Sánchez tiene dudas sobre si intervendrá en el pleno de la moción de censura de Vox contra él

Sánchez quiere abanderar el discurso de la no confrontación pero a la vez quiere aprovechar el debate para reforzarse políticamente desgastando al rival

El PSOE quiere boicotear la moción de censura de Vox: plantea el voto telemático para vaciar los escaños

Pablo Iglesias
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso. (Foto: EFE)
Joan Guirado

Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, quiere mantener una distancia prudencial con Vox y la moción de censura que se debatirá esta semana en el Congreso de los Diputados y abanderar el discurso de la no confrontación y el acometimiento. Sin embargo, el otro Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, quiere aprovechar la ocasión para bajar al barro político y desgastar políticamente a sus adversarios. Ambas cosas son incompatibles. Y lo sabe. El Sánchez presidente, que tiene la oportunidad de hacer uso de la palabra durante el debate, tiene dudas, que analiza con su equipo, sobre la idoneidad o no de salir al estrado. El objetivo es boicotear el acto constitucional.

El miércoles, a las nueve de la mañana, el jefe del Ejecutivo y secretario general del PSOE estará sentado en su escaño de la primera fila de la bancada izquierda de la Carrera de San Jerónimo. En los últimos días se habían suscitado algunas dudas sobre su presencia, dado que en su agenda oficial aparece todavía un acto de Forbes justo a la misma hora. Fuentes gubernamentales consultadas por este periódico confirman que el presidente estará en el Congreso y en la inauguración de la conferencia simultáneamente. “No es la primera vez que aparece en vídeo grabado” señalan en su gabinete.

Pero que esté presente en el debate mientras Vox defiende su moción de censura, que por la falta de apoyos difícilmente saldrá adelante, no quiere decir que Sánchez preste la atención debida ni el respeto institucional que merece cualquier grupo de la oposición. «Estará dónde tiene que estar» apuntan en su entorno. Prácticamente se ve obligado a ir en una semana en la que, con la moción de por medio y un gran acto para presentar los Presupuestos Generales del Estado junto a Pablo Iglesias, Sánchez viajará hasta en dos ocasiones a Roma para reunirse con el primer ministro Giuseppe Conte y con el Papa Francisco.

En Moncloa, pese a que todavía no tienen decidido si el presidente va a intervenir durante el debate, preparan ya un texto que sirva al líder socialista para capitalizar la moción de censura. Opinan que «no se tiene que defender de nada». En el complejo presidencial están convencidos de que saldrán «ganadores» del pleno y que la derrota parlamentaria que sufrirá Vox al intentar reprobar al Gobierno socialcomunista «fortalecerá la coalición y los pactos con los partidos minoritarios» que le apoyan. En el PSOE se jactan de que «la moción va contra el Partido Popular, ellos serán los grandes perdedores, por eso estamos tan tranquilos».

Y es que con un Sánchez más comedido en sus palabras, en el caso de acabar pronunciándolas, será la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, la responsable de elevar el tono de voz para intentar desprestigiar la candidatura de Santiago Abascal a la presidencia del Gobierno. El discurso de la número dos del PSOE será «contundente y sin miramientos» hacia una formación política que, a juicio de la dirección del Partido Socialista, «utiliza el Parlamento para embarrar y para intentar hacer caer a un Gobierno elegido democráticamente en las urnas».

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