Un concejal de Colau impulsa la expropiación y derribo de la parroquia de Santa María de Gracia

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Eloi Badia besa a Ada Colau el día de su toma de posesión. (Ayuntamiento de Barcelona)

Inaugurada en 1835, la parroquia de Santa María de Gracia puede estar viviendo su última Semana Santa. Así será si el concejal del histórico barrio barcelonés, Eloi Badia (de Barcelona en Comú), logra su objetivo en la votación que se celebrará el próximo 13 de abril en el consejo municipal del barrio.

Cuna de la rumba y centro neurálgico de la vida callejera de la ciudad, Gracia es un barrio cosmopolita lleno de comercios tradicionales y chic, mercados de toda la vida revitalizados y calles peatonales. La vida se hace en reuniones al aire libre, donde conviven familias tradicionales, comunidades extranjeras y una nueva generación de habitantes de ambiente moderno.

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Interior de Santa Mara de Gracia. (Arzobispado de Barcelona)

Los balcones están llenos de esteladas, y las tiendas. Carteles de activismo social y convocatorias de manifestaciones empapelan el barrio, los antisistema se han ido haciendo con la vida en común de las calles y ahora, en el consejo municipal, un discípulo de Ada Colau llama a desahuciar a la Iglesia de su templo.

Perseguidos por ser ‘kikos’

Se da la circunstancia de que la parroquia de Santa María de Gracia pertenece a la comunidad del Camino Neocatecumenal, una corriente de la Iglesia católica especialmente perseguida y criticada ideológicamente por los movimientos de la izquierda radical. Su fundador es Francisco Argüello, conocido como Kiko, y cuyo diminutivo sirve para llamar ‘kikos’ a los seguidores de este camino de formación en la fe.

Según la web GerminasGerminabit, la moción –a todas luces ilegal– de Eloi Badia ya ha recibido 19 apoyos y se ha elevado a votación en ese consejo municipal, que no es otra cosa que la versión barcelonesa de los «procesos participativos» que también impulsa Manuela Carmena en Madrid.

Para su debate y votación, la exposición de motivos acusa a la parroquia casi bicentenaria de ser un «equipamiento infrautilizado y anacrónico». Como alternativa de uso para el solar, Badia propone que se ceda su utilización a «la Escuela Patronat Domenech, que sufre una evidente falta de espacio». 

Con esta iniciativa, el consistorio de Ada Colau, antigua líder de las palataformas antidesahucio, muestra una insensibilidad manifiesta con la libertad religiosa y se erige en juez y parte de qué uso es conveniente o no en un espacio público. Aunque para ello tenga que desahuciar un templo que dinamiza un barrio entero.

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