Sánchez se deshace en elogios ante Biden tras ser ninguneado durante medio año: «Es una referencia mundial»

Pedro Sánchez se mantiene inasequible al desaliento ante la posibilidad de poder mantener una conversación al fin con Joe Biden después de más de medio año de ninguneo por parte del presidente de Estados Unidos. El gobernante español se ha deshecho en elogios hacia el líder de la primera democracia del mundo durante su gira por Latinoamérica, evidenciando las ganas que tiene de que llegue el próximo lunes 14 de junio cuando, ha deseado, llegue «la ocasión para conocernos personalmente, para poder hablar por primera vez».

Pedro Sánchez celebró como propia la victoria del candidato del Partido Demócrata en las elecciones celebradas en EEUU el pasado 3 de noviembre, y desde el primer momento contaba con que ese apoyo se traduciría en una conversación con la que poder ‘vender’ al mundo su cercanía. Pero los hechos han viajado en dirección completamente opuesta. Desde que fue certificado ganador, y desde que tomó posesión del cargo en Washington, el pasado 20 de enero, el ninguneo de Joe Biden al presidente de España ha sido total.

A pesar de las gestiones, Sánchez se ha quedado con las ganas de hablar con Joe Biden, que ha tenido tiempo para conversar con mandatarios de medio mundo, pero no con el líder del Ejecutivo socialcomunista. De hecho, el pasado 10 de mayo quedaba certificado el desprecio de Washington a Sánchez cuando por fin aparecía una mención al presidente español en una comunicación oficial de la Casa Blanca. La subsecretaria de Estado adjunta para Europa y Eurasia, Molly Montgomery, fue la encargada de referirse a Sánchez, y su mensaje fue claro: Biden hablaría con su homólogo español cuando «las circunstancias lo permitan».

Tras seis meses de estancia de Joe Biden en la Casa Blanca, Pedro Sánchez por fin cumplirá su anhelo el próximo lunes 14, en Bruselas. El contraste es total con los 35 días que pasaron desde que Donald Trump se hizo fuerte en el Despacho Oval y mantuvo su primera charla con Mariano Rajoy, y aún mayor con los apenas cuatro días que tardó Barack Obama en llamar al anterior presidente socialista español, José Luis Rodríguez Zapatero.

Es de subrayar que las gestiones españolas para que Sánchez pueda mantener una conversación por fin a nivel de aliado con Joe Biden sólo han fructificado después de que Pablo Iglesias haya abandonado la política en activo y su puesto como líder de Podemos, principal socio de los socialistas en La Moncloa.

Desencuentro español de Biden

Joe Biden también conoce bien España y no por buenas experiencias. En el año 2010, entonces como vicepresidente de Barack Obama, hizo una visita a las tropas españolas aliadas en la Base de Torrejón, y allí sufrió el desplante de Zapatero y de la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, que abandonaron el acto antes de que Biden hubiera terminado de departir con los militares.

Su presidencia coincide ahora con otro Ejecutivo liderado por el Partido Socialista en España y Sánchez cuenta las horas para poder verse cara a cara con el nortemericano. «En poco tiempo el presidente Biden se ha convertido en una referencia mundial, superando mucha de la confrontación, la división y la fractura que tuvo su paradigma en el asalto al Capitolio» del pasado enero, que «quedó en la retina de todos» tanto en Estados Unidos como a nivel mundial, ha destacado Sánchez, en una referencia velada a su antecesor, Donald Trump.

La nueva Administración «ha hecho que Estados Unidos vuelva a los grandes consensos», ha resaltado Sánchez, celebrando en particular la vuelta al Acuerdo de París contra el cambio climático, al tiempo que ha resaltado que «ambos gobiernos compartimos agenda progresista y verde».

Eso sí, por ahora no ha trascendido cuánto durará el encuentro entre Biden y Sánchez, ni el contenido de la conversación. Sí que se ha sabido que la crisis diplomática entre España y Marruecos, gran aliado de Estados Unidos, no será uno de los temas a tratar. EEUU reconoció recientemente la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, un punto de fricción con la política exterior de España.