TIENE MÁS DE 40 AÑOS Y AMIANTO

Las comisarías de policía de Marlaska se caen a pedazos: se derrumba el techo en Torrejón de Ardoz

Un agente se salvó del derrumbe por segundos al notar que crujía

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El techo de un despacho de la comisaría de Policía Nacional en Torrejón de Ardoz (Madrid) se ha hundido por completo y por sorpresa esta semana. No hubo milagrosamente heridos. Un agente de la Brigada Local de Policía Científica que estaba trabajando se salvó por segundos. Notó que el techo crujía y tuvo el tiempo justo para levantarse de su mesa y salir corriendo.

Es el último ejemplo del estado en el que se encuentran muchas comisarías en España. Una denuncia reiterada ante el ministro Fernando Grande-Marlaska.

En el video grabado por los propios policías de la comisaría a los pocos segundos, se ve el estado en el que queda el despacho y la desgracia que podría haber ocurrido de no salir corriendo este agente. Una compañera exclama mientras ven los daños: «Por los pelos… ¡Te podría haber matado!».

Es tal la cantidad de escombros que caen del techo que el despacho queda inaccesible y él apenas puede recoger su mochila y su móvil. «¡Has vuelto a nacer!», le dice un compañero. «Madre mía… Es vergonzoso», señala otro.

Mientras la cámara sigue recorriendo el estado en el que ha quedado el lugar, se oye a otro policía lamentarse también: «Es lo que nos faltaba por ver… pero nada, que no se preocupen… sin comisaría nueva vamos bien».

No es la primera vez que esta comisaría, de hace 40 años, sufre un derrumbe similar. En la grabación se escucha que «ya se derrumbó otro techo también en la Científica».

El caso de la comisaría de Torrejón de Ardoz es especialmente sangrante. En el año 2008, el entonces alcalde de la ciudad, Pedro Rollán (PP) entendió la importancia de una nueva comisaría y cedió los terrenos de una parcela municipal para su construcción. Han pasado 12 años y ahí quedó la cosa. El cartel de 2008 que anuncia la construcción de la «nueva» comisaría sigue allí. Los años lo han convertido en gris, con sus letras quemadas por el sol apenas legibles.

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El cartel de hace 12 años anunciando una «nueva» comisaría en Torrejón

En abril de 2018, el entonces secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, visitó la parcela y anunció la construcción, por fin, del edificio, cuya inauguración -señaló- sería en 2021. Pero la moción de censura de junio de 2018, el cambio de titular en el Ministerio del Interior y la llegada de Fernando Grande-Marlaska dejaron, de nuevo, paralizada la obra.

«Doce años con un suelo regalado, que es lo más difícil y caro de conseguir y ni por esas han construido la comisaría», se quejan fuentes de Jupol. Las mismas fuentes se lamentan del abandono: «Cuando la economía va bien y hay dinero no lo aprovechan para estas cosas; luego, vienen las vacas flacas y tampoco se hacen». El caso es que ahí está la parcela vacía e inutilizada y una comisaría, mientras, vieja y con amianto, que se cae a pedazos y que ha podido esta semana provocar una desgracia.

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Estado del despacho derrumbado en la comisaría de Torrejón de Ardoz (Foto: JUPOL)

Techo de amianto

El sindicato Justicia Policial (Jupol) ha denunciado el estado «lamentable» en el que se encuentran las dependencias de Torrejón de Ardoz. Pero va más allá. Asegura que la techumbre derrumbada (que en el video se ve que es de uralita) contiene amianto, material de construcción habitual en aquellos años 80, pero ya prohibido por ser cancerígeno.

El amianto puede permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente como para ser un riesgo respiratorio. Hasta los años 80 se usó por su gran capacidad aislante y su bajo coste. Fue, a partir de entonces, cuando empezó a prohibirse parcialmente hasta su prohibición definitiva en 2001. Sin embargo, en numerosos edificios de la administración pública se ha tardado años en retirarlo o, simplemente, no se ha hecho, como es el caso de la comisaría de Torrejón, según Jupol.

El riesgo es considerable. Las personas que están expuestas al amianto por motivos laborales pueden desarrollar síntomas compatibles con cáncer incluso hasta 20 ó 30 años después de la exposición. El último caso conocido, de gran repercusión pública, ha sido en el Metro de Madrid.

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