Moncloa vuelve a situar la cuestión catalana sobre la mesa para dejar atrás la pandemia

El Ejecutivo pretende usar el desafió catalán para unificar una postura alrededor del mensaje de Moncloa en defensa de los intereses del Estado

Quim Torra
Quim Torra y Pedro Sánchez. (Foto: Moncloa)
Joan Guirado

El Gobierno vuelve a recurrir al tema catalán para distraer la atención de lo que preocupa realmente a los españoles. Es la estrategia que impone otra vez Moncloa, para dejar atrás los errores de la gestión de la pandemia del coronavirus, usando el desafío del Govern de Quim Torra para aglutinar el sentimiento de pertenencia a España.

La próxima celebración de la mesa del referéndum, que el Gabinete de Pedro Sánchez planea reunir en dos semanas, ya ocupa titulares pese a la lejanía y el resultado que se espera de ella. No estarán los presidentes, ni Sánchez ni Torra, y el contenido de la misma será otra vez de calendario. Como la primera que se celebró en el Palacio de La Moncloa.

Como a finales de febrero, el encuentro del mes de julio, también tendrá foto. Sobre todo porque a Esquerra Republicana y al PSOE, la imagen, les interesa de cara a las futuras citas electorales. Nadie olvida que antes de acabar el año Torra deberá convocar elecciones anticipadas, si antes no lo hace el Tribunal Supremo haciendo efectiva su inhabilitación.

En este sentido, el cumplimiento del compromiso de desatascar el embrollo entre administraciones, es un compromiso mutuo de socialistas y separatistas. El único incómodo, en esta búsqueda de la solución, es el presidente de la Generalitat y el espacio político que representa, dirigido desde Bélgica por Carles Puigdemont.

De hecho el movimiento político del ex presidente fugado, que el 25 de julio creará un partido nuevo, es una de las preocupaciones que tiene a día de hoy el Ejecutivo. En el entorno del presidente consideran que la decisión de Puigdemont persigue «agitar la calle» y culpabilizar de nuevo al Estado de todo.

Buena valoración de Torra

El idilio vivido durante la crisis del coronavirus entre el Gobierno y la Generalitat, siendo el catalán uno de los que ha demostrado más lealtad en el tramo final de las conferencias virtuales de presidentes autonómicos, ha llegado a su fin. Lo asumen desde Moncloa que recuerdan «la actitud propositiva» de Torra durante estos meses «frente a la negación constante» de otros líderes regionales.

En el Ejecutivo lamentan que esa actitud de colaboración permanente que había mantenido el President Quim Torra vaya a quedar en nada de cara a las próximas semanas que esperan de «alto voltaje político». La imputación de la portavoz parlamentaria de Junts per Catalunya en el Congreso, Laura Borràs, por parte del Tribunal Supremo a cuenta de su gestión al frente de la Institució de les Lletres Catalanes y la inminente vista sobre la inhabilitación de Torra hacen enrarecer otra vez las relaciones.

Otoño «más calmado»

Pese a que el objetivo ahora es utilizar el conflicto catalán para pasar página cuanto antes de la desastrosa gestión de la pandemia y centrarse así en buscar un mensaje común frente al separatismo, en lugar de tener que defenderse día sí y día también de las explicaciones que les exige la oposición, en el Palacio de la Moncloa esperan que el otoño que está por venir sea «más calmado» que el anterior.

El Gobierno admite que ve «con preocupación» la agitación que está perpetrando Puigdemont otra vez pero cree que los incidentes que se produjeron tras la publicación de la sentencia a los líderes del procés «no volverán a ser». Aun así, cuando el Tribunal Supremo confirme la inhabilitación de Quim Torra, por haber desobedecido a la Junta Electoral Central, Moncloa cree que algunos separatistas saldrán a la calle «aunque con menos intensidad».

ERC como pareja de baile

Aunque no siempre van bien acompasados, e incluso a veces se pisan queriendo, la coalición del PSOE y Podemos sigue queriendo a Esquerra Republicana como pareja de baile. En el Ejecutivo consideran que «la moderación e interés en la búsqueda de soluciones» del partido que preside desde la cárcel Oriol Junqueras les convierte en un «aliado de mucho valor».

Es por ese interés mutuo que hay entre los partidos que forman el Gobierno y los considerados como socios preferentes que, pese a las salidas puntuales de tono de los independentistas, la coalición socialcomunista mantiene la confianza en el grupo que pilota Gabriel Rufián. Con ERC los puentes siguen alzados y los contactos son habituales.

El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantiene una relación fluida con el vicepresident Pere Aragonès y con el propio Gabriel Rufián. Lo mismo ocurre entre el número dos de Torra y la vicepresidenta Carmen Calvo, así como con la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero. El portavoz parlamentario, por su parte, habla más de una vez por semana con Adriana Lastra.

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