de mayo en Gran Canaria. Su pasión por el cine surgió del cine de ficción de los años 80. Mientras todos los jóvenes se debatían entre convertirse en Indiana Jones o Luke Skywalker, él se propuso convertirse en director de cine. Tres décadas más tarde lo ha conseguido y ahora dedica su tiempo a hacer crecer una industria que cada vez atrae más empleo y cosecha más éxitos. El director de cine y director de Animayo habla con OKDIARIO sobre cine de animación y sus entresijos.

Pregunta: ¿De dónde nace tu amor por el cine?

Respuesta: Yo me dedico a hacer cine de animación desde hace 20 años. Nací en Canarias y desde los 5 años, que mis padres me llevaron al cine por primera vez, he querido ser director de cine. Pero siempre he tenido muchas dificultades porque en Canarias no existía nada relacionado con la animación en aquel entonces. Fui yo quien hizo la primera película de animación realizada en las Canarias. Pudo ser mejor o peor pero estuvo nominada a los Goya en 1999. De hecho, el festival Animayo, nació a raíz de todas las dificultades que yo me encontré en mis inicios.

P: ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el cine de animación?

R: Mi primer recuerdo no tiene que ver propiamente con el cine de animación puro, si no con el cine de ficción. Cuando tenía entre 3 y 5 años, mis padres me llevaron al cine por primera vez. Llegamos muy justos de tiempo y las únicas butacas que quedaban libres eran de primera fila. Así que imagínate mi primer contacto con el cine. Un niño en primera fila viendo ‘El Imperio Contraataca’. 

Se trata de una película que engloba muchos aspectos: efectos especiales, ficción, animación… La segunda película que fui a ver fue ‘Indiana Jones’ y cuando salí lo primero que hice fue preguntarle a mi padre quién había hecho esa película. En aquella época todos los niños querían ser Skywalker o Indiana, yo tenía clarísimo que quería ser Steven Spielberg, quería ser el que contara esa historia, no protagonizarla. Desde entonces solo he querido ser director de cine, lo conseguí y lo estoy haciendo.

P: ¿Cómo entraste en el mundo de la animación?

R: Pues fue casi por accidente. En mi adolescencia me encantaba hacer cortos, o ‘cutrecortos’ con amigos mejor dicho. Iba consiguiendo actores para mis guiones, amigos o conocidos. Pero un día, todo el mundo me falló y nadie quería grabar conmigo porque había fútbol. Vi una bola de plastilina blanca y dije, cabreado: «¿Saben qué? Que si no puedo tener actores, los crearé». Yo no dibujaba, ni nada así, pero empecé a modelar mis personajes con esa plastilina blanca y así hice mi primer stopmotion. Y así se convirtió en mi especialidad. Empecé a jugar, jugar y jugar y llegué a realizar mi primer cortometraje, que fue nominado a los Goya. Y al año siguiente fui director de animación de la campaña del euro, la de la familia García.

Esa campaña fue mi último trabajo en la técnica de los muñecos de plastilina, y tras eso me sumergí en mi primera película de animación con dibujo hecho a mano.

P: ¿Qué series o películas te han influenciado más?

R: Ahora, viendo mi vida con la perspectiva que te da el tiempo, puedo decir que las películas o series de televisión que yo veía de pequeño tenían algo que a mi me atraía: la magia que permite el stopmotion. Me acuerdo de películas como ‘El secreto de la pirámide’, y su escena de los pastelitos cobrando vida u otras escenas de la película cuya fuerza reside en la animación. Aunque hoy en día se pueda ver cutre, en comparación con los efectos especiales actuales, esa película me marcó mucho. Otra gran influencia fue Barrio Sésamo, Willy Fog, Dartacan y los mosqueperros. 

Otra gran influencia de los años 80 fueron las cintas de animación del bloque comunista del este, que convivían con Disney. Es cierto que vimos mucho Disney pero, a diferencia de las generaciones que solo han visto Disney, nosotros tuvimos la suerte de tener mucha variedad: la parte ‘progre’ de los 80, las princesas de Disney, programas como ‘La Bola de Cristal’ (que hoy en día igual no se permitiría su emisión). O ‘Morfo’, que era un muñeco hecho de plastilina. Y, cómo olvidarse del cine de aventuras de la época. Ese cine fantástico que tan de moda esta hoy en día gracias al ‘revival’ que ha generado el éxito de ‘Stranger Things’, por ejemplo.

