Para internacionalizar el 'procés'

Puigdemont se instala en Bruselas porque planea su futuro como ‘embajador catalán’ si no es president

carles puigdemont
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, interviene por videoconferencia desde Bruselas. (Foto: EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Que Carles Puigdemont haya alquilado una vivienda en Bélgica confirma que el expresidente catalán piensa en su futuro político alejado de Cataluña. Entre sus planes está aprovecharse de su situación de fuga para internacionalizar el mensaje independentista y dar visibilidad a la labor del gobierno catalán en el exterior. Algo así, confían en medios próximos, como un ‘embajador’ de Cataluña.

Desde hace semanas, Puigdemont tantea ese futuro lejos de España. Y en esos planes, como informó OKDIARIO, entraba también el de concurrir a las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebrarán en 2019. Una opción que, sin embargo, se verá truncada en cuanto Llarena dicte auto de procesamiento y, con ello, se le inhabilite para cargo público. De no ser así, su mera condición de imputado no hubiese truncado la posibilidad de concurrir en las listas.

Puigdemont ve cada vez más mermadas sus opciones para convertirse en un president de pleno derecho. Algo que no solo se evidencia en los mensajes enviados al exconseller Toni Comin, en los que tiraba la toalla. Desde ERC, poco a poco, también se van poniendo las líneas rojas para que no pueda ser investido. Al aplazamiento del pleno de este martes-a la espera de que el Constitucional declare, presumiblemente, la suspensión-se añade la presión pública de sus dirigentes para poner en marcha cuanto antes un gobierno efectivo.

El chalé que Carles Puigdemont ha alquilado en Waterloo.

Este viernes, la secretaria general Marta Rovira advirtió de que su grupo no apoyaría una investidura con «consecuencias penales». Esto es, la de Carles Puigdemont, que insiste en la vía unilateral. Un día antes, Oriol Junqueras, desde prisión, había trazado la alternativa: una presidencia simbólica con otra efectiva, desde Cataluña. Pocas dudas caben en el entorno de Puigdemont de que esa presidencia simbólica significaría sin duda la muerte política del expresident. 

Es por ello que se le busca una salida, y la más viable es que el expresidente catalán asuma ciertas competencias en materia de Exteriores, un ámbito que, hasta ahora estaba en manos de ERC (Raül Romeva). Aún sin tener un papel ejecutivo, sí, al menos, con una fuerte carga política. 

De hecho, la internacionalización del ‘procés’ siempre ha sido un objetivo prioritario para el independentismo. Y sigue entre los objetivos. Los secesionistas buscan llevar sus causas al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, mientras siembran por Europa los ataques sobre la presunta «represión» del gobierno español y las críticas a una inexistente falta de libertad de expresión. Hasta ahora, sin éxito.

El futuro papel de Puigdemont habrá de ocupar un segundo estadio de las negociaciones para la formación de un hipotético gobierno independentista.

Hasta ahora, las conversaciones son muy incipientes y han consistido, básicamente, en negociar porcentajes de participación para que ERC tenga un peso más significativo.

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