La Gatoteca

El coronavirus provoca en Madrid el cierre del primer café con gatos de España

Fachada de La Gatoteca.
Fachada de La Gatoteca.

El primer ‘cat café’ de España cierra sus puertas por la crisis del coronavirus. Los amantes de los gatos están de luto porque uno de sus locales favoritos va a finalizar su actividad.

Las medidas de seguridad por la crisis del Covid-19 ha provocado un descenso sin precedentes en el número de usuarios de esta iniciativa. Este proyecto, que comenzó su andadura en 2013, había comenzado en los meses de febrero y comienzos de marzo a encontrar su estabilidad económica pero el confinamiento y la posterior desescalada ha sido la puntilla.

Tras siete años de trabajo, la asociación que gestiona este establecimiento único en el país ha decidido poner en adopción a sus gatos y centrarse en otras actividades. El pasado 29 de agosto ha sido el último día de apertura de visitas a los felinos.

«Hemos podido sobrevivir gracias a todos vosotros durante el el confinamiento, muchísimas gracias por todo vuestro apoyo. Pero ahora estamos recibiendo muy pocas visitas y estamos muy lejos de siquiera cubrir los gastos, por lo cual, por responsabilidad con nuestros animales y con nosotros mismos y por hacer las cosas bien, tenemos que cerrar indefinidamente», han explicado en sus redes sociales.

A partir de ahora pretenden seguir con tareas como el cuidado de gatos a domicilio y colaborar con otras asociaciones y el centro especializado del Ayuntamiento de Madrid, entre otros asuntos.

«Con mucha tristeza y dolor en el corazón tenemos que decir adiós o por lo menos hasta luego. Quien esté interesado en adoptar todavía nos quedan bastantes gatos que están buscando un hogar», exponen para confesar que esta decisión es «un jarro de agua fría». En todo caso, subrayan que no queda otro remedio: «Creemos que las cosas hay que hacerlas bien, más aún cuando tienes animales a tu cargo. Aunque hay dolor en el corazoncito, lo obsesionarse con continuar por cabezonería nos puede llevar a una situación precaria. Por eso preferimos en vez de estar tristes y llorando, festejar todo lo que hemos conseguido en estos años: 450 gatos en adopción, ayudar a muchas personas a entender a su gato a través de cursos de asesoramiento o simplemente por teléfono, etc.».

Lamentan que prevén que la situación de la pandemia «no va a mejorar ni en tres meses, ni en un año y la responsabilidad nos lleva a decir que también hay que saber frenar, saber distanciarse y coger carrerilla». Agradecen los donativos durante la cuarentena pero sostienen que «no es justo el estar constantemente pidiendo cuando nosotros mismos estamos viendo que no llegamos ni siquiera a cubrir gastos y estamos muy lejos de ello. Esto no es una cuestión de que nos visiten 50 personas más, las señales que hay van mucho más allá y aunque nosotros hemos recortado los gastos, no es viable ahora mismo».

Por todo ello, los responsables del proyectos han decidido poner «punto y seguido» a su actividad «a la mexicana», esto es, con espíritu festivo. A partir de ahora trabajarán en encontrar hogar para la veintena de mininos que permanecían en el cat café y en vender todos las provisiones y mercancías del local ubicado en el madrileño barrio de Lavapiés. No obstante, apuntan que «parte de los útiles serán guardados para una posible reapertura en el futuro y otra será donada directamente a otras asociaciones».

Idea asiática

Este proyecto nace inspirado en los Neko café tan de moda en Japón. Se trata de la denominada ‘terapia del ronroneo’ para que los usuarios mientras toman un café, leen un libro o navegan por Internet tranquilamente disfruten de la presencia de gatos. No obstante, La Gatoteca destacaba que era más que un negocio hostelero, ya que los beneficios que se recaudaban iban dirigidos al cuidado de estos felinos que un día fueron abandonados.

Los cafés para gatos nacieron en Taiwan en 1998, posteriormente la moda se trasladó a Osaka en 2004, cuando se abre el primer Neko café. Finalmente, debido a la gran demanda de los nipones, ya hay más de cien locales de estas características abiertos actualmente en Japón.

Poco a poco esta moda llegó a Europa. Viena fue la primera ciudad europea en abrir un café para gatos, después en París se instaló ‘Le café des Chats’ y, en tercer lugar, en Madrid la Asociación Benéfica por el Rescate e Inserción de Gatos en Adopción (ABRIGA) puso en marcha esta iniciativa que ahora cierra de la mano de Eva Aznar. Se ubicaba en la calle Argumosa número 28.

Inicialmente había ocho gatos en el local pero posteriormente se llegó a superar la veintena. Muchos animales procedían de la asociación protectora ‘SOS Gatos Tomelloso’ (Ciudad Real) y otros fueron traídos por particulares que los han encontrado en la calle. Los felinos contaban con todas las condiciones sanitarias. Dos veterinarias velaban por garantizar que se encuentran en perfecto estado para poder convivir con el resto y relacionarse con los visitantes de esta ‘mansión gatuna’.

6 euros

Pasar media hora con ellos costaba 4 euros y una hora, 6. Incluso había bonos para aquellos que tengan claro que van a pasar más de una vez por este café. La primera consumición era gratuita y por el resto se paga la voluntad.

Era, en definitiva, todo un «Club del Gato» diseñado para los muchos amantes de estas criaturas de cuatro patas. Se adoptaba la idea de los países asiáticos añadiendo proyectos de protección animal, y una rama educacional dirigida a las personas, donde la sociedad pueda disfrutar de multitud de actividades relacionadas con estos felinos.

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