JxCAT en su última reunión: “No vamos a parar, sumamos el 50% de los votos y ellos están divididos”

JxCAT en su última reunión: “No vamos a parar, sumamos el 50% de los votos y ellos están divididos”
El candidato a presidente de la Generalitat por JxCat, Quim Torra (3i), aplaudido por los diputados de JxCat y ERC tras su intervención ante el pleno del Parlament, donde hoy se celebra la segunda sesión del debate de investidura (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

La última reunión de JxCAT ha servido para que los independentistas cierren filas y mantengan su posición de desafío al Estado de derecho: “No vamos a parar. Sumamos el 50% de los votos y ellos [PP, PSOE y C’s] están divididos”.

Esta es la idea principal extraída por los líderes separatistas en la última reunión del partido, en presencia de Quim Torra y tras conocer la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy de continuar con la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Conversaciones que se han realizado en el seno del partido que comanda en estos momentos la acción separatista y que demuestran que la estrategia del golpe no se va a frenar, por mucho que se exija a Torra que acepte eliminar algunos consejeros presos o fugados de su futuro Govern.

Torra piensa seguir adelante con el golpismo. Lo va a hacer por convicción propia, por el respaldo obvio de Carles Puigdemont y porque, con el cierre de filas de sus partidarios el plan está ya más que definido y decidido.

Las elecciones municipales están a un año vista. La sentencia del 1-O todavía a menos plazo: previsiblemente estará en la calle –si hace falta, con pieza separada para los presentes– entre octubre y el cierre de año. Y eso significa que Torra puede operar con un calendario de volver a intentar elecciones coincidiendo con la publicación de la sentencia y manteniendo, por lo tanto, la tensión separatista hasta las municipales, donde todos los partidos saben que la gran batalla se disputa por el control de Barcelona.
Por todo ello “no vamos a parar”, tal y como señalaba el propio Torra y respaldaba su gente.

Pero es más. Su argumento tiene una segunda parte de análisis. Y es que “nosotros estamos unidos y representamos al 50% de la población”, se destacó en esa reunión. “Y ellos están divididos entre federalistas [PSOE-PSC], autonomistas [PP] y defensores de un 155 más duro [C’s]”. Y esa “división”, según ellos, les permite una capacidad operativa adicional.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, con todos estos argumentos en la mano, ha empezado a actuar en consecuencia. Por eso ha enviado ya una carta al Gobierno exigiéndole que aclare qué «problemas jurídicos» ve en el decreto de nombramientos de los consellers del Govern. Y por eso Torra ha recordado que la toma de posesión de los consellers nombrados –entre ellos, Jordi Turull y Josep Rull, en prisión preventiva, además de Antoni ComínLluís Puig, huidos a Bélgica–, sigue en el guión. Porque se mantiene en el golpe y lo hará hasta el final.

Quim Torra, además, pretende explotar al máximo esta tensión. Por eso ha pedido a Pedro Sánchez que se disculpe por sus “insultos terribles”. Sánchez afirmó que al frente del gobierno de la Generalitat hay ahora un presidente “racista”. Un “Le Pen”. Y Torra le ha pedido que “se excuse”: “No soy racista”, ha subrayado el mismo president que llamo fascistas y bestias a los españoles.

Torra, sin embargo, si acepta hablar con el Gobierno. Pero en esta caso es así porque considera, dentro de su estrategia, que no debe prescindir de la imagen victimista. Un cartel que piensa seguir explotando a escala internacional. Y todo ello, porque la estrategia es la misma que con Puigdemont: la del golpe con apariencia de diálogo.

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