Sánchez intensifica las negociaciones con Cs y el PNV para una última prórroga del estado de alarma

En Moncloa son optimistas con atraer a Inés Arrimadas e Iñigo Urkullu a una sexta prórroga aunque Sánchez se reserva el anuncio hasta amarrar los acuerdos

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Sánchez intensifica las negociaciones con Cs y el PNV para una última prórroga del estado de alarma
Pedro Sánchez, Iñigo Urkullu e Inés Arrimadas.
Joan Guirado

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se decanta por una sexta prórroga del estado de alarma. Será la última, aseguran fuentes de Moncloa a OKDIARIO. El jefe del Ejecutivo, por eso, no anunciará la petición de la extensión al Congreso hasta tener amarrados todos los apoyos. A día de hoy el Gobierno socialcomunista se decanta por sacarla adelante junto a Ciudadanos y el PNV. Son los dos únicos partidos que, pese a todo, mantienen la confianza en la coalición.

Sánchez ha encargado a la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, activar la sala de máquinas de La Moncloa para lograr el acuerdo lo antes posible. El presidente no quiere vivir una situación como la de hace una semana donde, hasta el último minuto, no sabía si lograría o no ganar la votación.

Entonces, aunque con los votos a favor de los naranjas y los peneuvistas era suficiente, la comunicación tardía de los nacionalistas vascos obligó al PSOE y Podemos a explorar un plan B. Ambos partidos suscribieron un acuerdo con Bildu, a cambio de su abstención, por el que pactaron derogar de forma íntegra e inminente la reforma laboral.

Ese pacto, que labraron los grupos parlamentarios con el beneplácito de Moncloa, causó un gran revuelo tanto dentro del propio Gobierno como en el PSOE y en la política española en general. Por primera vez los socialistas pactaban con los herederos de ETA, que asesinaron a varios dirigentes de la formación que ahora lidera Sánchez, algo incomprensible para muchos. Más aún, si se tiene en cuenta que sus votos no eran necesarios.

En el seno del Gobierno ese acuerdo provocó uno de los choques más sonoros entre el sector progresista y el ortodoxo. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, forzó una rectificación del PSOE la misma noche del anuncio, subrayando que la derogación no sería total.

Horas más tarde, el jueves por la mañana, Pablo Iglesias decía que sí y se originaba uno de los mayores incendios en la coalición. Calviño, en una videoconferencia con empresarios, criticó abiertamente por primera vez la decisión de Sánchez e Iglesias.

El Ejecutivo, que considera necesaria esta sexta prórroga del estado de alarma para alcanzar toda la desescalada y “salvar vidas”, cree que puede sacarla adelante con la misma fórmula que las dos anteriores. Lo haría por la mínima, pero con los votos suficientes para dar luz verde a la prolongación de esta situación excepcional.

Así pues, si consigue los votos a favor de Ciudadanos y el PNV, el presidente gozará de quince días más de plenos poderes. Como en la última prórroga, en esta el mando único lo ostentará el ministro de Sanidad, Salvador Illa. El Gobierno continuará codirigiendo el desconfinamiento conjuntamente con las comunidades autónomas.

Con la presidenta de la formación naranja, Inés Arrimadas, de baja por maternidad, es el portavoz parlamentario, Edmundo Bal, quien negocia con Carmen Calvo. No obstante, Arrimadas y Sánchez mantienen el contacto mediante mensajería telefónica para analizar la situación que la evolución de la pandemia tiene día a día en España.

Por parte del PNV, Calvo habla directamente con el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, aunque también hay contactos entre los portavoces parlamentarios, Adriana Lastra y Aitor Esteban. Sánchez y el lehendakari, Iñigo Urkullu, también mantienen un contacto fluido.

En Moncloa son optimistas con estas negociaciones aunque, en el caso del PNV, son conscientes de que deberán volver a pasar por caja. En la última negociación, los de Urkullu, lograron silenciosamente el traspaso de las competencias en la gestión del nuevo ingreso mínimo vital que el Ejecutivo aprobará este viernes en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros.

En esta ocasión, el entorno de Sánchez reconoce que el precio a pagar puede ser forzar la opinión de los expertos para que el conjunto del País Vasco abandone el estado de alarma a partir del 8 de junio. El PNV no quiere empezar la campaña electoral con las medidas restrictivas que les impediría celebrar grandes actos.

Si finalmente no logra los apoyos suficientes para sacar adelante la sexta prórroga, que es el mecanismo que el Ejecutivo considera más idóneo para gestionar la desescalada, el presidente del Gobierno aprobará una modificación de las leyes orgánicas de Salud Pública y Seguridad Nacional para mantener un mínimo de medidas restrictivas hasta la llegada a la ‘nueva normalidad’.

Sánchez puede activar ambas leyes mediante un real decreto del Consejo de Ministros que con posterioridad -dispone de un mes- deberá convalidar el Congreso de los Diputados. Para entonces, seguramente, España ya habrá recuperado completamente la normalidad.

Por tanto, si la modificación de ambas leyes decayese, la coalición ya habría dado cumplimiento a su voluntad de mantener parcialmente el confinamiento y las medidas restrictivas sin necesidad de mendigar los apoyos a los distintos grupos parlamentarios que, cada día que pasa, reducen más su confianza en el Gabinete de Sánchez.

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