Iglesias hace un discurso guerracivilista en el que llama “corrupto” al PSOE y “franquista” al PP

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Pablo Iglesias, en el debate de investidura. (EFE)

El líder de Podemos ha hecho en el Congreso un discurso que contenía muchos más ataques al PP y a Ciudadanos que al PSOE. Aunque sí ha habido críticas muy duras al partido de Pedro Sánchez, le ha vuelto a ofrecer la mano para pactar. Pablo Iglesias ha hecho una alocución en momentos guerracivilista en la que no ha faltado elementos del discurso tradicional chavista, como cuatro referencias a la oligarquía o los oligarcas que supuestamente están detrás del pacto con Ciudadanos y odian a Podemos. Ha terminado alzando su puño cerrado, al más puro estilo comunista.

Iglesias ha abandonado el antiguo discurso que presentaba la Transición como la continuación del franquismo y donde la constitución era el “candado del 78”, en palabras de Iñigo Errejón. Eso sí, muestra sus propios referentes en aquella época. Ha pasado menos de un minuto desde su arranque cuando ha dicho: ““En el día de hoy me van a permitir que homenajee la memoria de Salvador Puig Antich, asesinado por la dictadura hace 42 años”. El anarquista Puig Antich fue el último ejecutado con garrote vil por la dictadura franquista, condenado por el asesinato de un policía.

Ha ñadido: “Me van a permitir también que homenajee la memoria de los trabajadores de Vitoria, asesinados hace 40 años por defender los derechos sociales de todos”. Se ha referido de esta manera a la violenta irrupción, el 3 de marzo de 1976, de la Policía Armada en una iglesia de la capital alavesa donde estaban encerrados cientos de huelguistas, con el resultado de cinco muertos y 150 heridos. El ministro del Interior, que en ese momento se encontraba fuera de viaje fuera de España, era Manuel Fraga.

No ha sido el único momento en el que Pablo Iglesias ha buscado vincular al PP con el fraquismo, aunque los sucesos de Victoria tuvieron lugar al año siguiente de la muerte del dictador. Dirigiéndose a Mariano Rajoy, ha dicho: “Pero permítame recordarle que su partido, el partido que ha hecho de la corrupción y la injusticia una forma de gobierno, por eso el Partido Popular, señor Sánchez, sí es un partido corrupto, fue fundado por siete ministros de la dictadura”.

También ha espetado al PP: “Permítanme que les recuerde que algunos de ustedes son hijos políticos del totalitarismo en este país”.

A Pedro Sánchez le ha acusado de firmar un acuerdo que no deroga la reforma laboral y le ha vuelto a tender la mano para un acuerdo de izquierdas. Para su partido ha tenido tanto elogios como críticas. Del PSOE ha dicho: “Son las siglas que representaron hombres y mujeres de talento y dignidad irrepetibles, como Margarita Nelken, como Indalecio Prieto o como Juan Negrín”.

Los tres históricos socialistas tienen un perfil muy concetro. Margarita Nelken fue una de las dos diputadas socialistas que en 1931 lideraron la oposición a permitir que las mujeres votaran en España. Como Victoria Kent, rechazaba el sufragio femenino con el argumento de que las féminas votarían a la derecha influidas por la Iglesia católica. En 1936, Nelken dejaría el PSOE para afiliarse al Partido Comunista.

Indalecio Prieto fue uno de los encargados de preparar el levantamiento armado conocido como Revolución de Asturias contra el gobierno de la II República en 1934. Ya en el exilio mexicano dedicaría en más de una ocasión palabras de elogio al fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Juan Negrín fue presidente de la República en 1937 y 1938, en plena Guerra Civil, entregado totalmente a las órdenes del PCE y la URSS, lo que le granjeó la enemistad de otros socialistas.

También ha tenido Iglesias palabras duras con el pasado del PSOE, echándole en cara los GAL y la corrupción de los gobiernos de Felipe González:  “Su partido fue también el partido del crimen de Estado. Desconfíe, señor Sánchez, de los consejos de aquellos que tienen manchado su pasado de cal viva. Y su partido fue durante mucho tiempo también el partido del tráfico de influencias que dio la espalada a los trabajadores españoles”.

Al líder de Ciudadanos también le ha dedicado palabras duras: “Señor Rivera, le tengo a usted por un político hábil, y como tal le admiro. Sospecho que ha leído usted más a Lakoff que a Maquiavelo, pero tiene usted virtudes de ambos”.

De esta manera acusa a Rivera de preocuparse por la comunicación política que por la política en sí.  El estadounidense George Lakoff, autor del destacado libro No pienses en un elefante, es el inspirador de las tácticas de comunicación y estrategia política que permitieron a Obama llegar al poder, y José Luis Rodríguez intentó seguir sus pasos en España. Sus ideas sobre la creación de «marcos» mentales en busca de cambiar las ideas generales imperantes en un país están siendo aplicadas por el propio Iglesias y sus compañeros de Podemos.

Especialmente duro ha sido cuando le ha dicho a Rivera: “Usted representa la peor de las tradiciones políticas españolas, que no tiene más ideología que su cercanía con el poder. Usted, señor Rivera, hubiera sido líder del Komsomol en la Unión Soviética y jefe de escuadra [unidad básica del Frente de Juventudes de Falange] en nuestra postguerra”. El Komsomol era la organización juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), mientras que los jefes de escuadra eran los mandos de las unidades básicas del Frente de Juventudes en la Falange del franquismo.

Además ha lanzado un aviso a Pedro Sánchez sobre Rivera: “Cuídese de la Naranja Mecánica, señor Sánchez. Ha elegido usted un socio muy hábil que no dudará en entrarle al PP en cuanto tenga ocasión”. De esta manera hacía referencia a la distópica (en la línea de 1984 de George OrwellUn mundo feliz de Aldous Huxley) y muy violenta novela de Anthony Burgess publicada en 1962 y llevada al cine por Stanley Kubrick en 1971.

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Pablo Iglesias, durante su discurso. (EFE)

Aunque Iglesias es quien acusa a otros de totalitarios, una frase de su discurso demuestra que es él quien tiene esa manera de entender el poder: “La política es el arte de transformar la realidad, y consiste en encontrar el eslabón más importante de la cadena del poder, ese que asegura el control del conjunto de la cadena”. Demuestra que entiende la política como un modo de moldear la sociedad al gusto del gobernante, y no como la gestión de los asuntos públicos.

La inspiración en el Socialismo del Siglo XXI latinoamericano se ha evidenciado en las diversas referencias a la “oligarquía” y los “oligarcas”, al más puro estilo de los discursos de los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro, o el ecuatoriano Rafael Correo y el boliviano Evo Morales. Estas han sido cuatro ocasiones en las que ha acudido a este recurso:

“Hoy, en este debate, señorías, asistimos a la primera entrega del plan de las oligarquías, que temen y odian la posibilidad de un cambio político verdadero en España”.

“Ayer presentó usted”, dirigiéndose a Pedro Sánchez, “un pacto a la medida de las oligarquías, sin tan siquiera un mínimo disimulo gatopardiano”.

“Los mismos que le prohibieron pactar con nosotros querrán obligarle a tragar la segunda entrega del plan de las oligarquías, incluir al PP en el acuerdo”.

Deje usted de obedecer a los oligarcas, señor Sánchez, deje de escuchar los cantos de sirena que le llevan al naufragio”.

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