Puede que no lo hayamos pensado con consciencia, pero los residuos que tiramos al retrete son un problema para todos. Es un gesto fácil y sencillo: abrimos el inodoro y tiramos ahí las toallitas, las compresas, los tampones o los bastoncillos que hemos usado, por ejemplo, y creemos que no sucede nada, pero sí, sí que pasa. Este hábito, que parece inofensivo, causa un gran problema en los sistemas de saneamiento de las ciudades, en la red de tuberías de nuestros hogares y edificios, y también en los ecosistemas acuáticos.
Las cifras de residuos sólo en la Comunidad de Madrid dejan de piedra. Anualmente, llegan a las estaciones de depuración de Canal de Isabel II más de 30.000 toneladas de residuos sólidos no deseados. Pero es que, además, esta cifra no ha decrecido en los últimos años, según datos de la compañía, en 2022 se retiraron 30.000 toneladas, pero es que en 2023 y 2024, las cifras se elevaron a 36.000 y 33.000, respectivamente. Estas cifras se traducen en que, de media, cada madrileño vierte anualmente por el váter más de cuatro kilos de basura.
La composición de las toallitas hace que tarden demasiado tiempo en deshacerse. A diferencia del papel higiénico, que en poco tiempo se disuelve por completo, las toallitas no se degradan lo suficientemente rápido y llegan intactas a las plantas de depuración, donde se pueden enredar en rejas, tamices y bombas. A la posibilidad de que estos elementos queden fuera de servicio cabe añadir otro riesgo: el que sufren los operarios encargados de desatascar los equipos hidráulicos.
Y es que el recorrido de las toallitas y demás desechos una vez las tiramos al retrete es complejo y muy largo. Van por las tuberías de casa, donde se pueden producir los primeros atascos, sobre todo si, además, también se vierten aceites y otros elementos que contribuyen a que se formen acumulaciones de mayor volumen.
Posteriormente, discurren por la red de alcantarillado y las instalaciones de bombeo de aguas residuales. Y finalmente, y por regla general, llegan a las depuradoras, que son las instalaciones donde se sanean las aguas residuales antes de devolverlas a los ríos en óptimas condiciones.
La buena noticia es que es un problema grave, con una sencilla solución: tirar las toallitas y demás residuos sólidos a la papelera o al cubo de basura.
ya que tienen fibras sintéticas que no se rompen ni se deshacen antes de llegar a las estaciones depuración (el recorrido dura unas 4 o 5 horas). Así que no, no las tiremos al retrete. Lo único que debemos tirar por el WC es papel higiénico de toda la vida.
Por lo tanto, no las tiremos al retrete, tiremos nuestra toallita usada a la papelera de nuestro baño o al cubo de la basura.
A los graves problemas de atascos en viviendas y redes generales de saneamiento, también se suman otros riesgos ambientales muy importantes a tener en cuenta. El daño a los ríos y los cauces es innegable, ya que las marañas de toallitas y otros residuos pueden colapsar y dejar inoperativos los equipos hidráulicos de las plantas de depuración.
Los días de tormenta, además, esos residuos son un problema mayor, ya que si el caudal que circula por la red de saneamiento sobrepasa su capacidad máxima, el excedente debe aliviarse directamente sin depurar a arroyos y ríos, arrastrando consigo gran cantidad de residuos.
La red de saneamiento de la Comunidad de Madrid tiene unos 16.000 kilómetros y tiene un millar de aliviaderos, es decir, puntos donde se vierte al cauce el excedente de agua residual que la red es incapaz de asumir durante los episodios de lluvias intensas. Por ello, la compañía ha equipado ya alrededor de 300 puntos de desbordamiento con mallas, rejas y otros dispositivos de contención que evitan que las toallitas húmedas y otros residuos lleguen a los cauces de los ríos.
Las toneladas de residuos que retira cada año Canal de Isabel II de depuradoras, estaciones de bombeo, tanques de tormentas o aliviaderos, se llevan a los vertederos. Así que, ¿por qué no evitamos esos peajes intermedios por la red de saneamiento? Basta con depositar las toallitas y los demás residuos sólidos en el cubo de basura o la papelera de baño.
La presencia de toallitas y residuos sólidos en la red de alcantarillado y en las depuradoras de Canal de Isabel II tiene un sobrecoste anual para todos los madrileños.
Cada año, en la Comunidad de Madrid, Canal de Isabel II invierte más de cinco millones de euros sólo para que este tipo de residuos urbanos no ponga en aprietos el funcionamiento de sus depuradoras, las cuales son instalaciones fundamentales para la salud pública y la calidad ambiental de los ríos.
Cinco millones que se usan para retirar los residuos de la red de saneamiento y transportarlos, así como para pagar las tasas del vertedero, los costes extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, la reposición y reparación de las que quedan inoperativas y el incremento en los gastos energéticos.
Ante un problema grave como el de la presencia de residuos sólidos, sobre todo de toallitas húmedas de higiene íntima y personal, desde Canal de Isabel II quieren concienciar a la ciudadanía de la importancia de hacer una correcta gestión de los mismos.
Por ello, han impulsado la campaña Encesta las toallitas en la papelera, en la que advierte a los madrileños de las devastadoras consecuencias que tiene usar el WC como si fuera el cubo de la basura.
Fotografías
Canal de Isabel II | Adobe Stock
Texto
María Villardón
Diseño