P: Hay mucha gente que piensa que el cine de animación son ‘dibujitos para niños’. ¿Que les dirías?

R: Es un tema que me gusta y puede resolver muchas dudas a los lectores. En mi opinión, siempre ha habido películas de animación para adultos. Estoy hablando de que el origen del cine está en la fotografía en movimiento, y eso es prácticamente hacer ‘stopmotion’. Como ejemplo se puede ver muy claro en Melièr. Aunque propiamente, la animación como la conocemos hoy en día, antes solo se utilizaba para la publicidad.

El que llevó el mundo de la animación a nivel planetario fue Disney. Gracias a Walt Disney la animación llegó a todo el mundo, pero por su culpa se encasilló en el público infantil. Durante esa época , la edad dorada de Disney, los rusos y los comunistas utilizaban mucho la animación para sus películas. Aunque a pesar de lo que propició el creador de Mickey Mouse, siempre se ha seguido haciendo películas de animación para adultos aunque de forma independiente. También hay que decir que esto no se aplica a Asia.

Hoy en día, entre las diez películas más taquilleras del año siempre hay una de anime. Allí, de toda la vida, el anime es consumido por todo el mundo. Adultos y jóvenes. Aquí el abanico de la cartelera de animación esta sepultada a lo infantil. En cambio, allí los animadores son como dioses. Cuando aquí no sabemos quien es Miyazaki y sus películas se estrenan 10 años más tarde. Pero luego su cinta ‘El Viaje De Chihiro’ ganá el oso de oro de Berlín en 2002 convirtiéndose en la única película animada en lograr ese galardón. De todas formas, el adulto de Occidente no esta nada cultivado en la riqueza del cine de animación. Quizás empieza a estarlo un poco más en los últimos 5 años.

P: ¿Qué opinas del éxito entre el público adulto de las películas de los estudios Pixar y Disney?

R: Gran parte de su éxito responde a un cambio en el cine comercial. Encontraron la forma de que llevar a tus hijos al cine no fuera aburrido y que los padres no se aburran. Se trata de hacer animación con buenas historias y guiones de calidad. Siempre me ha molestado, por ejemplo, que la animación trate a los niños como si fueran tontos. Tu con un niño puedes hablar, mediante una película, de cualquier cosa. Tienes que evitar la violencia y el contenido sexual, pero puedes hablar con ellos de cualquier tema y propiciar cualquier debate. Fijate la serie de David el Gnomo. Él al final se moría, era una forma de enseñar lo que es la muerte.

Aunque Pixar y Disney no son, ni de lejos, los únicos que pueden entretener o captar la atención de los adultos. Recientemente hay muchos ejemplos que ilustran esto que te digo: ‘Vals con Bashir’ que se llevó un Globo de Oro a película de habla no inglesa y estuvo nominada a los Oscar en la misma categoría; ‘Persepolis’ que obtuvo el premio del jurado en Cannes 2007; y la que para mí tendría que haber ganado el Oscar de este año, ‘The Breadwinner’, cuya temática es muy dura centrándose en la historia de una niña en Afganistán. Yo pienso que el futuro es el cine de animación, hace muchos años que pienso que llegará un momento en que solo exista este tipo de cine.

P: ¿Por qué piensas que en el futuro el cine de actores desaparecerá?

R: Si lo miras con detenimiento, ahora mismo practicamente todo es animación. Fijate en ‘Gravity’ de Afonso Cuarón, en casi toda la película lo único que ves de los actores es su cara, todo lo demás esta generado por ordenador. Los trajes, los escenarios, todo es animación. Cada vez son muchas más las películas que se filman íntegramente en croma. Eso también es animación, aunque no sean dibujos. El traje Iron Man es animación con texturas hiperrealistas, pero lo que estas viendo en la pantalla no existe en la realidad. Hay una pregunta que me gusta hacerle a la gente cuando hablo de este tema: ¿Crees que todos los coches que ves en los anuncios son reales? No. Ninguno, exceptuando casos muy concretos, de los coches que ves en la publicidad han sido grabados con una cámara. Todos están hechos en 3D, es más barato y mucho más cómodo. Ni siquiera los catálogos de joyas o relojes suelen ser fotografías reales.

