La alcaldesa reconoció la desastrosa gestión de Mato

Carmena mantuvo reuniones con Montoro a espaldas de Mato donde pidió tiempo y prometió “soluciones”

Jorge García Castaño, Manuela Carmena y Marta Higueras
Jorge García Castaño, Manuela Carmena y Marta Higueras. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

Manuela Carmena mantuvo tres reuniones “no públicas” en las que acudió al Ministerio de Hacienda. Allí pidió tiempo ante la evidencia del desastre financiero organizado por su Ayuntamiento bajo la gestión de Carlos Sánchez Mato. A dos de estas citas no acudió acompañada por el recién destituido concejal de Hacienda de la capital española. Y, además, en ellas reconoció a Cristóbal Montoro que tenía toda la razón en la intervención de las cuentas municipales.

En el transcurso de esas reuniones, la alcaldesa se comprometió a “solucionar la situación”. Ahora se conoce ya la plenitud de su compromiso: eliminar a Sánchez Mato de su equipo de Gobierno. Ocurrió tres veces tras el inicio de las advertencias de Hacienda y la posterior intervención de las cuentas del Ayuntamiento de Madrid.

Mientras Carlos Sánchez Mato alardeaba en ruedas de prensa de que su gestión era perfectamente legal, y de que a él no le iban a dar lecciones un “secretario de Estado de Hacienda con problemas financieros cuando fue alcalde de Jaén, y Montoro, que no ha cuadrado un sólo presupuesto”, la alcaldesa podemita de Madrid se reunía hasta en tres ocasiones a espaldas de Sánchez Mato en la sede del Ministerio de la madrileña calle Alcalá para pedir a Hacienda tiempo y, sobre todo, para desmentir los mensajes electorales que el concejal de IU lanzaba a su gente.

Carmena reconoció en cada una de esas reuniones que el criterio de Cristóbal Montoro era correcto, que desde el municipio habían desafiado la legalidad, y que, por lo tanto, asumía la situación y pedía tiempo para solventarla.

Manuela Carmena era consciente de que la multa que podía recibir el Ayuntamiento era considerable si seguían por el camino de Sánchez Mato y decidió hace ya más de un mes que cortaría la cabeza del concejal para ofrecérsela a Hacienda a cambio de paz, tal y como confirmaron al Ministerio los técnicos municipales a lo largo de otras reuniones paralelas, ya de segundo nivel, precisamente para evitar que el desastre lo pagasen los madrileños con sus impuestos.

Porque, por mucho que dijera el ya ex concejal de Hacienda, el Consistorio no tenía defensa posible a la vista de las chapuzas e infracciones cometidas.
La resolución íntegra de intervención remitida por Hacienda al Ayuntamiento, tal y como adelantó OKDIARIO, puso al descubierto todo un esquema de trampas difícil de sostener por los podemitas.

El documento recordaba que se habían encontrado una serie de «actuaciones que han dado lugar al incumplimiento de la regla de gasto». O, dicho de otra manera, una serie de trampas entre las que destacan las siguientes:

1. La «adquisición del edificio sito en la calle Alcalá 45 por valor de 104 millones de euros».

2. La «ejecución de sentencias y resoluciones judiciales firmes para las que no existía una previsión de créditos en el presupuesto del año 2016 por valor de 101,3 millones de euros».

3. El «incremento del empleo no financiero de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Madrid, que implica formación bruta de capital por un valor aproximado de 70,4 millones de euros».

4. El «coste de ruptura de las amortizaciones anticipadas de los préstamos a tipo fijo por valor de 1,8 millones de euros».

5. La ejecución obligatoria «de gastos financiados con ingresos de particulares por importe de 6,5 millones de euros».

6. La «prestación de servicios derivados de la ejecución de competencias impropias que deberían ser prestadas por las Comunidades Autónomas o el Estado por valor de 428,46 millones de euros».

7. La «pérdida de ingresos derivados de las exenciones que la legislación estatal establece con carácter obligatorio sobre determinados tributos municipales por valor de 75,4 millones de euros en el ejercicio 2016”.

La suma de todas estas partidas supone casi 800 millones de euros. Una barbaridad de cifra sobre la que el Ayuntamiento se había negado a adoptar medidas de reconducción que cumpliesen los criterios que sí asumen el resto de municipios de España.

La evidencia del desastre era tal, que Carmena optó por un corte de cabeza. Y es que la otra opción, la rebeldía, habría sido mucho peor para la alcaldesa a poco más de un año para las elecciones.

Lo último en España

Últimas noticias