Movimiento estratégico que evidencia la rotura del bloque independentista

Golpe de Puigdemont a Junqueras: pone de su lado a ANC y Òmnium en Bruselas

Carles Puigemont
Carles Puigemont. (Foto: AFP)
Joan Guirado

La subasta del voto en el electorado independentista hace días que está en juego. Con el candidato de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, en Bruselas y el candidato de Esquerra Republicana de Catalunya, Oriol Junqueras, encarcelado en la prisión de Estremera (Madrid), los partidos buscan cualquier forma para diferenciarse del otro y atraer así el voto secesionista.

Sin posibilidad de participar físicamente en actos en Cataluña, ya que en cuanto pise territorio español será detenido por las autoridades judiciales, el equipo de Puigdemont se ha inventado un gran acto electoral este miércoles por la tarde, día de la Constitución, en Bruselas, junto con el expresidente Artur Mas.

La candidatura de Junts per Catalunya se aprovecha así de la movilización que han generado las dos grandes asociaciones independentistas, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium, que han desplazado a miles de personas a la capital comunitaria, para darse un baño de masas electoral vendiéndose como un presidente exiliado.

Rompe la imparcialidad de ANC y Òmnium

Con esta convocatoria, Puigdemont rompe la imparcialidad de la ANC y Òmnium Cultural, que nunca se han posicionado a favor de ninguna candidatura electoral, aprovechando su infraestructura y logística para reunir en un acto de su partido a un gran número de personas.

Cabe recordar que el propio expresidente catalán y el exconsejero de Cultura, Lluís Puig, se reunieron con la junta de Òmnium hace un par de semanas en Bruselas con el fin de coordinar la campaña. Con este movimiento, que permitirá a Carles Puigdemont participar en su primer acto electoral de forma presencial en el segundo día de campaña, Junts per Catalunya pretende arañar algunos votos y sobretodo, la foto de un gran apoyo ciudadano en un mitin a más de 1.000 kilómetros de distancia.

Un movimiento estratégico que evidencia la rotura del bloque independentista y el partidismo con el que se juega esta convocatoria electoral, y en un momento en el que la lista de Puigdemont está está remontando en las encuestas.

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