Sánchez ordena una campaña de guante blanco con Errejón para ayudar al crecimiento de su nuevo partido

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno @Getty
Pedro Sánchez, presidente en funciones.
Carlos Cuesta

El PSOE prepara ya una campaña de guante blanco para el nuevo partido de Íñigo Errejón. La orden viene directamente de Presidencia del Gobierno, porque, lo cierto, es que los socialistas ven mucho más como un aliado al ex amigo de Pablo Iglesias que como un competidor. Y esa conclusión llega a tal punto que los equipos de Sánchez van a centrar su ataque en Podemos y, además, van a dejar al margen de sus críticas a Errejón para permitir su crecimiento y que absorba votantes de la formación morada.

La estrategia está ya en marcha y dos son, concretamente, los objetivos de captación de voto que persiguen los socialistas. El primero de ellos se centra en la formación de Iglesias y, el segundo, en el partido de Albert Rivera. Los cálculos iniciales que barajan los equipos de estrategia de Sánchez señalan que esos dos colectivos de voto son muy vulnerables a un posible traslado de voto hacia el PSOE. Con ese propósito, los estrategas de Sánchez pretenden combatir a Podemos acusándolo de ser el culpable de no haber podido formar Gobierno por una pelea de cargos y su exigencia continua de poder personal.

En el caso de Ciudadanos, el PSOE intentará bombardear su estructura de voto asegurando que se trata de un mero calco del PP, de una mera muleta que no tiene reparos en pactar con lo que los socialistas denominan “la extrema derecha”, en referencia a VOX. Eso sí, a quien no se tocará en esta campaña por parte de los socialistas será a Errejón porque, se diga lo que se diga, la realidad es que el PSOE considera a este partido como un auténtico aliado, capaz de sacar de la abstención voto progresista y devolverlo en una posterior alianza al conglomerado que avale la investidura de Sánchez.

Por el momento, los socialistas ya saben que Iglesias se puede enfrentar a una difícil situación tras las elecciones del próximo 10 de noviembre. No sólo los sondeos prevén para la formación morada una caída del voto, sino que, además, puede encontrarse con que sus tradicionales aliados –las conocidas como confluencias– prefieran pactar con el PSOE de la mano del líder de Más Madrid, tras ver los resultados electorales. Esas confluencias incluyen a las Mareas y al mismo Compromís, un partido que ya ha dejado clara su preferencia por un pacto con los socialistas.

El PSOE, además, ya ha mantenido contactos con Errejón. Fuentes del PSOE han confirmado a OKDIARIO que, efectivamente, se mantiene una relación desde hace tiempo con el líder de Más Madrid ante la certeza de que el ex dirigente de Podemos lanzaría una lista nacional que pudiera, en primer lugar, arrebatar voto a la formación de Iglesias; y, en segundo lugar, ser una opción con la que poder pactar un futuro Ejecutivo. Desde esas mismas filas admiten, de hecho, que “no tendríamos problema en pactar con Íñigo Errejón lo que nos ha rechazado Podemos”.

El plan de los socialistas fue puesto ya en marcha en la Cámara Alta, donde el PSOE comenzó su ofensiva y ya le ha hecho un importante favor a Errejón entregándole una senadora para que, junto a Colau, pueda tener grupo parlamentario propio en el Senado y para que lo haga, además, destrozando el grupo de Podemos en la citada Cámara Alta. Este capítulo se vivió en la segunda mitad del mes de julio, cuando una serie de formaciones vinculadas anteriormente a Podemos anunciaron la creación de un grupo parlamentario en el Senado con una nueva denominación: Izquierda Confederal. De esa manera, la marca Podemos desaparecía de la Cámara Alta.

Los líderes de la creación de este grupo fueron los senadores por designación autonómica de Más Madrid, Catalunya en Comú, Adelante Andalucía –liderado por Teresa Rodríguez–, Compromís (por Mónica Oltra) y Més per Mallorca (impulsado por Gabriel Barceló). Todos ellos formaron un grupo propio al margen de Podemos y ello, además, pese a ser las confluencias habitualmente aliadas de Iglesias. Sin embargo, para llegar al mínimo de seis senadores que exige el Reglamento de la Cámara para poder tener grupo propio, Izquierda Confederal necesitaba de un senador más y fue el PSOE quien se prestó a ese favor por medio de la senadora socialista por Cádiz, María Jesús Castro Mateos. Un favor a Errejón y, en definitiva, una sentencia de muerte para Podemos en el Senado.

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