El rechazo de C’s a prestar un diputado al PP reduce el control sobre los independentistas

Jordi Sánchez
Xavier García Albiol junto a Inés Arrimadas y MIquel Iceta.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La negativa de Ciudadanos a prestar un diputado al PP, para que pueda constituirse como grupo propio en el Parlament, no solo ha provocado el enfado entre los ‘populares’, sino que conlleva importantes repercusiones para el control de un futuro gobierno independentista.

Según el reglamento, el mínimo para formar grupo parlamentario es de cinco diputados. El PP tiene cuatro, los mismos que la CUP, por lo que ambos partidos están ahora condenados a entenderse. Los de Rivera han propuesto que el partido se constituya en subgrupo, algo que los ‘populares’ entienden que ya les corresponde «por ley». Xavier García Albiol se reunió este mismo martes con Inés Arrimadas sin llegar a acuerdos y salió si cabe aún más enfadado del encuentro.

En el PP no encuentran razones para que la formación de Albert Rivera les niegue un diputado, a excepción, como ya apuntó el coordinador general Fernando Martínez-Maíllo, de la «arrogancia» y la incapacidad para gestionar su victoria en las elecciones del 21 de diciembre. Consideran así que la argucia es, simplemente, una táctica electoralista, para limitarles la capacidad de iniciativa. Aunque advierten de que, en consecuencia, la posibilidad de poner coto a la actividad de los secesionistas se verá muy resentida durante la legislatura que comienza.

El propio reglamento establece la posibilidad de crear subgrupos para ordenar el trabajo y los trámites parlamentarios. Estos «pueden ejercer las iniciativas legislativas y suscribir los procedimientos parlamentarios que puede presentar un grupo parlamentario» , pero con grandes restricciones. Sobre todo porque, como también indica la norma, «los subgrupos parlamentarios deben ponerse de acuerdo sobre el número de diputados en las comisiones y en las mesas que les corresponden, los tiempos de intervención y el número máximo de interpelaciones y de preguntas con respuesta oral que les corresponde sustanciar en cada sesión plenaria.

Si ese acuerdo no se produce, será la Mesa del Parlamento la encargada de «establecer la distribución».  A todos estos pactos deberá llegar el PP con los antisistema. Dos formaciones totalmente antagónicas.

El escenario es así claramente ventajoso para el independentismo. La presencia en las comisiones del Parlament, que tendrá que ser acordada, es importantísima para fiscalizar el día a día del Govern. Se trata de órganos que tratan materias diversas, como Territorio, Enseñanza, Interior o Asuntos Institucionales. La Comisión del Reglamento, por ejemplo, habría de decidir de una eventual reforma de la normativa sobre cuestiones ahora tan polémicas, como la investidura a distancia o el voto delegado.

La iniciativa en cada sesión plenaria también se vráe muy afectada. Los ‘populares’ tendrán que repartirse con los anticapitalistas las interpelaciones a los miembros del gobierno, un arma poderosa para la oposición ya que permite exigir explicaciones sobre «los motivos y  los propósitos del proceder del Gobierno en cuestiones de política general de competencia de alguno de sus departamentos», como indica el propio reglamento.

Las interpelaciones pueden dar lugar a una moción, un instrumento en el que se fuerza a la Cámara a manifestar su posición sobre un asunto concreto.

El no disponer de grupo propio también limita el número de preguntas que se podrán formular en cada pleno. Así, según la norma, cada grupo parlamentario puede formular, como mínimo, una pregunta al presidente de la Generalitat en cada sesión plenaria. Además, la Mesa, de acuerdo con la Junta de Portavoces, establecerá el número máximo de preguntas que pueden sustanciarse en cada sesión plenaria y su distribución proporcional entre los grupos parlamentarios. También en esto, y una vez más, el PP tendrá que repartirse con la CUP.

Ello puede llevar a que los anticapitalistas se vean tentados, en muchas ocasiones, y según las polémicas del momento, a entrar en conflicto con el PP, limitando su iniciativa según les convenga. De nuevo según el reglamento, tendrá que ser la Mesa-de mayoría independentista-la que actúe como ‘árbitro’.

Además, los ‘populares’ no podrán formar parte de la Diputación Permanente, el único órgano de representación del Parlament cuando la Cámara no está reunida-como en vacaciones o periodos intersesiones- o en caso de disolución o extinción del mandato, como el actual.

El no disponer de grupo propio tiene importantes repercusiones políticas, pero también, económicas. El Parlament lo penaliza con  una importante reducción de los ingresos. El partido solo recibirá ahora 10.000 euros mensuales y una subvención de 8.295 euros por cada uno de sus cuatro diputados. Cada año, el PP recibía 1.334.000 euros.

Desde Ciudadanos recuerdan que ellos mismos utilizaron esta figura del subgrupo hace unos años cuando se vieron abocados a compartir el Grupo Mixto con Solidaridad para la Independencia (SI), el partido del expresidente del Fútbol Club Barcelona Joan Laporta.

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