Independentismo en Cataluña

Artur Mas rescata a Madí para hacerse con el control del nuevo partido de Puigdemont

David Madí fue fiel escudero de Artur Mas durante su mandato en la Generalitat

"Madí es un animal político pero es peligroso", afirma un antiguo alto cargo de CDC a OKDIARIO

Artur Mas
David Madí (a la izquierda) junto al ex presidente de la Generalitat Artur Mas (Foto: Efe).
Joan Guirado

Artur Mas dice que aún no tiene decidido si se afiliará a la Crida Nacional per la República, el partido que nacerá en unas semanas y en el que el PDeCAT pretende diluirse. Pero lo cierto es que no le hace falta tomar la decisión, su incorporación será natural. Entre otras cosas, porque detrás de la creación de la Crida está el propio Mas, en otro intento de blanqueo de Convergencia, rodeado de su fiel escudero que le llevó al Palau de la Generalitat y que abandonó la política poco antes que Artur Mas se abrazara a la CUP, David Madí, hasta hace un tiempo presidente del Consejo Asesor de Endesa en Cataluña y muy crítico con ese movimiento de la antigua CDC arrimándose a la CUP.

Varias fuentes consultadas por OKDIARIO confirman la alianza otra vez de los dos políticos, en un movimiento que hace temer a muchos. «Madí es un animal político», afirma un antiguo alto cargo de CDC «pero es peligroso», añade. Con Madí al lado, Mas se siente protegido frente a Carles Puigdemont, que ha dejado de ser domesticable, y por eso el ex líder de CDC, junto a Madí y Ferran Mascarell -los tres cerebros de la Crida- han impuesto al ex presidente de la ANC Jordi Sánchez, muy amigo de Mas, para dirigir el partido y ante su inminentemente inhabilitación por sentencia firme del Tribunal Supremo, la entronización de Elsa Artadi como candidata a presidir la Generalitat, mientras Sánchez dirige el partido desde prisión -o fuera de ella si Quim orra así lo desea- y Puigdemont se dedica en Europa a cuestiones europeas.

Precisamente este martes, pocas horas antes de la conferencia en la que el presidente de la Generalitat Quim Torra ha puesto todas las expectativas, Artur Mas ha viajado a Waterloo (Bélgica) para reunirse con Carles Puigdemont. Que la reunión se haya celebrado precisamente hoy, cuando hay 364 días más en el calendario y hace semanas que no se reúnen, no es casual. El expresidente Mas, que se retiró para facilitar la llegada de Puigdemont, que a su vez hizo el mismo movimiento para facilitar la llegada de Torra, quiere reivindicar que ellos aún están ahí, y que mientras algunos los dan por jubilados, tienen ganas e intención de continuar dando guerra y ocupar poder. Sobretodo en el caso de Mas, que dice no entra en sus planes volver a ser candidato a la presidencia de la Generalitat, pero al que no le disgustaría presidir la República.

Lo que cada vez parece más irrefutable es la disolución del PDeCAT en la Crida y, en consecuencia, la pérdida de identidad del partido heredero de Convergencia, que continúa inscrita en el registro de partidos pero que está apestada por los que en su día la dirigieron y sacaron gran provecho de ella. Mas y los suyos saben que la Crida es la última bala para blanquear casi treinta años de gobiernos de derechas en Cataluña, con varios casos de corrupción que han afectado directamente al partido. Y con ese blanqueo, básicamente, la voluntad y necesidad de continuar teniendo una ventana en la que asomar la cabeza cuando necesiten alardear de poder.

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