Dentro de muy poco no harán falta actores. Bueno, los necesitaremos para mapearles la cara, que pongan voz o para hacer alguna escena de riesgo. Y sobre todo lo necesitaremos para que pasee por la alfombra roja. Pero el futuro será el trabajo por ordenador, es el camino hacia el que vamos. En este sentido yo pienso que en su día Gollum tendría que haberse llevado un Oscar a mejor actor. Es verdad que detrás de Gollum hay un gran actor, pero lo que realmente se ve es el trabajo de los animadores.

P: ¿Cuáles son las principales diferencias entre el cine de actores y el cine de animación?

R: Aunque está todo entremezclado, por ejemplo ‘El árbol de la vida’ de Terrence Malick tiene un gran componente de animación, si nos fijamos en ejemplos puros de cada estilo, la gran diferencia es la planificación. El cine de animación es mucho más planificado, a diferencia del de actores que puede llegar a ser mucho más orgánico. Cuando trabajas con actores puedes ver lo que hacen y ver lo que surge de ahí. Cuando trabajas con ordenadores todo tiene que estar planificado, hasta el más pequeño pelo del personaje. Mientras que en cine sin animación la preproducción puede durar entre 3 y 6 meses, en una animada estamos hablando de que dos años es lo normal. Luego esta el asunto del personal, en cine de ficción con actores puedes tener entre 100 o 150 personas trabajando. En cine de animación es fácil que se superen los 500.

Pero por ejemplo hay herramientas del cine de animación que se usan en muchas ocasiones, como el storyboard. Es la espina dorsal de una película animada, y por ejemplo Ridley Scott lo usa siempre para sus cintas. Y por último, derivado de todo lo que te he dicho está el tema del presupuesto, mientras que una animación puede ascender a los 200 o 300 millones, en el cine de ficción 6 o 7 millones es un buen presupuesto. Aunque ya digo que hoy en día es muy raro que no convivan los dos estilos en una misma película.

P: Muchos dicen que el cine de animación tiene un gran poder de convicción. Las grandes campañas de manipulación publicitaria son trabajos de animación.

R: El cine de ficción nunca va a poder tener ese alto contenido empático que tiene el de animación. Muchos de nosotros estamos insensibilizados antes muchas de las cosas que suceden en el mundo. Podemos comer viendo el telediario. Pero luego lloramos con la muerte de la madre de Bambi. Un ser animado, un dibujo, fomenta mucho más la empatía con el público. Por eso se utiliza la animación para manipular. Influye de una manera que nadie cree. Hace años, un joven hizo una campaña con muñequitos de plastilina para anunciar la llegada de euro. El Gobierno dijo que el euro no iba a subir, el creador de la campaña lo puso en boca de un muñeco y todo el mundo lo creyó. Si lo dice Rodrigo Rato nadie le hubiera creído.

La animación trabaja con simbología para llegar a la psique del ser humano de manera más profunda. Por eso podemos ver a un Pato Donald pidiendo a la gente que se aliste en el ejército. Animar no es solo dotar de movimiento a un personaje, lo que hace el animador es darle alma a algo inanimado. Cada gesto, cada movimiento de este personaje esta transmitiendo lo que tu quieras que transmita.

Sobre la edición 2018 del Festival de Animayo

P: ¿Qué es Animayo?

R: El festival es formativo basicamente en un 80%. Sus programa se basa en masterclass, workshops y talleres, además de la proyección de cortometrajes y películas. Lo primero que hay que saber es que Animayo no es un festival de alfombras rojas. No acercamos al público al invitado, al revés, acercamos al invitado especial al público general para que dejen algo en la tierra. Traemos grandes figuras del cine de animación o de los videojuegos (como el productor del Rey León o supervisores de efectos especiales de Juego de Tronos) y fomentamos el entorno adecuado para que deje una semilla. Para que aporte algo al público de Animayo.

Cartel del festival de cine Animayo 2018.
Cartel del festival de cine Animayo 2018.

En Animayo, también fomentamos un entorno de contratación poniendo en contacto a las empresas con las nuevas promesas. En este aspecto, también tenemos revisión de portfolios, para ayudar a los profesionales a venderse correctamente, y entregamos becas. Después tenemos un apartado muy grande de proyecciones: recibimos entre 1800 y 2000 películas al año, de las que seleccionamos 130 y de ahí el palmarés.

P: ¿Cuándo nace el festival de cine Animayo?

R: Cuando abandoné el stopmotion para dedicarme al dibujo a mano. Estuve 10 años trabajando en la película y ahí es donde empezó toda la parte de formación que tiene Animayo, que es el eje central de la cumbre. Yo tenía que formar a mis empleados. En aquella época, hace casi 20 años, no había tantas escuelas y me tocaba a mí enseñarles a trabajar y determinadas técnicas. Claro, en 10 años pasan muchas cosas y tus empleados se casan, se van, quieren evolucionar. Ese fue el germen de lo que supone Animayo en el ámbito de la formación. Yo iba identificando las dificultades que me encontraba por el camino y quise darle solución, sobre todo lo que quise hacer es brindar a los jóvenes las oportunidades que yo nunca tuve.

P: Este año la Academia de Hollywood ha otorgado a Animayo la calidad de festival calificador para los Oscar. ¿Cómo se consigue?

R: Sí, y estamos muy orgullosos de ello. Animayo ha recibido la distinción de festival calificador para los Oscar, es decir que el palmarés optará directamente a una nominación de los premios de Hollywood. En Gran Canaria, en mayo, es el encuentro anual en el que proyectamos las películas a concurso y se elijen las ganadoras en cada categoría. Y la ganadora del festival pasará a se directamente una preseleccionada para los oscar.

Conseguirlo no ha sido fácil. Te tienes que presentar, normalmente animado por académicos y especialistas, y nosotros, por ejemplo, hemos tardado dos años en cumplir todos los requisitos para poder serlo. Esto nos ha ayudado mucho a afianzar la reputación internacional que llevamos años tratando de ganarnos. Una de las cosas que siempre tratamos de dar a conocer son los incentivos fiscales del 45% que existe en Canarias para que a este tipo de empresas les interese mucho instalarse en Gran Canaria. Yo creo que esto, Gran Canaria, podría ser un futuro reino de la animación como lo son Canadá o Irlanda.

P: ¿En qué se diferencian la edición de Gran Canaria con las itinerantes?

R: Si la cumbre principal de mayo dura una semana, en las itinerantes el contenido se condensa en 2 o 3 días. En realidad, intentamos que el contenido sea el mismo, o muy similar, pero en las itinerantes lo tratamos de comprimir en el menor tiempo posible. El contenedor de todo es la edición de Gran Canaria, y lo mejor que sale de ahí se va de gira por todo el mundo. La diferencia más evidente es que en las itinerantes no hay concurso, se proyectan los ganadores del festival. Una forma de ver la calidad de los trabajos que se presentan en Animayo es saber que fue el primer festival en proyectar sus ganadores dentro de los grandes estudios de animación mundiales como Pixar, Disney, Dreamworks o en los estudios de Los Simpsons.

EL público llenado el CaixaForum en la edición itinerante de Animayo en Barcelona el año pasado.
EL público llenado el CaixaForum en la edición itinerante de Animayo en Barcelona el año pasado.

En Animayo, el trabajo de base es mucho más amplio que un festival al uso en el que se va a ver películas y ya está. Solo en Gran Canaria participan 15.000 personas entre publico, invitados y empleados. Y vienen de todos lados, de la península y de todo el mundo. Nos ha llevado mucho tiempo ser un referente español en animación, ha costado mucho pero se ha logrado. Al principio nos costó mucho, porque a veces parece que lo que no pasa en Madrid y Barcelona no existe. Pero cuando llevamos la edición itinerante a esas dos ciudades nos ayudó mucho a conseguir el prestigio internacional que hoy intentamos mantener cada año.

P: ¿Cómo va a ser la programación de Animayo 2018?

R: La programación se centrará en las parejas, tándems y equipos que existen en el mundillo. Hay que entender que el cine de animación es un trabajo muy duro. Una sola persona no puede llevarse el mérito ni cargar sobre sus espaldas la responsabilidad de una película de animación. El equipo detrás de los actores y los directores es igual de importante, o más incluso, que los propios actores. Y digo directores porque en animación es muy habitual que haya al menos dos, y no es raro ver tres o cuatro directores en un mismo trabajo. Una frase que resume lo que puede ser el equipo de una película de animación puede ser la que pronunció el creador de McDonalds: «Ninguno de nosotros por separado es mejor que todos juntos».

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